Un negocio con muchas pérdidas

| El gas natural era la solución de todos los problemas energéticos. Seis años después de aquella promesa, Ancap lleva invertidos 100 millones de dólares por un recurso escaso y que jamás consiguió concretarse. El gobierno quiere volver a intentarlo.

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MARCELA MORETTI

Por lo visto no es nada nuevo para Ancap. Contratos inútiles y pérdidas de varios millones de dólares de fondos públicos sobreviven a una decisión de política energética que en 2002 se festejó con discursos y saladitos y hoy se convirtió en un fiasco: el gas natural. Por ahora no da ningún beneficio y le cuesta al Estado casi cuatro millones de dólares al año.

Seis años después, aquel optimismo dejó paso a una realidad poco propicia para esa opción energética. El gas natural argentino llega en cuentagotas; de tres ductos disponibles, uno nunca funcionó y los otros dos están subutilizados; el más grande, el caño de 24 pulgadas de diámetro -instalado por Gasoducto Cruz del Sur tres metros por debajo del lecho del Río de la Plata-, trabaja al 3% o 4% de su capacidad total. Todo eso sepulta los beneficios para la matriz energética del país.

El problema es, básicamente, depender del escaso gas natural disponible en Argentina; la solución sería no depender más pero no parece tan sencillo.

"Como presidente de Ancap me duele firmar esos cheques", dijo Daniel Martínez a Qué Pasa, días antes de dejar ese cargo para convertirse en ministro de Industria, Energía y Minería.

Su firma era la que autorizaba el pago de 3,6 millones de dólares anuales que la petrolera estatal debe pagarle a Gasoducto Cruz del Sur, de la que además es socio, para cumplir con un contrato "firme" por el cual reservó capacidad para transportar 1,5 millones de metros cúbicos de gas natural por día durante 15 años. Firme quiere decir que Ancap lo tiene que pagar aunque no tenga todo ese gas para transportar. Eso es justamente lo que está pasando.

"En un buen día de invierno pasan 100.000 metros cúbicos", se lamenta Martínez. Quince veces menos de lo que se paga por ese contrato. Y eso es en un buen día.

A UTE le pasa más o menos lo mismo. El ente fue el otro "cargador fundacional" que firmó un contrato firme de reserva de 500.000 metros cúbicos diarios de la capacidad del gasoducto para traer el combustible que utilizaría en una planta de generación eléctrica de ciclo combinado -la tecnología que funciona con gas natural- y que nunca se construyó. Por ahora, el saldo es un millón de dólares por año a cambio de nada.

UTE y Ancap cumplen sus obligaciones con Gasoducto Cruz del Sur porque "acá se cumplen los contratos", según Martínez. Además, el consorcio que construyó el gasoducto no incumple su parte del acuerdo ya que se limita a reservar la capacidad de transporte del combustible.

El inconveniente es que en Argentina, que vive una crisis energética propia, no hay gas para comprar. Así, aunque el gas que se transporta es mucho menos, los contratos firmes con las dos empresas públicas se convirtieron en el principal ingreso de Gasoducto Cruz del Sur, que está muy lejos de recuperar su inversión de 180 millones de dólares.

Un mal negocio

"Hoy el negocio del gas natural es desastroso", afirma Martínez. El contrato firme no es el único costo para Ancap de una política con pésimos resultados. En total -dijo Martínez- la petrolera estatal aportó cerca de 100 millones de dólares para la llegada de un combustible que se promocionaba barato, limpio y abundante. Entre algunas de esas inversiones, Ancap es dueña del 20% de Gasoducto Cruz del Sur, junto con BG Group (40%), Pan American Energy (30%) y Wintershall (10%).

"Fue una inversión con tasa de retorno inexistente y lo peor es que hubo industriales uruguayos que hicieron sus inversiones para pasarse al gas natural y la realidad es que casi no les llega", agregó Martínez. Esa opción la tomaron Metzen y Sena, Fanapel, Gerdau Laisa, Paycueros, Paylanas y otras firmas más chicas que tienen contratos interrumpibles (lo contrario a "firmes", es decir revocables si una de las partes no cumple), y se quedan sin gas todo el tiempo. Ante esa situación varias de esas empresas volvieron a la leña, otras recurrieron al fuel oil o al gas licuado de petróleo.

UTE también tuvo más costos asociados al desarrollo del gas natural en el país. Según su gerente de Planificación de Inversiones y Medio Ambiente, Jorge Cabrera, una inversión inesperada se sumó cuando la empresa pública negociaba un contrato de compra de gas con dos de los socios de Gasoducto Cruz del Sur (Pan American Energy y Wintershall). Era 1999 y el consorcio ya había ganado la licitación del gobierno -el contrato se firmó en marzo- para hacer el gasoducto pero no había iniciado las obras, que estaban en duda porque tambaleaba una parte importante del negocio: la extensión del ducto a Brasil.

UTE estaba por hacer una central en Casablanca, cerca de la ciudad de Paysandú y recibió la propuesta de mudarla al sur del país y comprarle el gas en forma directa a Pan American Energy y Wintershall, los socios del Estado uruguayo. "Así comenzó una negociación brutal de un año y medio que incluía la instalación del ciclo combinado en la Central Batlle. UTE tenía una posición fuerte con la opción de decir: `me voy para Casablanca` donde tenía otro gasoducto", cuenta Cabrera.

Al final, el acuerdo se firmó en octubre de 2000 y UTE compró 1.750.000 metros cúbicos de gas por día, lo que equivalía al consumo de la proyectada central de ciclo combinado, aquella que primero se iba a hacer en Paysandú y después en Central Batlle. El contrato iba a comenzar a regir en 2003 cuando estuvieran listos el gasoducto y la planta de UTE, que se licitó más de una vez y nunca se construyó, hasta que se dejó de lado en 2004, cuando se consolidó la crisis del gas natural en Argentina y empezaron los cortes de suministro a Chile, Brasil y Uruguay.

El acuerdo, uno de los últimos permisos de exportación aprobados por la Secretaría de Energía de Argentina, está inutilizado en un cajón y UTE le está sacando el polvo para hacerlo valer en la estrategia oficial para resucitar al gas natural.

Cuando UTE todavía negociaba el contrato por los 1.750.000 metros cúbicos se encontró con una sorpresa de esas que le cuestan a las arcas del Estado. "No había forma de que llegara gas a Punta Lara (el extremo argentino del gasoducto) y hubo que construir el llamado `link`, un caño de 40 kilómetros, que unió Punta Lara con el anillo gasífero argentino. Eso no había sido solucionado en la licitación y sin eso no había forma de que el gas llegara a Uruguay, faltaba un pedazo", explica Cabrera. Por eso, UTE terminó pagando el 87,5% del link porque se proyectó con una capacidad de dos millones de metros cúbicos y el ente necesitaba transportar 1.750.000 metros cúbicos por día según el contrato de compra de gas. Esto implicó una inversión de otros 15 millones de dólares.

Además, UTE invirtió 10 millones de dólares para otra instalación que hoy es 100% inútil. Su apuesta inicial era la central de ciclo combinado en Paysandú y para eso se construyó el gasoducto de Casablanca, que nunca se inauguró y que hoy necesitaría reparaciones si se quisiera usar. "Debe estar corroído", estimó el actual ministro de Industria. Un gasoducto inútil, paralelo al de Ancap en Paysandú-Colón.

Si el panorama del gas natural ya parece oscuro, un estudio del ingeniero José Luis Pou, secretario ejecutivo de la Asociación de Grandes Consumidores de Energía Industrial, termina de pintarlo de negro. El Gasoducto Cruz del Sur está trayendo entre 200.000 y 250.000 metros cúbicos por día cuando tiene capacidad (operando a potencia máxima) para entre 15 y 18 millones diarios, el de Colón-Paysandú está transportando sólo 50.000 metros cúbicos por día cuando tiene capacidad para entre 300.000 y 500.000. El Casablanca está cerrado y nunca funcionó.

"Debido a la escasez de oferta de gas de Argentina (único proveedor actual) sólo un 10% de la infraestructura es utilizada en Uruguay", sentencia el informe presentado en 2007 ante legisladores uruguayos, argentinos y chilenos. "Y ahora es aún peor", acota Pou.

El nacimiento

Aunque la calificación de "desastroso" suene muy razonable para el estado actual del negocio del gas natural, todo era muy distinto el 29 de noviembre de 2002, cuando nació el gasoducto. El presidente era Jorge Batlle y el ministro de Industria era el colorado Pedro Bordaberry, que acababa de sustituir al actual senador nacionalista Sergio Abreu.

