Eduardo González
Las aguas color esmeralda de La Paloma, donde este verano se bañaron decenas de miles de turistas, seducen también a los empresarios marítimos, tanto por el excepcional calado de su bahía como por la riqueza de sus especies marinas.
Esta tensión entre su vocación turística y su potencial como centro portuario y pesquero, dos destinos no siempre fáciles de compatibilizar, vuelve a agitar las aguas del balneario rochense.
La apertura de una licitación que podría conceder por 50 años el puerto a Puerto Graneles, una sociedad de capitales mayoritariamente chilenos, para la instalación de una terminal granelera ha desatado un verdadero temporal. Vecinos, empresarios y autoridades temen que esta perjudique al turismo o al medio ambiente y critican lo que perciben como la concesión de un área estratégica "a cambio de nada".
El proyecto, que consiste en una planta de acopio de troncos, transformación de los mismos en chips (astillas) y una cinta transportadora para cargarlos en barcos de gran tamaño, es la culminación de un proceso de creciente presencia trasandina en Rocha.
Primero fue el interés por el caracol negro: estos moluscos, pescados en aguas atlánticas y llegados al puerto de La Paloma, comenzaron a ser trasladados hasta Chile para ser envasados y comercializados desde allí en el mercado asiático, a interesantes valores.
Luego, otros inversores chilenos fueron ingresando en los campos rochenses a través de actividades forestales. Hoy cuentan con más de 20.000 hectáreas de eucaliptus plantadas en el departamento. Se estima que en todo el país, las hectáreas forestadas en manos de chilenos son unas 130.000.
El año pasado, nuevos capitales procedentes de Chile se interesaron por la pesca en Rocha, instalándose en el edificio de la antigua planta de Astra Pesquerías Uruguayas, frente al puerto de La Paloma, para desarrollar un proyecto cuya finalidad principal es el procesamiento de la anchoíta.
La representación diplomática uruguaya en Chile, encabezada por el embajador de origen rochense Alejandro Lorenzo y Losada, menciona estos emprendimientos en el último boletín informativo de su página de internet, en el que enumera los logros de la política de captación de inversiones trasandinas.
En la actualidad "se construye en La Paloma —Rocha— una planta pesquera con una inversión de 30 millones de dólares", afirma el boletín. "Se encuentra en la última etapa de estudio y trámite la instalación en el puerto de La Paloma, Rocha, de un terminal ‘chipero’ con una inversión de aproximadamente 12 millones de dólares". (Finalmente, la inversión proyectada en la propuesta presentada en la licitación fue de unos 30 millones).
El proyecto
La idea de crear en La Paloma una terminal de carga destinada principalmente a la salida de madera ya tiene sus años. Las plantaciones de eucaliptus en el este del país generaron la necesidad de exportar la producción al más bajo costo posible, y el abaratamiento a través del flete marítimo constituye una de las principales ecuaciones del negocio maderero.
Desde el punto de vista de los exportadores, el puerto de La Paloma es una elección obvia, tanto por su profundidad —que le permite ser utilizado por buques de gran tamaño como los graneleros—como por su ubicación.
Alberto Rodríguez, portavoz de Puerto Graneles, señaló que en el momento de elaborar el proyecto se recorrieron diversos puntos de la costa, y se consideraron opciones como José Ignacio (en Maldonado), La Pedrera y Atlántica, un balneario cercano a Punta del Diablo. Se llegó a la conclusión de que La Paloma era el que mejores condiciones ofrecía, tanto por su profundidad como por su infraestructura vial y energética.
Tiene condiciones para que recalen allí buques de hasta 100.000 toneladas y se encuentra en un punto cercano a los grandes centros de producción. Eso le permitiría convertirse en eje neurálgico del corredor bi-oceánico entre San Pablo y Santiago, proporcionándole a Chile una estratégica salida al Atlántico y sirviendo además como potencial boca de salida para diversas provincias argentinas.
Según el teniente de navío Pablo Scaffo, experto en actividades marítimas, la profundidad del puerto de La Paloma es un producto diferencial en la región. "Es el verdadero tesoro del que dispone el Uruguay aquí", afirmó. "Tiene entre 15 y 16 metros de profundidad a dos millas de la costa, y con un canal de tan solo tres kilómetros se accede a los grandes calados".
En comparación, el puerto de Montevideo tiene 11 metros de profundidad, con un canal de 10 kilómetros, y Buenos Aires, con 10 metros de calado, tiene necesidad de un canal de 180 kilómetros, con dragados y costos millonarios.
