Ruptura de códigos, una identidad que ya no identifica

Caducidad del Culto a la Apariencia: El bicentenario nos encuentra en un tiempo de ruptura de códigos que explicaron una identidad que ya no nos identifica más. Me refiero a aquella por la cual alguien era convertido en un Referente con Mayúscula sin importar su vida privada. Cualquiera -de sexo masculino según la norma- podía vivir escindido en una doble o triple moralidad más o menos difundida, y aún así su oratoria, su porte y sus títulos alcanzaban como sólido argumento para encumbrarlo, incluso hasta la Presidencia de la República. Eso ya fue.

Dios: Es un asunto serio pero solamente cuando algo importa mucho por alguna razón en particular. Por ejemplo en horas de desesperación (por accidentes y enfermedades), o para figurar (léase Bautismos y Casamientos), o como cálculo estratégico (cuando hace falta demostrar filiación religiosa para conseguir un puesto o lograr una beca en alguna institución de la Iglesia).

Laicismo: La Laicidad es algo que nos distinguió pero lamentablemente ese valor devino en ideología: el Laicismo. Si hoy viviera José Pedro Varela y escuchara a lo que se le llama "laicidad", es seguro que de tan enojado terminaba afeitándose.

Emblemas: Las tortas fritas los días de lluvia, el candombe siempre y el mate como perenne excusa para el encuentro;

Transfiguración de un ícono: El Policía era sinónimo de seguridad. "Cualquier cosa que pase acercate al policía, m`hijo" me decían de niño. Ahora, madres y padres instruyen con cautela a sus pequeños para que también se cuiden de los policías.

Diminutivos como vehiculizadores de la culpa: Hay varios, pero el ejemplo por antonomasia es el seguir llamando a casa en un balneario, "la casita".

Curiosidad: Merecería un estudio interdisciplinario a nivel de la UdelaR, el análisis de la naturalidad increíble con la que asumimos que desde la Navidad de un año hasta el lunes después del Domingo de Pascua del siguiente casi todo puede esperar, aunque estemos hablando de la cuarta parte de un año.

RODOLFO MÍGUEZ

Edad: 50. Es pastor metodista.

Ciudad: Montevideo

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