Frases del discurso de Bordaberry de ese día, como "la disponibilidad de este gas será una fuente indispensable para la generación de electricidad en el territorio nacional", no parecen demasiado premonitorias. Tampoco aquella de que "se cumplen con este gasoducto varios objetivos: la diversificación de las fuentes de abastecimiento energético del país, a los efectos de reducir los riesgos de aprovisionamiento; la reducción de los costos, tanto para la industria como para los usuarios menores; la mayor calidad de la fuente de energía con el beneficio ambiental que significa el gas natural". En medio de un clima festivo apoyaban con su presencia Batlle y el por entonces presidente argentino, Eduardo Duhalde. El uruguayo había inaugurado las obras en marzo de 2001 con Fernando de la Rúa.

Hace poco más de cinco años en la Chacra San José uruguayos y argentinos hablaban de la inversión de 180 millones de dólares, de un nuevo signo de integración entre dos países hermanos, de una historia en común que se proyectaba hacia el futuro, de las virtudes del gasoducto con un tramo subfluvial de 50 kilómetros y otro terrestre de 145 kilómetros, de 20 meses de trabajo sin accidentes laborales y de los millones de metros cúbicos que se transportarían todos los días. Todos los involucrados decían que en pocos años el gas natural se quedaría con el 20% o 30% de la matriz energética nacional. Todas expresiones de buenos deseos.

Nada que ver. Según el balance energético de 2006, elaborado por la Dirección Nacional de Energía, el gas natural significó apenas el 3% del abastecimiento energético. Y la situación no mejoró el año pasado. "El panorama del gas natural por gasoductos no se soluciona antes de siete o 10 años", estimó Daniel Martínez que como ministro de Industria va a tener que seguir lidiando con el tema.

"Quienes tomaron la decisión partían del supuesto equivocado de que había capacidad de acceso ilimitado al gas de Argentina y Bolivia. Se contaba incluso con otro gasoducto entre esos dos países que nunca se construyó. En ese escenario, los que tomaron la decisión se basaron en una premisa que parecía lógica aunque ya había analistas serios que decían lo contrario" afirma Martínez.

"Argentina pasó de ser un franco exportador de gas natural (le sobraba) a estar muy limitado y tener que importar gas desde Bolivia que es lo que pasa hoy", afirmó a Qué Pasa el vicepresidente de UTE, Pedro De Aurrecoechea.

"El déficit potencial de gas (en Argentina) apareció en marzo de 2004 como la primer señal de alarma con entidad suficiente como para cuestionar la viabilidad futura de un proceso de crecimiento sostenido. Sin embargo, la crisis de oferta de gas no ha sido sorpresiva si se tiene en cuenta que varias cámaras empresariales, expertos sectoriales y compañías del sector, habían advertido sobre su posible ocurrencia", dice un artículo del economista e ingeniero industrial de la Universidad de Buenos Aires, Eduardo Luis Fracchia, publicado por una revista del Instituto de Estudios Empresariales de Montevideo (IEEM) en junio de 2006.

En 2004 aquello del combustible abundante quedó en la nada y los contratos para las industrias empezaron a fallar. Hoy hay crisis de disponibilidad de gas natural argentino, que no es suficiente ni para el mercado interno, sigue y empeora.

Pero la situación se había complicado aún antes, en 2002, cuando Argentina decretó la pesificación (y la congelación de las tarifas) de la venta de gas natural para el mercado interno y la dolarización para el mercado externo, lo que incrementó los precios de exportación que Uruguay había negociado en pesos argentinos.

En un documento de trabajo del 15 de octubre de 2002, un mes antes de la inauguración del gasoducto, el entonces ministro de Industria, Sergio Abreu, planteaba el panorama de las negociaciones con Argentina a raíz del cambio en las reglas de juego. El documento dice que la medida adoptada en Argentina respecto al transporte de gas para exportación "implica serios perjuicios para la industria del gas en Uruguay, no se condice con los acuerdos presidenciales que posibilitaron el desarrollo de esta industria y es contrario a los acuerdos del Mercosur y el memorando de entendimiento" que "específicamente establece la no discriminación entre consumidores argentinos y uruguayos".