Con todo esto en mente, y aprovechando las condiciones creadas por la ley de reactivación económica aprobada en setiembre de 2002, que habilita la presentación de propuestas por parte de privados, Puerto Graneles, integrado por capitales chilenos y, en menor medida, uruguayos, solicitó la concesión del puerto de La Paloma por 50 años.
Esta concesión no implicaría el pago de ningún tipo de canon por parte de la empresa al Estado, el que, como contrapartida, se reserva la posibilidad de suspender unilateralmente el acuerdo en cualquier momento por razones "de interés público", pagando una indemnización por concepto de inversiones realizadas y no amortizadas.
El proyecto comprende la instalación de un muelle a 1.300 metros de la costa de La Paloma para que allí puedan atracar los buques graneleros de gran calado. Hasta ese muelle llegará, desde la costa, una cinta transportadora sostenida en pilotes apoyados sobre el lecho del océano, por donde circulará la madera —o, eventualmente, cualquier otro producto exportado a granel— que se cargará en los barcos.
Esta cinta, de unos dos metros de ancho, insumirá la mayor parte de la inversión, unos 15 millones de dólares, aseguró Rodríguez.
En el puerto, mientras tanto, se instalaría una planta de almacenamiento y acondicionamiento de troncos. Según Scaffo, que conoce de cerca el proyecto, esto implica la construcción de una gran plancha de hormigón de 50.000 metros cuadrados, capaz de albergar hasta 60.000 toneladas de madera.
Desde allí, los troncos caerán en una chipeadora instalada en un gran galpón, que deberá estar especialmente acondicionado para evitar el fuerte ruido. El disco de la chipeadora puede tener hasta 12 cuchillas girando a 6.000 revoluciones por minuto, para de esta forma trozar rápidamente los rolos de eucaliptus que vayan cayendo.
Las astillas resultantes de este procedimiento pasarán a una tolva, desde donde ingresarán a la cinta transportadora cuando vayan a ser cargadas en los barcos. La proyección de carga es de unas 700.000 toneladas anuales, destinadas en su mayoría a Japón. El precio actual de los chips es de unos 30 dólares por tonelada, por lo que las exportaciones anuales podrían rondar los 21 millones.
Se estima que el proyecto generaría unos 40 puestos de trabajo en forma directa y otros 110 indirectos.
Visiones contrapuestas
La posibilidad de que el puerto de La Paloma sea concedido por un plazo de medio siglo a Puerto Graneles provocó fuertes protestas de vecinos, empresarios turísticos y autoridades rochenses, quienes reclaman que la terminal granelera sea instalada en otro lugar del departamento, y no en su principal balneario.
"Desde el punto de vista socioeconómico, el proyecto impactará en forma directa sobre el actual modelo de desarrollo, sustentado básicamente por el turismo, la inversión inmobiliaria y la pesca", afirmó el ingeniero Wilson Riet Correa, experto en temas ambientales y hermano del intendente Irineu Riet Correa.
"La profundidad de las aguas se aproxima en grado sumo a la de la costa de José Ignacio, pero a nadie se le ocurriría realizar la terminal de tipo chipero en ese importante balneario. La Paloma merece el mismo trato", agregó.
Por su parte, habitantes de La Paloma han organizado marchas y una recolección de firmas —llevan reunidas más de 4.000— para manifestar su oposición al proyecto.
En la madrugada del 13 febrero, sus protestas llegaron hasta las puertas de la Junta Departamental rochense, donde cayó una lluvia de monedas sobre el auto oficial del ministro de Transporte y Obras Públicas, Lucio Cáceres, que acababa de exponer el proyecto ante los ediles.
Según Cáceres, la terminal granelera "es la semilla" del desarrollo portuario de La Paloma, y podría poner al puerto "en el itinerario naviero mundial".
"Si la empresa empieza a mover más de un millón de toneladas, comienza a ser relevante y se convierte en un proyecto estratégico", afirmó. También aseguró que puertos como el de Palm Beach, en Estados Unidos, o el de Cozumel, en México, demuestran que esta actividad puede coexistir con el turismo.
"En el mundo, los puertos conviven con las ciudades y no hay dificultades para la actividad turística", concluyó.
Lo mismo aseguró Rodríguez, quien consideró que la instalación de la terminal granelera "no aborta de ninguna manera la realización de un puerto convencional" como el que defiende el intendente Riet Correa como alternativa al proyecto y "tampoco significará que los turistas dejen de ir a La Paloma". Además —agregó el portavoz de Puerto Graneles— la terminal "prácticamente no se verá" desde el balneario La Aguada.
Con respecto al no pago de canon por parte de la empresa, Rodríguez lo justificó alegando que esta asume "a su propio y puro riesgo" una inversión millonaria.
