SEBASTIÁN CABRERA
Dicen que una vida dedicada a la guerrilla, y 13 años de cárcel, hicieron casi imposible que José Mujica y Lucía Topolansky pensaran en tener hijos. Había otras prioridades. Pero, ya en democracia, el hoy presidente ha ido generando vínculos muy especiales con gente a la que le lleva varias décadas. Y, de hecho, con el paso de los años ha "adoptado" jóvenes que trata casi como si fueran esos hijos que nunca tuvo.
A dos de ellos -el presidente de Ancap, Raúl Sendic, y el prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa- les ha dado poder y los quiere arriba. Con perfiles bien distintos e historias también muy distintas, Cánepa y Sendic integran hoy el círculo más cercano al presidente, son de su extrema confianza y eso que no pertenecen a su sector, el Movimiento de Participación Popular (MPP).
Los dos son jóvenes, al menos para los estándares de la política uruguaya (Cánepa tiene 39 y Sendic 49), y han trascendido las competencias habituales de sus cargos. El prosecretario oficia de vocero del presidente y a veces opera casi como un jefe de gabinete, en un nivel similar al secretario de la Presidencia, Alberto Breccia. Está en muchos temas al mismo tiempo, desde la demanda de Philip Morris hasta la patente única. Siempre de traje, es hiperactivo y en ocasiones trabaja hasta la medianoche en el piso 11 de la Torre Ejecutiva.
Sus detractores (que tiene unos cuantos) hablan de su soberbia, de su obsesión por el poder, por la imagen y por su presencia en los medios.
La exposición pública de Cánepa es más alta que la de otros prosecretarios. Mujica le dio una enorme responsabilidad en el gobierno cuando no era un dirigente de alto vuelo: su curriculum político se limitaba a un cargo como diputado suplente desde 2005, que se convirtió en titular gracias a que Felipe Michelini asumió como subsecretario de Educación y Cultura y le cedió la banca.
Su ímpetu, su ejecutividad, sus ansias de protagonismo pero también la escasez de legisladores con formación adecuada le permitieron llegar a ser coordinador de la bancada de Diputados del Frente Amplio (FA) y, ya fuera del Nuevo Espacio, se encargó de la jefatura de la campaña electoral de Marcos Carámbula en 2009.
Sendic tiene un perfil público más bajo que el de Cánepa, pero carga con un apellido (y un nombre) que le da exposición. Y, más ahora, que Mujica lo maneja como posible candidato presidencial para las elecciones de 2014.
Pasó por una reconversión ideológica profunda y rápida como pocas, que lo llevó desde la izquierda radical a asociar Ancap con empresas privadas. Desde allí, además, lideró una millonaria inversión en ALUR que le volvió a dar vida a Bella Unión, el pueblo en el que su padre, Raúl Sendic, inició su activismo. Desde Ancap aportó al Plan Juntos con miles de bolsas de portland (unas 200.000 hasta 2013) y ahora ayudará a la revitalización del ferrocarril. Presentó un programa para dar trabajo a menores de 20 años sin experiencia laboral y está jugado a la búsqueda de petróleo. En 2013 dejará Ancap para dedicarse a la política.
Los dos, Cánepa y Sendic, son vistos con recelo desde el MPP, precisamente porque tienen una llegada directa al mandatario que no tiene la gran mayoría de los dirigentes del sector. Y se habla de un nuevo espacio político que, con el aval de Mujica, tendría como principal referente a Sendic y reuniría a su lista 711 (Compromiso Frenteamplista), a la 5005 de Cánepa y el intendente Marcos Carámbula y tal vez la Vertiente Artiguista.
Sendic y Cánepa tienen muy buena sintonía, aunque hay quienes dicen que eso es algo reciente. Cuentan que un día el presidente de Ancap llegó al despacho de Mujica y, como pasa muchas veces, a su lado estaba Cánepa. "Prefiero hablar a solas", le dijo Sendic. "Pero, si no se puede, vengo otro día".
Sendic y Mujica se reúnen al menos una vez cada 15 días. Han conversado la idea de que el presidente de Ancap tenga un papel relevante en las elecciones de 2014. Pero, según Sendic, Mujica nunca es demasiado explícito en esos temas. La última cena conjunta fue en la bodega Bouzas, la semana pasada (ver recuadro).