El documento señala otros perjuicios de la "dolarización y discriminación": "en Uruguay se ha producido una devaluación sino de la magnitud que la de Argentina, de todas formas muy importante, por lo que los precios en dólares resultan extremadamente elevados para el consumidor interno" y "el gas natural pierde totalmente competitividad frente a las fuentes competidoras en el mercado interno, lo cual, para una industria naciente, puede significar su muerte antes del desarrollo".

La estrategia era que Uruguay pagara en pesos argentinos. Lo único que se logró fue un arbitraje por un pago intermedio para los contratos vigentes en el momento. Hoy todo es en dólares.

Argentina nunca le cortó a Uruguay el suministro para abastecer al mercado residencial atendido por Gaseba en Montevideo y Conecta en el interior, dos empresas en las que hoy participa Petrobras. Eso sí, las tarifas jamás alcanzaron los niveles entusiastas previos a la llegada del gas natural, que hablaban de una reducción de hasta el 48% en el precio al consumidor y las previsiones de crecimiento de usuarios no se cumplieron.

En noviembre de 2001 Gaseba tenía 47.000 usuarios residenciales y estimaba que en 10 años, o sea en 2011, tendría 143.000. Pero en diciembre de 2007 tenía apenas 41.772 clientes de esta categoría (42.968 en total), menos que antes del gas natural, según las estadísticas publicadas por la Dirección Nacional de Energía en su página web. Por su parte, Conecta sólo tiene 3.375 clientes residenciales y 3.484 en total.

Tampoco se cumplieron ni los cálculos más pesimistas que hablaban de 50.000 coches funcionando a gas natural vehicular comprimido en el primer año del Gasoducto Cruz del Sur. Hubo varias firmas que presentaron proyectos para instalar estaciones de servicio pero hasta hoy no funciona ni una.

¿La resurrección?

El gas natural puede volver a ser la salvación de la matriz energética nacional. Parte de la inversión todavía se puede recuperar. La dependencia de Argentina es el siguiente obstáculo a sortear en una carrera como la que describió Bordaberry el día de la inauguración del Gasoducto Cruz del Sur: "desde la aftosa, la no concreción de la segunda etapa y la necesidad de firmar contratos que aseguraran la rentabilidad, hasta la abolladura del ducto; una cantidad de cosas se cruzaron en el camino, pero no pudieron con la construcción" .

El combustible aún es competitivo ante los derivados del petróleo que se encarecen todos los días con la cotización alcista del crudo y sigue siendo más beneficioso para el medio ambiente. También es abundante, pero no en Argentina. Por eso ahora la alternativa es una planta de regasificación, que permite importar el combustible de otros orígenes y traerlo en barco para procesarlo en el país y luego exportarlo o utilizarlo para generar energía para el mercado interno y para vender.

El informe de José Luis Pou sobre el futuro de la matriz energética plantea que sería una forma de tener energía eléctrica de base -o sea que se produce permanentemente y no cuando falla otra fuente como la hídrica- mediante ciclos combinados eficientes. Además, la planta de regasificación serviría para vender gas a Argentina, ya que el Gasoducto Cruz del Sur está preparado para funcionar en forma bidireccional y está conectado al anillo de Buenos Aires que tiene un consumo pico en invierno de 35 millones metros cúbicos por día. También se podría aprovechar la interconexión con el país vecino para venderle electricidad generada en Uruguay.

La conclusión es que "el gas natural como energético es una opción ya tomada en Uruguay y sólo debe diversificarse la oferta" porque "si no se sigue adelante existirán grandes costos hundidos; literalmente, porque el caño está allá abajo", ironizó Pou.

El gobierno va por ese camino y su socio es Argentina. "Ya está trabajando una comisión bilateral entre Enarsa (Energía Argentina SA) por un lado y UTE y Ancap por otro. Estamos viendo si el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) puede financiar el asesoramiento para decidir la ubicación, las condiciones de suministro y otras características del proyecto", dijo Daniel Martínez.

Para el ministro, Argentina es un socio fundamental. "A ellos en invierno le faltaron 15 millones de metros cúbicos de gas natural y aunque hagan dos plantas de regasificación propias les va a seguir faltando". Además el gasoducto está hecho y venderle a Argentina es una forma de aprovecharlo.

No es una solución rápida. En Chile, el país más perjudicado por el freno a las exportaciones argentinas, tienen previsto demorar cuatro años en la instalación de su primera planta de regasificación. Pou dice que hay opciones más rápidas y reconoce que es un proyecto caro, de más de 1.000 millones de dólares. La idea del gobierno es hacer un llamado a interesados y Pou dice que "para negocios buenos sobra plata en el mundo".

