Fútbol de cabeza

| Los psicólogos deportivos trabajan en muchos de los principales clubes uruguayos. Pero nunca fueron aceptados en la selección.

César Bianchi

Antes de comenzar la Copa América se habló de la posibilidad de que la selección uruguaya recibiera asistencia psicológica.

La idea surgió a raíz de las tres derrotas consecutivas por goleada que sufrió Uruguay en las Eliminatorias, sobre todo por la poca rebeldía y motivación que mostraba el equipo.

El presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol habló de la posibilidad con la prensa y el propio técnico de la selección, Jorge Fossati, comentó que no le parecía mal.

Pero Uruguay logró el tercer puesto en la Copa América y el equipo mostró otra confianza en sí mismo. Ése buen desempeño parece haber dejado por el camino la idea.

Sin embargo, para los especialistas en psicología del deporte, integrar uno de sus colegas a la selección es clave para que los éxitos sean duraderos. De hecho, muchos clubes uruguayos ya trabajan con psicólogos en sus divisiones juveniles.

"Barullo mental"

La experiencia de trabajar con un psicólogo se extendió en los últimos años en muchos países; en América del Sur muchas selecciones la han adoptado y el resultado ha sido bueno, al menos ante Uruguay.

La selección de Venezuela que el 30 de marzo goleó a Uruguay 3 a 0 en el estadio Centenario no sorprendió a su psicólogo Arnoldo Rodríguez, que trabaja desde hace más de seis años en el equipo.

El 1º de junio Uruguay volvió a caer por las Eliminatorias con Perú por 3 a 1. Varios de los jugadores peruanos se trataron alguna vez con el psicólogo de su selección juvenil, Francisco Pegado Alonso.

Cinco días después los colombianos, asistidos por el psicólogo Manuel Peña, vapulearon a los celestes 5 a 0 en Barranquilla.

Según la agencia ANSA, Peña comenzó por cambiar "por completo el estado mental" de los jugadores, que iban últimos en las Eliminatorias, y ayudarlos a "superar ese estado depresivo para enfrentar sin temores" a Uruguay.

En Brasil la asistencia psicológica no es una novedad. Luego de la tragedia que significó Maracaná en 1950, los norteños contrataron un psicólogo para el Mundial de 1954 en Suiza.

En cambio, en Uruguay nunca hubo un psicólogo en la selección mayor. Pero por lo menos tres clubes de primera división ya trabajan con un psicólogo en las divisiones inferiores y el plantel principal: Defensor Sporting, Danubio y Bella Vista. Otros, como Nacional, Miramar Misiones, Villa Española, River Plate, Cerro o Tacuarembó, lo han hecho ocasionalmente.

Diego Morales trabaja desde hace nueve años como psicólogo en Defensor Sporting. "Mi participación ayuda a la conformación del jugador como persona. Es la educación completa y social del deportista, para que trascienda el campo deportivo", explicó.

El psicólogo aseguró que todos los jóvenes de Defensor Sporting que trató están alejados de las drogas, gracias a una fuerte campaña que ha liderado.

"Los jugadores jóvenes tienen los mismos problemas que todos: la falta de recursos en la familia, falta de asistencia médica o de alimentación", agregó.

Daniel Pereira, psicólogo de las divisiones juveniles de Danubio, opinó que su trabajo es "desdramatizar la competencia del fútbol, que como toda actividad tiene ansiedades específicas".

Pereira, en Danubio desde 2001, trabaja cuando el técnico considera que el rendimiento del jugador ha descendido por motivos emocionales. No sólo se entrevista con los adolescentes —"a los 14 años es un momento estratégico para tratarlos"— sino también con sus familiares.

"Al entrar a la casa del deportista se ven familias disgregadas e inestabilidad familiar. Muchas veces hay como un mandato para que el joven produzca, sea un buen futbolista y salve a la familia", dijo Pereira.

"Cuando hay un conflicto entre estos valores, entro a tallar yo. Por ejemplo, se ven casos de futbolistas que están estresados o angustiados, que cada vez que tienen que jugar algo importante terminan enfermándose o lesionándose", agregó. Se trata de jóvenes que tienen habilidad y capacidad técnica "de sobra", pero sufren una suerte de "barullo mental".

Según Marcelo Arago, psicólogo de los juveniles de Bella Vista, hay tres grandes motivos para la asistencia psicológica en un plantel: la demanda de apoyo del propio jugador, los casos de descenso en el rendimiento ("hay causas psicodeportivas que influyen") y las lesiones ("una rotura de fibra puede demandar 21 días para curarse, pero de repente pasan tres meses y el jugador sigue rengueando").