En el entorno de Sendic dicen que es probable su integración en la próxima fórmula del FA. Pero también afirman que el presidente de Ancap deberá ganarse su lugar. Solo con el aval de Mujica no se hace nada.
"Lo quiero mucho a Pepe, tenemos una relación casi filial", dice Sendic a Qué Pasa. "La verdad es que a mí Pepe me reta y me quiere como si fuera su hijo". Esa relación se dio en forma natural, por ser él hijo de quien es. En la década de 1990, cuando Sendic padre ya no vivía, los dos hacían giras juntos por el interior.
Hoy Mujica pone a Ancap como modelo de gestión a seguir en el Estado. Eso es, según el director de ALUR Leonardo de León, porque el ente -con Sendic a la cabeza- lleva adelante un proceso de transformación que muestra que puede haber "cambios estructurales" en el país.
La estrecha relación entre Cánepa y Mujica se construyó más rápido, en unos tres años, y se intensificó desde que empezaron a compartir tareas en marzo de 2010. Más allá de la confianza natural que siempre hay entre presidente y prosecretario, la relación va mucho más allá de lo formal y, otra vez, a veces se parece a la que pueden tener un padre y un hijo. Cánepa no hace nada sin la consulta previa y el respaldo del presidente.
Tras la victoria de Mujica en noviembre de 2009, Cánepa fue varias veces a la chacra. Dicen que pidió que no se olvidaran de él y que otros, como la ex ministra María Julia Muñoz, se lo recomendaron especialmente al presidente. En esas charlas, Cánepa hablaba mucho y le contaba su visión estratégica de lo que Uruguay necesitaba. Y, de a poco, Mujica y Topolansky se convencieron que ese muchacho inquieto de 37 años, con buena formación jurídica y ganas, era el prosecretario que andaban buscando.
En el Nuevo Espacio, sin embargo, manejan una teoría "conspirativa" que apunta a que el presidente quería cobrarle una cuenta a Rafael Michelini, quien en la campaña electoral había comparado a Mujica con un Fitito y a Astori con una Ferrari. Y en el MPP aún no pueden entender por qué Mujica lo terminó poniendo ahí.
"Le tenemos amor y odio", dice un legislador de ese sector. Otro apunta que el prosecretario no tuvo empacho "en desprenderse de las lealtades cuando lo tuvo que hacer". Que le importa más su imagen personal que el proyecto, al punto que hace unos años era un hombre del "cogollo" de Michelini y hoy es "más mujiquista que Mujica". Hay algo de celos en esas afirmaciones, pero lo cierto es que el MPP no tenía cuadros con gran formación como para la prosecretaría. Y Cánepa mostró condiciones para resolver rápido todo lo que le encarga el presidente. Eso lo reconocen hasta sus enemigos.
El prosecretario oficia de brazo ejecutor de decisiones del presidente o directamente resuelve, con el aval de él, cuando hay diferencias entre ministros. Mujica "valora los análisis del prosecretario", opina el embajador itinerante, Julio Baráibar.
"Los gobiernos no son federaciones de ministerios", dice Cánepa con su tono doctoral, en la espaciosa oficina del piso 11, diez veces más grande que la que tenía cuando estaba en el Edificio Anexo del Parlamento. Aquella daba a la estresante circunvalación del Palacio Legislativo; esta tiene una relajante vista al Río de la Plata. A unos metros nomás está la oficina del presidente.
JORNADA. Los dos, Sendic y Cánepa, tienen un perfil ejecutivo y trabajan muchas horas por día. El presidente de Ancap se levanta temprano y va a correr al Prado unos ocho kilómetros diarios al costado del arroyo Miguelete, desde Agraciada a Buschental. "De puente a puente", dice él, un rato después de haber llegado de una de esas mañanas de ejercicio.
En Ancap trabaja unas 12 horas, desde las nueve de la mañana. Cuando intenta despejar la cabeza y escaparse de la rutina, dice leer. No mira televisión. Le interesa mucho la historia de Roma y ahora está leyendo Africanus, una novela sobre la vida de Publio Cornelio Escipión. A Sendic le gusta salir de vacaciones en auto. Esta Semana Santa, por ejemplo, se fue con sus dos hijos -Ana Clara, de 19, y Raúl, de 16- a Asunción y Cataratas.