Mientras tanto, la demanda de energía está en expansión: creció 8,4% en 2007, y es necesario incrementar la oferta rápido. "Lo importante es la energía al firme; que cuando haya baja hidraulicidad, que le da al país la ausencia de lluvias, tengamos una fuente alternativa al firme para evitar una crisis de carácter energético", decía Abreu antes de la inauguración del Gasoducto Cruz del Sur. Seguimos en la misma.

UTE cree tener un as bajo la manga. Invirtió menos de 10 millones de dólares en un gasoducto que se está construyendo entre ruta 1 y Punta del Tigre y que se inaugura en un mes. Con esto en marcha saca del cajón aquel contrato de 1.750.000 metros cúbicos que negoció con Pan American Energy y Wintershall para usarlo de "paraguas" y negociar un nuevo acuerdo de compra de gas natural, ya que el viejo es inviable en las condiciones actuales. Entre otras cosas porque Argentina no puede cumplir.

"Argentina no es la fuente de todos nuestros males, tenemos una buena relación. Si bien nos bajó los contratos, nos ha vendido electricidad por encima de los 150MW cuando ha podido. El apoyo de Argentina y también de Brasil fue fundamental en 2004, 2005 y 2006, antes de Punta Tigre", dijo Cabrera.

Y recordó una parte de la historia del desarrollo del gas natural de la década de 1990 cuando todavía "éramos amigos de (Jorge) Busti", el gobernador de Entre Ríos y principal opositor a Botnia. Busti había privatizado la empresa eléctrica de su provincia y tenía dinero para un gasoducto chico. UTE se sumó al proyecto y construyó el gasoducto Casablanca. Sí, terminó bloqueado, como se solucionan, últimamente los problemas binacionales.

¿Qué es?

El gas natural es la fuente de energía fósil de mayor desarrollo en las últimas décadas y la segunda energía consumida en el mundo, después del petróleo.

A pesar de ser una fuente no renovable, las reservas probadas en el mundo son muy numerosas, y aumentan a medida que se desarrollan nuevas técnicas de exploración y explotación, según información disponible en la página web de la Dirección Nacional de Energía.

Desde el punto de vista ambiental, posee una ventaja frente a otros combustibles fósiles, como el petróleo o el carbón, debido a que las emisiones de dióxido de azufre son ínfimas y los niveles de óxido nitroso y dióxido de carbono son menores.

El gas natural procede de la descomposición de los sedimentos de materia orgánica atrapada entre estratos rocosos, y es una mezcla de hidrocarburos ligeros compuesta principalmente por metano, etano, propano, butanos y pentanos, cuya proporción varía en los diferentes yacimientos.

Luego de extraído, el gas natural normalmente es procesado, ya sea para separar los hidrocarburos más pesados, de mayor valor en el mercado (líquidos del gas natural), como también para obtener un gas dentro de ciertas especificaciones para su transporte y consumo. Puede ser transportado de distintas maneras: gasoducto, comprimido a presiones de 200 bar para combustible para autos y en barcos metaneros.

El transporte por mar requiere la instalación de plantas de licuefacción y regasificación cercanas a los puertos de salida y recepción. El gas natural líquido es almacenado y transportado en forma líquida, a la presión normal de la atmósfera pero enfriado a una temperatura de menos 160 grados centígrados. Eso reduce su volumen y hace rentable almacenarlo y transportarlo por mar.

Energía regional

La cumbre del gas que se llevó a cabo el 23 de febrero entre Brasil, Boliva y Argentina no sirvió para alcanzar un acuerdo energético. La presidenta Cristina Kirchner recibió muy sonriente a sus pares Luiz Inacio Lula da Silva y Evo Morales pero no pudieron encontrar una solución para garantizar el suficiente suministro de gas natural y alejar el peligro de faltante en Argentina en el próximo invierno, según la crónica de La Nación. Y es un hecho que si le falta a Argentina, le falta a Uruguay.