La apertura de la licitación estaba prevista para el 16 de febrero, pero ante los reclamos, y a pedido expreso del Parlamento, Cáceres accedió a diferirla hasta el 1º de marzo. Ese día, tal como se esperaba, la oferta de Puerto Graneles fue la única presentada. Ahora se estima que el resultado de la licitación podría estar pronto a comienzos de abril.
Paralelamente, trascendió que mediante un decreto del 11 de febrero —el mismo día en que el Parlamento solicitó la prórroga de la licitación— el Poder Ejecutivo amplió la extensión del área del puerto de La Paloma, cuya superficie terrestre pasó de 27 a 35 hectáreas, y el espejo de agua de 78 a 170.
Dicha ampliación del área sujeta a concesión, ubicada en el corazón del balneario, no fue informada a la Junta Departamental por Cáceres, a quien el intendente Riet Correa acusó de escasa disposición al diálogo.
"Encontramos menos dificultades en el diálogo con el representante de Puerto Graneles, que con el ministro Cáceres", se quejó el jefe comunal, quien afirmó que la propia empresa había planteado en su momento lugares alternativos para la instalación de la terminal granelera, como la zona frente a la laguna de Rocha o El Palenque, cerca de La Pedrera.
Mientras se espera al resultado de la licitación, tanto la intendencia como la Coordinadora de vecinos de La Paloma preparan acciones judiciales para frenar el proyecto.
Los vecinos prefirieron no revelar su estrategia legal, mientras que la comuna prepara un recurso ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo alegando un conflicto entre el gobierno nacional y el local, ya que algunas de las tierras en el área portuaria pertenecen a la intendencia.
Otras voces
Incluso el propio presidente Jorge Batlle ha intervenido en la polémica sobre la terminal granelera, criticando a sus detractores. "Dicen que eso va a traer ruidos, va a traer ratones... La Intendencia de Montevideo ha aceptado que en Peñarol haya una planta de lo mismo y no trae ratones y no trae nada", afirmó.
"Hay gente que se queja, que los dos meses de verano los camiones no van a dejar entrar a la gente, o sea, el Uruguay despliega mucha veces una tremenda energía inútil para impedir que las cosas se hagan", concluyó el presidente.
Mientras tanto, los habitantes de La Paloma movilizados contra el proyecto critican su conveniencia económica, sus eventuales efectos nocivos para el medio ambiente, y los perjuicios que según estiman causará a la industria turística.
Liliana Acosta, representante de la Coordinadora de vecinos del balneario, consideró que la concesión implica una pérdida de soberanía. "Se concretaría una concesión por 50 años —la mayor en la historia de nuestro país— a cambio de nada, ofreciendo un área de condición estratégica para el Uruguay, en donde se ha ido formando uno de los balnearios oceánicos de mayor consideración en la región", afirmó.
También señaló lo que considera una contradicción entre los ministerios de Transporte y Turismo. "Cáceres apoya los intereses forestales y el ministro de Turismo, Pedro Bordaberry, apuesta al Uruguay natural, desnudando la clara falta de una política de Estado", aseguró.
Por su parte, un empresario del turismo instalado en el balneario La Aguada, que solicitó no ser identificado, dijo que considera la posibilidad de entablar un juicio millonario al Estado, ante lo que define como un cambio en las reglas de juego.
La creación de la terminal granelera, estimó, afectaría seriamente su emprendimiento, un complejo de cabañas declarado de interés nacional. "A los pocos años, nos cambian el rumbo, creo que se nos hace un serio daño y perjuicio", aseguró.
Mientras tanto, el meteorólogo Juan Carlos Corona, especialista en gestión ambiental e integrante del centro de Estudios para el Desarrollo Ambiental y la Calidad, recordó que la costa de Rocha es "un área de reserva de biósfera de la Unesco, un centro mundial protegido, declarado de interés para la humanidad".
Según Corona, en el proyecto de Puerto Graneles "no hay medidas preventivas en caso de un accidente, acerca de quién corre con la responsabilidad. Si hay un derrame de combustible, ¿quién se hace cargo?"
También consideró que "el vertido accidental del producto elaborado —chips de madera— si hay un volcado desde la cinta, contaminará la cadena de playas. Puede haber daños a terceros, operadores turísticos y cientos de propietarios que alquilan sus casas. El viento puede producir una eventual dispersión del material hacia el centro urbano, lo que además podría provocar problemas en alérgicos o asmáticos".
Si bien admite que el impacto paisajístico del proyecto "es opinable", Rodríguez aseguró que la instalación de un puerto de aguas profundas "quizá causaría efectos más severos".
"Estamos dispuestos a cumplir todos los requisitos necesarios, puesto que valoramos el bien turístico que significa la ciudad de La Paloma", agregó.