Cánepa es famoso en círculos políticos por la hiperactividad, por trabajar hasta tarde y por estar en 20 temas a la misma vez. Después de llevar a sus hijos al colegio, lee los diarios uruguayos y algunos extranjeros desde el celular o la laptop. En su oficina, el prosecretario muestra el celular y hace alarde de los diarios y medios que más lee: BBC, New York Times, Al Jazeera, Newseek. The Economist y el blog politico.com. Son todos en inglés.
Al lado de su oficina hay una segunda sala, que a veces usa para tener dos reuniones al mismo tiempo. El intendente blanco de Colonia Walter Zimmer, vicepresidente del Congreso de Intendentes, considera que Cánepa es capaz y gestiona con acierto muchos temas, pero que su problema es querer abarcar demasiados espacios y creer que puede con todo. "El que mucho abarca, poco aprieta", dice Zimmer.
El prosecretario cuenta que trabaja al menos 14 horas por día. Abre la puerta de su despacho y pregunta a una de sus tres secretarias: "Laura, ¿a qué hora nos vamos generalmente?". Bien entrenada, ella responde que nunca antes de las once y media de la noche. Cánepa cierra la puerta y enseguida dice con cierto orgullo que ella es Laura Cabrera, "la que era secretaria de Tabaré".
Sobre su ordenado escritorio hay dos latitas de pastillas de menta Altoids. El prosecretario abre un placard y muestra no menos de 30 cajitas en reserva. "Hice que le gustaran al presidente", sonríe. "Ahora él también tiene".
En el piso, una juvenil mochila. Lo esperan desde hace media hora en otro lado, pero justo lo llama el presidente. "Me tengo que ir, es mi jefe. ¡Por primera vez en mi vida tengo jefe!", bromea Cánepa y sale hacia la oficina del presidente con una carpeta sobre ALUR bajo el brazo. El prosecretario es, junto a Breccia, el funcionario que pasa más horas al día con Mujica. Y, cuando no lo ve, lo tiene en una foto encuadrada en su oficina.
Los orígenes de estos dos hijos "adoptivos" de Mujica, Sendic y Cánepa, son bien distintos. Uno vivió su niñez y adolescencia en las convulsionadas décadas de 1960 y 1970, cuando la guerrilla que su padre dirigía nació, creció y luego fue derrotada. El otro, Cánepa, recién nacía cuando empezaba la dictadura.
Sendic vivió cinco años en La Habana, desde los 17. Allí se recibió de licenciado en genética humana y estudió Medicina, pero no terminó la carrera. Sendic vivió pocos años con su padre al regreso de la democracia y dice que, en cuanto a la forma de ser, tienen en común la ironía y el sentido del humor.
El hoy presidente de Ancap se ubicó en el ala más radical del FA desde el Movimiento 26 de Marzo, mientras Cánepa trabajaba como abogado de los bien remunerados. Hace no tanto, en 2004, Sendic aún era un fuerte opositor a las privatizaciones.
El 13 de mayo de ese año, mientras el gobierno de Jorge Batlle anunciaba en la sede de la Ursec que América Móvil y Telefónica de España ingresaban en el mercado de la telefonía móvil, un Sendic con bigote y sin traje participaba de una protesta en medio de bombas de estruendo y pancartas. Arriba de la chata de un camión, Sendic se oponía a "privatizar la telefonía por 20 años" y enviaba un mensaje a las dos firmas: "Que los supuestos inversores sepan que si nuestra fuerza política accede al gobierno revisará esta política de desmantelamiento".
Pero el FA no solo no revisó esas políticas, sino que Sendic abandonó el 26 de Marzo y asumió como vicepresidente de Ancap. Desde el ente petrolero ha apoyado las asociaciones con privados y, de hecho, la semana pasada Ancap adjudicó la exploración y eventual explotación de hidrocarburos en la plataforma marítima uruguaya a tres empresas británicas y una francesa. "Me doy cuenta que ya no soy el mismo radical que fui", dijo el año pasado a Búsqueda.