Maracaná sin psicólogo

Los especialistas consultados coinciden en que es necesario sumar un psicólogo del deporte a la selección uruguaya de fútbol. Pero la idea sigue generando resistencias.

Enrique Saravia, presidente del gremio de futbolistas, cree que no hace falta. "La psicología la manejan los jugadores experientes, nosotros mismos, adentro de la cancha y en el vestuario. Eso se soluciona con voz de mando y experiencia", dijo.

Sin embargo, Saravia señaló que la selección que disputó hasta ahora las Eliminatorias sí podía necesitar un psicólogo porque "no tenía líderes". También aceptó que podría ser útil en varios clubes de Primera que apostaron a los juveniles y no tienen jugadores experientes que "manden".

Para el director técnico de Wanderers, Jorge Barrios, el mejor psicólogo es el entrenador, que conoce muy bien a sus dirigidos y está cerca de ellos cuando lo necesitan: "Nunca trabajé, ni como jugador ni como técnico, al lado de un psicólogo, por lo que no sé si es bueno o malo, pero creo que la clave está en el convencimiento que tenga el técnico en su labor, y su intención de mantener unido al plantel".

Carlos Suero, traumatólogo de Nacional, tampoco quiere un psicólogo en el seno del equipo.

Suero, que inició hace 35 años la cátedra de Medicina Deportiva, sostuvo que tener un psicólogo "no sirve en un plantel de futbolistas. Quizás sí en deportes individuales como el tenis o el boxeo".

"¿Vos te imaginás un psicólogo hablándole a los jugadores como si fuera el arcángel José y diciéndoles: ‘antes nos creíamos horribles, ahora tenemos que pensar que somos los mejores’?", preguntó.

Suero entiende que, eventualmente, el médico del plantel puede enviar algún futbolista a sesiones con el psicólogo, pero éste no debe trabajar junto al cuerpo técnico.

Los psicólogos deportivos Jesús Chalela y Carlos Ferrés piensan lo contrario. "Para determinar que alguien necesita un trabajo en lo emocional, primero tengo que estar inserto en el cuerpo técnico del plantel donde está el jugador, y hacer una evaluación", dijo Ferrés, un docente de psicología del deporte que ha trabajado en fútbol, rugby, tenis, tiro y ciclismo.

Algunos técnicos coinciden, como Jorge González (Tacuarembó) y Carlos Manta (Deportivo Colonia). "Es necesario no sólo en lo deportivo, sino en la vida", dijo González.

El entrenador de Tacuarembó destacó la labor de Chalela con la selección juvenil Sub 20 vicecampeona del mundo en Malasia ’97 y dijo que llevó al psicólogo a dar algunas charlas a Cerro en el año 2000.

Manta distinguió la psicología social de la deportiva. "Creo que la selección lo precisa urgentemente para recuperar lo que estaba en las raíces y se ha perdido: los sueños, las metas, para que les recuerde a los jugadores el sacrificio que hicieron para llegar donde están", dijo.

Ciencia del deporte

La Sociedad Uruguaya de Psicología del Deporte tiene 15 años de existencia y 32 graduados trabajando en distintas disciplinas deportivas.

Chalela, su presidente, destacó que el psicólogo debe especializarse en deporte para conocer mejor el ambiente donde trabaja.

"Hoy las exigencias de alto rendimiento apuntan a la perfección y el mejoramiento de las habilidades psicológicas deportivas: atención, concentración, memoria, autoestima, motivación, posicionamiento ante la competencia y adhesión al entrenamiento", dijo el docente de la Facultad de Psicología.

Ferrés, por su parte, sostuvo que "el deporte es una disciplina científica, no se improvisa, se planifica. Debe haber una línea de trabajo a seguir por un equipo interdisciplinario, donde el técnico sea asesorado por psicólogos, biomecánicos y nutricionistas deportivos, entre otros".

También dijo que el aficionado suele preguntarse "¿cómo un jugador profesional puede tomar esa decisión?", al ver un mal pase o un penal errado. "Esos errores no son por falta de fundamentos. El hincha piensa: ‘este tipo es un burro. ¡No puede errar!’. Sí, puede. ¡De hecho, lo hace!".

Es que el rendimiento de un futbolista evidencia su estado afectivo-emocional, aseguró Ferrés. "Uno los veía jugar en las Eliminatorias y decía: ‘estos jugadores no están motivados’ o ‘se están por descontrolar emocionalmente’. Lo vimos, ¿no? Se notaba que estaban demasiado excitados, o tenían dificultades en la toma de decisiones".