Argentina hizo una oferta módica, pero fue rechazada. Según La Nación, Cristina Kirchner pidió que Brasil le cediera un millón de metros cúbicos de gas por día de los 30 millones que importa ese país de Bolivia, para garantizar el abastecimiento de la demanda interna en el invierno. "Gas no", dijo Lula da Silva. Sólo ofreció exportar 200 megavatios de energía eléctrica por hora, lo cual equivale a aquel millón de metros cúbicos de gas en el potencial energético. Y Evo Morales reiteró que no puede aumentar el suministro a Brasil y a Argentina por falta de inversiones para extraer gas. Como única alternativa, había propuesto que estos países se lo redistribuyeran. Y Brasil no aceptó.

La lógica con los países grandes como Brasil siempre es la misma, te ayudan cuando les sirve y sino ni se inmutan, coincidieron en señalar el ingeniero José Luis Pou, secretario ejecutivo de la Asociación de Grandes Consumidores de Energía Eléctrica, y el ex ministro de Industria y actual senador, Sergio Abreu.

Bueno pero caro

En 2007 el Directorio de UTE adjudicó a privados la autorización para generar energía eólica y con biomasa a privados en otro intento por diversificar la matriz energética del país. Se adjudicaron 36,5 MW en una licitación que consistía en ofertar a privados la producción de 20 MW en biomada, 20 MW en eólica y 20 MW en microturbinas. En la última opción

En biomasa se otorgó el permisos a Galofer SA, de la arrocera Saman en Treinta y Tres para producir 10 MW con cáscara de arroz y a Velcemar SA para 9,9 MW y a Fenirol SA por 10 MW, en Rivera y Tacuarembó, para producir con residuos forestales. En energía eólica se autorizó por un total de 6,5 MW, dividido en 4,5 MW a Nuevo Manantial y 2 MW a Amplin.

Los precios máximos contratados alcanzaron los 90 dólares el MW, lo que puede convertirse en un subsidio ya que se "asegura" la compra de energía aunque existan posibilidades de obtener energía a menor precio.

El año pasado el costo de la energía hidráulica era de 30 dólares el MW, igual que el de la importación de electricidad argentina. El parque térmico de UTE (Central Batlle, Punta del Tigre y Tablada) tenían precios que oscilaban entre 70 dólares el MW en Central Batlle a 168 en La Tablada, por lo que el costo medio térmico de UTE era de 92 dólares el MW.

Fernando González, de Metzen y Sena: "Poco feliz"

-¿Cómo fue el pasaje de Metzen y Sena al gas natural?

-Esta empresa fue la primera del país en recibir este suministro, somos pioneros en esto, así que tenemos una larga experiencia en el tema. Nuestro proyecto en 1997 porque hubo un importante cambio tecnológico en la producción y como ya se hablaba de la posible llegada de un gasoducto adaptamos todo para poder utilizar ese combusible en un futuro. Empezamos trabajando con gas licuado de petróleo (GLP o supergás) y lo procesábamos en una planta que lo convertía en aire propanado, con propiedades similares al gas natural.

-¿Cuándo empezaron a consumir gas y cuándo aparecieron los problemas de abastecimiento?

-Se inauguró el gasoducto y en diciembre de 2002 empezamos a consumir gas natural. El desconocimiento de parte de los proveedores del combustible de la situación futura nos hizo incurrir en una inversión poco feliz.

-¿Cuáles son las condiciones de suministro?

-Al principio cuando firmamos los primeros contratos se hablaba de 15 días de corte al año y lo aceptamos. En 2003 más o menos se cumplió con esos parámetros. Ya en 2004 Argentina se recuperó de la crisis y los niveles de consumo interno aumentaron. Ese año los cortes proyectados aumentaron a dos o tres meses al año. Hoy en día tenemos grandes restricciones entre el 1° de mayo y el 30 de setiembre, en el invierno, pero incluso hemos tenido cortes en primavera y verano.

-¿Hubiera sido distinto con contratos firmes que aseguran el abastecimiento?

-Las industrias nos inclinamos por el contrato interrumpible porque era más económico y se hablaba sólo de 15 días de cortes. Los contratos firmes aseguran el suministro, pero las diferencias de costos eran muy grandes. Después, cuando empezaron los cortes más seguidos, nos quisimos pasar a un contrato firme pero ya era tarde. Argentina no los firmaba más argumentando que no tiene el gas para asegurar la oferta. Hubiéramos tenido más chances de tener que hoy, pero ya hemos llegado al extremo que se cortan los contratos firmes. Argentina cuando tiene problemas lo primero que hace es cortar la exportación, básicamente Chile y Uruguay, y se empieza por la industria y los contratos interrumpibles. Es una situación muy compleja y Uruguay no está preparado para otra crisis. No va a ser muy diferente del invierno pasado, con fuertes restricciones.