Entre los habitantes del balneario, también hay quienes están a favor de la terminal granelera, aunque estos son más reacios a expresar en voz alta su posición.
"Es cierto, quieren entregar el puerto a cambio de nada, pero aquí muy poca gente se ha preocupado por hacer algo", afirmó un habitante del balneario que no quiso decir su nombre para no enemistarse con sus vecinos. "Los operadores turísticos reclaman y reclaman, pero si se les dice que es necesario invertir en promoción, no aparecen".
Por su parte, Fernando Buracó, un transportista de 33 años que traslada pescado desde La Paloma hasta Montevideo, afirmó que existe una expectativa muy grande con respecto a la terminal granelera y dijo no creer que el proyecto perjudique al turismo. "Prefiero apostar a los 150 trabajos que generará y no a alguien en particular que se vea eventualmente afectado", afirmó.
Aplausos para el intendente
La polémica sobre la terminal granelera ha tenido el efecto secundario de fortalecer políticamente a Riet Correa, que a raíz de este tema ha obtenido un fuerte respaldo de vecinos palomenses que antes se manifestaban abiertamente en contra del jefe comunal nacionalista.
En febrero, ante el ministro Cáceres, el intendente afirmó: "no estamos de acuerdo con este proyecto y por lo tanto no estamos de acuerdo con ceder los terrenos propiedad de la comuna, en los accesos al puerto. Tenemos una posición muy clara: entendemos que este proyecto granelero no le sirve a la sociedad de Rocha".
Riet Correa aseguró entonces que, en una ocasión, el propio Cáceres le dijo que de haber tenido dinero, su Ministerio habría aportado los 150 millones de dólares que costaría un puerto de aguas profundas en La Paloma.
La terminal granelera implica "poner una barrera definitiva a un puerto de aguas profundas en Rocha", agregó el jefe comunal, que al expresarse de tal modo en la Junta Departamental, recogió un cerrado aplauso del público, como no recibía desde hace años.
Por su parte, el comité ejecutivo departamental del Partido Colorado se manifestó a favor del proyecto de Puerto Graneles, siempre y cuando la playa de acondicionamiento y la terminal chipera no se ubiquen en La Paloma.
Aunque hay voces más vehementes como la del edil colorado Sergio Moreno, de la agrupación "Amigos de Adauto Puñales", quien afirmó: "si le siguen diciendo amén al ministro Cáceres, entonces que no cuenten conmigo para acompañar al Partido".
Las autoridades rochenses del Frente Amplio, a su vez, manifestaron su desacuerdo con el proyecto, aunque en ese sector la voz más crítica provino desde fuera del departamento: el senador tupamaro Eleuterio Fernández Huidobro, que visitó Rocha el mismo día que el ministro de Transporte, aseguró que el Estado "regala el puerto, no cobra canon y realiza una concesión gratis por 50 años, comprometiendo a diez gobiernos, eximiéndolos de impuestos y sumando arreglos de rutas para que saquen la madera".
"Esto, es como el gordo de reyes en pleno carnaval", dijo, agregando que "si prospera la iniciativa, habría que llamarla ‘Puerto Cáceres’".
Dentro del Partido Nacional, mientras tanto, no todas las posiciones coinciden con la de Riet Correa. El ex diputado herrerista José Carlos Cardoso manifestó que está a favor del proyecto, con algunas modificaciones, y aseguró que fue él quien logró del ministro Cáceres el compromiso de realizar algunas obras que redundarán en beneficio de la población, como la mejora de los accesos a La Paloma y el ensanchamiento de la ruta 15 entre Rocha y el balneario. "Esto es lo que hemos conseguido con el ministro, ahora que hablen y negocien otros", afirmó.
En tanto, el abogado Humberto Alfaro, nacionalista y precandidato a la intendencia dobló la apuesta: "sería necesario que el grupo inversor estableciera algún retorno en concreto para el lugar, como la obra de saneamiento", afirmó. "Hay que terminar con los temores y negociar en términos de ecuanimidad entre las partes", agregó.
Cardoso escribió una carta publicada el 23 de febrero en El País en la que reafirmó su apoyo al proyecto "aunque más no sea, para que algo pase en Rocha y pase para bien".
También afirmó que en el debate "solamente faltó la Asociación de Desempleados de Rocha, que no existe pero debería existir, para que los que tienen dinero, empleo y demás comodidades no hablen por ellos".
Ahora, mientras la temporada turística toca a su fin y los vecinos y el intendente —que tomó distancia de quienes andan "negociando" obras— se aprestan a dar batalla ante la Justicia, Rocha se prepara para un nuevo invierno que podría ser crucial para su futuro.