Según el psicólogo, el deportista que comete serios errores está "perturbado. Por eso los niveles de precisión se ven afectados".

Arago, a su vez, afirmó que "el fútbol es un juego y para ganar se necesita una parte física, otra táctica y otra dinámica, pero ese deporte lo realiza un ser humano al que le pasan cosas, sufre, vive. Ésa es la parte psíquica. Ese jugador va a la casa y tiene problemas, y esos mismos problemas los lleva a la cancha".

Una ayuda polémica

Todos los especialistas consultados ven con buenos ojos la llegada de un colega a la selección. "Es una necesidad", opinó Morales, quien se mostró sorprendido porque "se ve como una rareza la incorporación del psicólogo al fútbol cuando Brasil hace 50 años que tuvo el primero, y lo tuvieron selecciones europeas como Inglaterra o Alemania. Está pasando con nosotros lo que pasó antes con los preparadores físicos, a los que hoy nadie discute".

Algunos futbolistas que han trabajado con psicólogos en el pasado se mostraron conformes con la experiencia.

Gonzalo Vargas, atacante de Defensor Sporting, confesó haber mantenido "tres o cuatro" charlas con Morales, el psicólogo del club. "Yo no pasaba por un buen momento. Se acercaba y me hablaba", dijo.

Vargas comentó que el profesional le daba confianza, le preguntaba qué le pasaba y le recordaba sus mejores rendimientos en la cancha. "Me empujaba a salir adelante".

El jugador también tuvo un psicólogo hace cuatro años en una selección juvenil. Con Fabricio Vomero dialogó con mayor frecuencia que con Morales. "Te hacía ver cosas, como por ejemplo cuando uno pensaba que estaba dando el máximo, él te hacía ver que no era así, que todavía no habías dado el máximo", relató.

El ex volante de Peñarol, Diego Pérez, que integró la selección celeste que disputó la Copa América en Perú, jugó con Vargas en Defensor y además tuvo trato con Chalela en una selección juvenil, en 1999, cuando tenía 16 años.

"Un psicólogo puede servir, pero a largo plazo. Recuerdo que Morales le hablaba a algún jugador, tanto en lo familiar como si tenía alguna necesidad económica o bajaba su rendimiento", afirmó.

El periodismo deportivo también ha debatido el tema. Jorge Da Silveira entiende que es necesario un psicólogo en la selección: "La medicina determina la forma que ese futbolista estará mejor entrenado y preparado. Lo mismo sucede con la psicología. Lo que pasa es que creemos que es para los locos".

La inestabilidad de siempre

Los psicólogos deportivos coinciden en que la selección uruguaya mejoró sensiblemente su rendimiento en la Copa América en base a más entrega y disposición de lucha.

Chalela no sabe qué variables pudieron haber incidido en el cambio, pero cree que la Copa América es una competición puntual. "Yo hablo de un proceso a largo plazo con un equipo interdisciplinario de profesionales. Las Eliminatorias son largas, llevan mucho tiempo de trabajo", dijo.

Pereira, el psicólogo de Danubio, sostuvo que "lo de la Copa América demuestra que los aspectos mentales se trabajan desde distintos lados, y aún sin psicólogos. Yo creo que el tema de la pelea por los premios hizo que los futbolistas apelaran a la rebeldía. Hubo una unión gremial ahí. También pesó el descrédito al que habían llegado".

De todas formas y pese a la nueva actitud, los terapeutas del deporte entienden que pueden ser útiles en las Eliminatorias, donde hoy la selección uruguaya está octava entre diez.

Ferrés entiende que "hay una cantidad de problemas que persisten", más allá de la buena campaña de la Copa América.

"No queremos ser bomberos a los que llaman cuando está todo mal, queremos prevenir. En la etapa formativa y la alta competencia siempre somos necesarios", afirmó Ferrés. Y Chalela coincidió.

Los psicólogos consultados creen que en la Eliminatoria volverán a verse los problemas que la selección uruguaya ha padecido últimamente.

"Ahora vuelve la inestabilidad, porque si se dejan puntos ante Ecuador el 5 de setiembre, volverán los miedos y las frustraciones", sostuvo Pereira.

"No creo que haya cambiado nada en lo psicológico", coincidió Ferrés. "Ojalá me equivoque, pero creo que seguirá habiendo la misma inestabilidad de siempre. Falta metodología interdisciplinaria para encontrar las causas de la debilidad y hacer consistente y duradero el buen rendimiento".

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