-¿Y cuál es la situación de Metzen y Sena, cómo va a enfrentar los cortes?

-Cuando ingresó el gas natural al país Ancap eliminó un beneficio que tenían los grandes consumidores de fuel oil, que era un descuento del 11%. No tenía sentido porque los grandes consumidores se pasaban al gas. Ahora volvimos a ser grandes consumidores pero no hemos logrado que ANCAP de marcha atrás. Nosotros en verano tenemos un consumo mensual de 300.000 dólares y en invierno el doble. Para el 70% de nuestro consumo la alternativa es el GLP y para el resto podemos usar fuel oil.

-¿Cuánto más barato es el gas natural que el GLP?

-El GLP sale casi el triple. A pesar de que el precio del gas natural subió mucho: a fines de 2003 tenía un costo de seis o siete centavos el metro cúbico y hoy sale 30 centavos. De todas formas, en el equivalente al metro cúbico, el fuel oil sale 60 centavos y el GLP 50.

Los socios

Afines de enero Pan American Energy, uno de los socios propietarios de Gasoducto Cruz del Sur, se comprometió con la presidenta argentina, Cristina Fernández, a invertir 1.000 millones dólares este año para el desarrollo y la exploración de petróleo y gas, según informó La Nación. Cristina Fernández recibió en la Casa Rosada a Carlos Bulgheroni, presidente de Bridas, la firma argentina que tiene el 40% de la empresa en sociedad con British Petroleum, que tiene el 60%. La reunión se concretó días después de una buena noticia que Pan American Energy dio a conocer: el descubrimiento de reservas en las regiones norte y centro del yacimiento Cerro Dragón, en Chubut, por unos 100 millones de barriles de petróleo equivalente.

El hallazgo es significativo si se tiene en cuenta que la producción de petróleo desciende en la Argentina, de manera ininterrumpida, desde 1998. La magnitud de las reservas probables encontradas equivale al 10% de Loma La Lata, el yacimiento más grande del país, y supondría un incremento de 4% en las reservas de todo el país. Fue el mejor hallazgo de la compañía en los últimos 15 años.

Pan American es hoy la compañía petrolera de mejor relación con el gobierno argentino. La concesión en Cerro Dragón -el área más productiva del país- fue extendida el año pasado hasta 2027, con opción a 20 años más, tras una negociación entre la firma y el gobierno de la provincia de Chubut. El convenio fue muy criticado por sectores de la oposición y por el ex gobernador santacruceño Sergio Acevedo, que juzgaron excesivo el plazo. La petrolera se comprometía, según el acuerdo, a incrementar la inversión.

El ex senador radical Hipólito Solari Yrigoyen, uno de los juristas argentinos que presentó un recurso de amparo para pedir la nulidad del acuerdo con la petrolera Pan American Energy, calificó de "lesivo y lleno de mentiras" el contrato.

El acuerdo cuestionado provocó que actores sociales de Santa Cruz marchen por las calles de Río Gallegos para expresar su rechazo.

Pan American es una compañía de petróleo, gas y energía con presencia en todo el Cono Sur y una de las líderes en Argentina, por el nivel de sus reservas y su producción diaria de hidrocarburos. En Gasoducto Cruz del Sur tiene el 30% de las acciones, 10% menos que el grupo principal, British Gas (BG) Group con el 40%.

BG es una de las mayores empresas de gas a nivel mundial, con más de 240.000 km de redes de distribución y 18 millones de usuarios, y es el operador técnico del gasoducto entre Argentina y Uruguay. Opera en diversos países: Argentina, Bolivia, Brasil, Egipto, Estados Unidos, Filipinas, India, Italia, Kazakhstán, Reino Unido, Trinidad y Tobago, Uruguay.

Con el 10% de las acciones, Wintershall Energía S.A. es el socio minoritario en Gasoducto Cruz del Sur y opera en la exploración, producción, comercialización y transporte de hidrocarburos (principalmente gas natural) en Argentina, donde ha estado presente por más de 20 años, y en otros países vecinos. La empresa es subsidiaria de Wintershall AG, Alemania (filial del grupo BASF), operando en 15 países.

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