El presidente de Ancap dice que el suyo fue un proceso natural que se dio entre 2000 y 2005, cuando fue diputado y conoció gente "con buenas intenciones" que pensaba muy distinto. Y también jugó su papel el "tremendo cambio en el mundo, donde cosas que antes parecían buenas se vinieron abajo y se destrozaron". Sendic, por ejemplo, defendía al Partido Comunista de la Unión Soviética.
Cánepa, mientras, se crió en el colegio Sagrada Familia, y de adolescente integró un grupo religioso que seguía la Teología de la Liberación, que, dice, estaba vinculado al grupo "Por la tierra con Sendic". Cánepa sonríe y apunta: "De ahí se explica uno de mis vínculos con Raúl".
Estudió abogacía en la Udelar y luego realizó estudios complementarios en Harvard. Como abogado trabajó en casos corporativos y tuvo distintos socios. Uno de ellos fue Fernando Aguirre Ramírez, hermano del ex vicepresidente Gonzalo Aguirre. Al mismo tiempo empezó a militar en el Nuevo Espacio y, de pelo largo, era hombre de confianza de Felipe Michelini. Cuando ocupó su banca en 2005, dejó la abogacía. En 2007 le encontraron un cáncer de riñón, lo que motivó una operación rápida y agresiva. Y a la vez lo obligó a abandonar el fútbol de la Liga Universitaria y cualquier deporte.
PODER. Son las nueve y media de la noche y el prosecretario todavía está en la Torre Ejecutiva. Llega un mensaje de texto. "El Cachete te quiere conocer, vení", lee Cánepa. "¿Sabés quién es el Cachete, no?", pregunta cómplice. Se refiere a Enrique Espert, el presidente de Daecpu.
Cánepa hoy tiene poder y le gusta demostrarlo. Además, está enfrentado al ministro de Economía, Fernando Lorenzo, e integra algo así como un polo junto a la OPP que se opone al equipo económico, con el aval de Mujica.
Un ministro lo define como "la expresión más fuerte del anti bajo perfilismo. Pero también es verdad que cuando tengo que agilizar un trámite, recurro a él". Otro destaca su capacidad de gestión y trabajo: "Me saco el sombrero con eso". Y esa ejecutividad es la que hace que Mujica lo respalde. Un día, el presidente le dijo a alguien de su entorno: "Diego se va de acá cuando él quiera o el día que yo me vaya".
Cuando uno habla con Sendic, en cambio, parece que todo el tiempo quisiera tirarse hacia abajo, que le incomodara un poco el relativo perfil alto. Quienes están en su entorno dicen que es sencillo y que escucha. Pero su posible candidatura también le ha hecho ganar enemigos. Ya de antes tenía unos cuantos entre sus ex compañeros del 26 de Marzo, hoy en Asamblea Popular. Lo consideran un traidor por su reconversión ideológica.
Como todos los hermanos, puede que Cánepa y Sendic dejen de lado sus estilos diferentes por una causa común, una alianza política de la que Sendic no quiere hablar. "Sí digo que hay un grupo de gente de nuestra generación con un futuro en común; no importa si eso es en el mismo grupo o no". Es que estos dos hijos "adoptivos" del presidente se convertirán, les guste o no, en referentes de algo que algunos podrían llamar la nueva generación del mujiquismo.
La última cena, en Bouzas
La última vez que el presidente José Mujica charló cara a cara con Raúl Sendic y Diego Cánepa fue el jueves 29 en una cena en homenaje a los petroleros en la bodega Bouzas. Sendic y Mujica conversaron mucha esa noche y ahí también estaba Cánepa, que muchas veces sigue al presidente a donde vaya. "Aparece petróleo o estamos velados", dijo esa noche Mujica, cuando se iba de la bodega.
PERFILES CRUZADOS
Raúl Sendic habla sobre el vínculo de Diego Cánepa con el presidente y viceversa.
"Lo escucha mucho"
"Diego Cánepa está muy cerca del presidente. Estoy seguro que Mujica lo escucha mucho, tiene gran confianza en él", dice el presidente de Ancap, Raúl Sendic. "Mujica toma parte de muchos razonamientos que hace Cánepa. Y le ha depositado temas importantes. En el equipo que rodea al presidente es una persona que le pone mucha dinámica. Y tiene un elemento muy a su favor que a Pepe le gusta mucho: es un tipo joven. Mujica se lleva bien con los jóvenes".
"Respaldo absoluto"
"Raúl (Sendic) y Pepe conversan cuando tienen que conversar, aunque no se ven todos los días", dice el prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa. Y luego relata que ellos tienen "una relación muy especial, realmente estrecha, no solo por ser Sendic hijo de quien es". Cánepa dice que el presidente de Ancap goza de un respaldo absoluto de José Mujica, además de "una capacidad de liderazgo innata, gestión, ejecutividad y dinamismo". Y remata: "Tengo gran sintonía con él".
"Yo no puedo competir con Tabaré"
-¿Por qué el presidente ha puesto su gestión de Ancap como un modelo a seguir?
-El presidente conoce bien lo que hemos hecho, hablamos con gran frecuencia. Ancap tiene un ambicioso plan de inversiones y la mayoría de los negocios que se han expandido se han hecho en asociación con el sector privado.
-Pero Ancap ha adoptado medidas que no son típicas del ente, como financiar el Plan Juntos o crear un programa de empleo juvenil. Alguien puede afirmar que eso es para gestar su candidatura.
-Se puede decir eso. De todas maneras, esto lo ha logrado la empresa. Yo soy el presidente y debo asumir mi responsabilidad. Pero no es un logro personal mío y, cada vez que puedo, lo aclaro.
-Se dice que Mujica lo quiere impulsar como candidato a presidente. ¿Cómo lo vive?
-Hemos hablado estas cosas con Pepe más de una vez. Estamos convencidos que lo mejor que puede ocurrir es que en las próximas elecciones vuelva Tabaré Vázquez. De todas maneras, él coincide conmigo en que hay unos cuantos compañeros de mi generación con una responsabilidad para jugar. Yo soy uno, pero hay otros muy valiosos.
-¿Es verdad que usted se niega a ser vice porque se siente idóneo solo para tareas ejecutivas?
-No tengo una posición negativa a eso, pero falta mucho. Estaré donde mis compañeros quieran. No tengo la soberbia de decir qué sí y qué no. Me gustan lo ejecutivo, pero no reniego de lo otro.
-¿Y podría competir con Vázquez?
-Lo que ocurra será en coordinación con él. No me siento en condiciones de competir con Tabaré.
"El que no habla no tiene nada para decir"
-Usted tiene un perfil alto. Algunos piensan que excesivamente alto. ¿Qué responde?
-No sé quiénes dicen eso. Pero creo que hay que comunicar lo que hace el gobierno. Tengo la tarea de gestionar políticamente, gestionar la visión global del gobierno y ayudar a que la comunicación sea lo más fluida posible. Nunca creí eso de que los que no hablan son los inteligentes. Los que no hablan son los que no tienen nada para decir.
-¿Hoy cumple la función de aquel ministerio de gobierno que al final nunca se creó?
-Yo creo que, de hecho, el presidente entendió que necesitaba unificar todo lo que significa Presidencia. Hay una cantidad de agencias, institutos e instituciones que había que darle una visión conjunta. ¿Cuál es el rol de la Presidencia? La coordinación y la articulación de las políticas públicas transversales del gobierno. Yo soy el que ejecuta la coordinación de esas líneas estratégicas del gobierno.
-¿Es uno de los consejeros del presidente?
-No, no. Yo cumplo un rol, gestionar las líneas estratégicas. Lo que sí, tengo una enorme responsabilidad porque trabajo muy cerca del presidente. Tengo la posibilidad de escuchar al presidente y que él al menos escuche lo que yo pienso. Y tengo una obsesión: la búsqueda del profesionalismo y la rigurosidad en la gestión. Eso incluye la gestión política para que se destraben todos los pasos y que una decisión política se implemente.
-¿Cómo diría que es su relación con Mujica?
-El presidente es el jefe del gobierno. Por lo tanto, antes que nada es una relación con un jefe. Y aprendo muchísimo todos los días.