Más que Cuatro pesos de propina

¿Cómo lidia Londres con sus indigentes?

 20101203 600x412

The Economist

Cuando los empleados de la City londinense vuelven a casa cada tarde, una escondida legión de personas sin hogar reclaman su territorio. Esa zona tiene más gente durmiendo en la calle que cualquier otro barrio de Londres, excepto Westminster: la organización de caridad Broadway identificó a 338 en el último año, la mayoría de ellos con más de un año en las calles. Los políticos luchan desde hace tiempo por quitarse de encima a los "sin techo", muchos de los cuales tienen un falso orgullo de sus caóticas circunstancias, resisten ofertas para refugiarse del frío y tienen problemas mentales serios y abusos de drogas y alcohol; o las tres cosas juntas.

Broadway intentó un acercamiento novedoso y valiente: darle a cada sin hogar unos cientos de libras para que las gasten como quieran. Y, de acuerdo a un nuevo informe sobre el proyecto hecho por la fundación Joseph Rowntree, funcionó. El éxito daría nuevas lecciones para una reforma de los servicios públicos y su eficiencia.

La organización apuntó a aquellos que han estado más tiempo en la City, algunos de los cuales llevan entre cuatro y 45 años en esa situación (un milagro: la expectativa de vida en la calle es 42 años).

Uno pidió para un nuevo par de championes y una televisión; otro para una casa rodante en un sitio para viajeros en Suffollk que le fue debidamente entregada. De las 13 personas que entraron en el proyecto, 11 salieron de las calles. El desembolso promedio fue de 794 libras (1.277 dólares) por persona. Nadie quería gastar el dinero en bebida, drogas o apuestas. Muchos dijeron que cooperaron pues se les ofreció control sobre sus vidas, en lugar de empujarlos a los refugios. Howard Sinclair de Broadway explica: "Solo dijimos, `es tu vida y está en vos hacer lo quieras con el dinero, pero estamos acá para ayudarte si querés`".

Este fue solo un programa piloto en pequeña escala -aunque sus ecos llegaron a otros lugares en Gran Bretaña- pero subraya la importancia de tomar riesgos en la provisión de servicios públicos. En este caso, aunque los directores financieros (y muchos votantes) pueden enojarse con eso de gastar dinero en una casa rodante para un "sin techo", lo que se ahorra superaría los costos. Algunas estimaciones sugieren que el Estado gasta anualmente 26 mil libras en salud, policía y cuentas de prisión para cada persona en situación de calle.

El esquema también refuerza la visión de que darle el control a los usuarios de los servicios públicos puede dar buenos resultados. Es quizás la aplicación más radical, hasta ahora, de los "presupuestos personalizados", cada vez más usados en Gran Bretaña para los discapacitados y los enfermos crónicos. Y eso va en sintonía con una tendencia internacional de usar "transferencias condicionales de efectivo" para solucionar problemas difíciles.

Roland Fryer, un economista de Harvard, ha invertido más de seis millones de dólares en probar la propuesta de que pagarle a los alumnos puede mejorar su rendimiento en escuelas críticas. El método más exitoso fue el más simple, en el que se le paga a los niños de Dallas por leer libros. El mismo sistema se está utilizando en países en desarrollo. En Malawi, el Banco Mundial respalda la prueba de pagarle a las adolescentes para que permanezcan en la escuela. Eso también funcionó. Los investigadores hallaron que las tasas de infecciones de VIH bajaron entre las muchachas a las que se pagó para quedarse en clase: otra lección sobre el poder de la responsabilidad y el autocontrol.

794

libras en promedio se le entregó por persona en condición de calle de la City de Londres.

26

mil libras en salud, policía y cuentas de prisión gasta Gran Bretaña por persona sin hogar.

A los refugios

Estrategia del mides

La política social que se aplica en Uruguay para la población en situación de calle es, esencialmente, el Programa de Atención a los Sin Techo (PAST), que lleva adelante el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) con apoyo de otras instituciones como ASSE. Se estima que unas 1.200 personas viven en la calle, de las cuales 1.000 están en Montevideo. El PAST consiste en una red de 925 refugios (655 en la capital y 270 en el interior) y un centro de derivación. En las noches de invierno unas 700 personas acuden voluntariamente a los refugios aunque hay brigadas del Mides que hacen un trabajo "lento, pesado, sistemático, permanente" para convencerlos, según afirmaba a Qué Pasa en julio Yamandú Ferraz, director de Atención a Colectivos Vulnerables, que hasta hace poco contenía el PAST. Los que no aceptan los refugios (muchas veces aduciendo malas condiciones de higiene y convivencia) suelen armar verdaderos campamentos en las veredas y ocasionar conflictos con quienes viven en esas cuadras. No hay mucho que hacer con ellos: la Policía no puede llevarlos a menos que incurran en delito y nadie puede obligarlos a retirarse de un lugar público. Qué Pasa intentó conocer la opinión de Delia Soria, directora de Integración Social que ahora contiene el PAST, sobre la política inglesa, pero no pudo comunicarse.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar