El compañero prócer

El gobierno se aferró a la tradición frenteamplista y reclamó para sí la figura de Artigas, queriendo sacar sus restos del mausoleo, entre otras ideas. Como siempre, es una imagen del héroe a la medida de las necesidades de la política.

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Fernán R. Cisnero

Si no fuera por el qué dirán, Tabaré Vázquez habría concretado una de las ideas fuerza del último año de su gobierno: llevar los restos de José Artigas del mausoleo construido por la dictadura, hacia un lugar "más republicano". Una jineteada gauchesca y patriota que reclamaba dejar la urna donde está, llegó a la Plaza Independencia con el compromiso presidencial de revisar una decisión que hasta entonces parecía inquebrantable. Y, en un dato más contundente para un político, una encuesta de Cifra concluyó que 56% de los uruguayos prefiere que a Artigas se lo deje donde está.

El cambio de rumbo presidencial no era parte de los planes de este gobierno por hacer del prócer un referente aún más explícito de la izquierda. En los últimos tiempos, además de la mudanza del mausoleo que terminó a la espera de un momento más oportuno, el gobierno propuso convertir el 19 de junio, natalicio de Artigas, en el Día del Nunca Más, una jornada de reencuentro de los uruguayos más allá de las diferencias de la historia reciente. Antes había proclamado que ese mismo día sería fecha patria excluyente que aglomerara a todas las actuales y a su vez presentó un proyecto de ley (actualmente esperando turno hasta la próxima legislatura en la Comisión de Educación del Senado) que hace de 2011 el año del bicentenario, enalteciendo eventos como la Batalla de Las Piedras, y utilizando así la gesta artiguista como fundacional de la nacionalidad uruguaya. Puede resultar irónico que Artigas nunca soñó con este invento llamado Uruguay, sino con algo que daba en llamar Provincias Unidas. Ese es un detalle cuya omisión no es sólo achacable a este gobierno.

"La figura de Artigas ha sido apropiada, desde siempre, por todos los sectores", dice desde la Universidad de Ohio el profesor uruguayo, Abril Trigo. "Y lo que está haciendo el Frente Amplio es reapropiarse de Artigas, después que los militares intentaron apropiárselo". En los últimos 30 años, José Gervasio Artigas pasó de ser una parte importante del imaginario de la dictadura militar a uno de los sostenes del primer gobierno del Frente Amplio, un sector que lo reclamó como propio desde su fundación en 1971.

"En cierto modo, hace décadas que la izquierda busca `trasladar` a Artigas, que intenta resignificarlo, convirtiendo al héroe nacional en símbolo frenteamplista", dice el politólogo Adolfo Garcé. "Es un intento de `privatización`".

El general Liber Seregni, el 26 de marzo de 1971, como recuerda José Rilla en La actualidad del pasado, elevó a Artigas a la figura de padre de esa izquierda por primera vez unificada. "Nunca se abrió un cauce tan ancho para la unidad popular como en estos momentos", dijo entonces el candidato presidencial frenteamplista. "Nunca, salvo con Artigas. También junto a él el pueblo oriental se unió para enfrentar a la oligarquía y al imperialismo de la época".

Seis años después, el 19 de junio de 1977, el general Julio César Vadora, comandante en jefe del Ejército, dijo, como orador en la ceremonia de inauguración del mausoleo, que "de la prédica artiguista extraemos que el sistema democrático debe saber conservar la energía y la firmeza que aseguren su existencia, ante la acechanza sistemática de otros intereses que nada tienen que ver con la causa de la felicidad pública".

Esa condición bipolar de Artigas, que se repite a lo largo de la historia del Uruguay, es resumida después de la dictadura en el discurso de la izquierda que se empieza a apropiar (mientras blancos y colorados tienen sus propios héroes) de una figura que hasta entonces había sido considerada suprapartidaria. Algunos analistas ven las maniobras artiguistas de este año como el cierre de esa batalla de la izquierda por hacerse del ideario artiguista. No es casual que las principales quejas por el traslado de los restos hayan venido de parte de los centros militares y que la interpelación por el tema haya sido promovida por el diputado colorado, Daniel García Pintos.

"Después de la dictadura hay un cambio fundamental en cuanto a la construcción de Artigas, que se liga claramente con la necesidades que el contexto redemocratizador instala en la región", opina vía mail Verónica Garibotto, profesora argentina de la Universidad de Queens en Canadá cuya tesis de doctorado se centra en los distintos Artigas que Uruguay ha ido construyendo. "A diferencia del Artigas de las décadas de 1960 y 1970, el Artigas de la década de 1980 busca despegar al caudillo de su faceta más revolucionaria, la del puntal de la lucha armada, y convertirlo en un Artigas utópico, democrático, defensor de las instituciones y de un Estado-nación organizado".

Esa imagen de Artigas tiene, de acuerdo a Garibotto, un origen bastante definido que es la obra Y nuestros caballos serán blancos, que el ahora funcionario de la intendencia frenteamplista de Montevideo, Mauricio Rosencof, escribió en la cárcel. "El uso de la figura de Artigas que permea el gobierno de Tabaré Vázquez no se aparta demasiado de esa visión creada por Rosencof".

"Artigas fue arquitecto y albañil de un proyecto que conjugaba integración, soberanía, democracia y justicia social", dijo precisamente el presidente Vázquez cuando el 19 de junio anunció su combo de medidas artiguistas, que incluían el traslado de los restos del mausoleo y la celebración del bicentenario en 2011. "¡Artigas no es pasado…, Artigas es presente..., Artigas es futuro!", se entusiasmó.

No era la primera vez que evocaba la figura del prócer como referente ineludible de su impronta presidencial. En su discurso ante la Asamblea General, el 1º de marzo de 2001, aseguró que el nombre de Artigas aún "suena fuerte", que "nos impulsa y convoca" y que su ejemplo "nos inspira y compromete". Al rato y a unos metros, en la explanada del Palacio Legislativo citó ante la multitud dos frases artiguistas de las más populares: aquella de "mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana" y la de "que los más necesitados sean los más privilegiados".

"Es natural que el Frente Amplio quiera terminar su primera gobierno resignificando a Artigas", dice el escritor Amir Ahmed, cuya novela Artigas Blues Band es estudiada en universidades estadounidenses por su construcción novedosa del prócer. "Artigas es una figura de izquierda como todas las figuras parias".

"Hay una apropiación en la que el costado populista de Artigas es clave y funcional al imaginario del Frente Amplio", dice Garibotto. "Sólo basta pensar en José Mujica". Para la especialista, recurrir a Artigas "contribuye a enfatizar la sensación de arraigo histórico y continuidad que busca el Frente Amplio, ya alejado de la necesidad de enfatizar puntos de ruptura y cambio como en su primera campaña electoral".

Con esa visión coincide Garcé, para quien "la izquierda siempre intentó apropiarse del artiguismo como forma de anclar su propia tradición en la tradición nacional". El politólogo considera que "reivindicar a Artigas es enraizar" y que "probablemente lo hace durante el año electoral para obtener beneficio político".

Quizás por eso los impulsos artiguistas del gobierno han quedado meramente en retórica. El presidente Vázquez había dicho que si el traslado de los restos de Artigas no se aprobaba esta vez, cuando dejase de ser presidente estaba "dispuesto a salir a juntar firmas para derogar ese decreto", porque "Artigas tiene que estar en un lugar cálido y digno". Por ahora está en el Cuartel de Blandengues. Tres meses después de su anuncio, el propio Vázquez dio marcha atrás en su idea, dejándolo para más adelante, aunque bautizó al Edificio Independencia como Edificio José Artigas.

"Artigas siempre va a ser una figura a la que recurrir en Uruguay porque es el centro de la iconografía nacional", opina Garibotto. Garcé aporta un matiz: Artigas sigue siendo el gran aglutinador nacional por encima de los partidos políticos, "pero si la izquierda lleva su operación de `privatización` del artiguismo demasiado lejos, puede dejar de serlo".

El éxodo municipal

"Si el precio que tenemos que pagar (por no reprimir el ambulantismo) es que se nos acuse de no cumplir con la Constitución… estamos dispuestos a pagarlo. Y si alguna vez Artigas se fue con su pueblo en un éxodo, y el tener que adoptar una actitud de este tipo nos obliga a irnos, nos vamos", dijo Tabaré Vázquez el 3 de enero de 1991, citado por Abril Trigo en su artículo "De Artigas a Tabaré Vázquez".

El trayecto de los restos de Artigas

v La muerte lejos y el regreso al país

Tras 30 años de exilio, José Gervasio Artigas muere en Paraguay, el 23 de setiembre de 1850. Es sepultado en la parroquia de la Santísima Trinidad. En 1854, Venancio Flores propone su repatriación y en agosto de 1855, una comisión va a Paraguay donde se exhuman los restos para trasladarlos a Uruguay. Se le dan honores fúnebres. En su lápida se lee: "Artigas. Fundador de la nacionalidad oriental"

v La reivindicación de Máximo Santos

El 23 de setiembre de 1884 se le realiza un nuevo funeral promovido por el gobierno de Máximo Santos. Los restos son trasladados desde el sepulcro familiar del ex presidente Gabriel Pereyra al Panteón Nacional en el centro de la rotonda del Cementerio Nacional. En 1883 se había decretado feriado nacional la fecha de su muerte y se habían destinado fondos para la erección de un monumento en su honor.

v Un velatorio con multitudes en el obelisco

Para el centenario de su muerte, el gobierno de Luis Batlle Berres decidió trasladar los restos de Artigas del Panteón Nacional a un "funeral laico" en el Obelisco donde permanecieron tres días y fueron visitados por miles de uruguayos. Todo el país pareció revolucionado de fervor artiguista y los homenajes se repitieron en todas las instituciones públicas. Hubo unanimidad en el recuerdo emocionado.

v El mausoleo erigido por la dictadura

"Una multitud acompañó al patriarca hasta el mausoleo transformado desde ayer en el `Altar de la Patria`", tituló el diario Mundocolor, el lunes 20 de junio de 1977. El día anterior, fecha del nacimiento de Artigas se había inagurado el Mausoleo, proyectado por los arquitectos Lucas Ríos y Alejandro Morón. El orador principal del acto fue el Comandante en Jefe del Ejército, Julio César Vadora.

v La cruzada artiguista del gobierno

El presidente Vázquez anunció el 19 de junio, que trasladaría los restos de Artigas del frío "mausoleo al que lo recluyó el autoritarismo" hacia un destino "republicano", un museo dedicado a su memoria en el Palacio Estevez. También promovió que 2011 sea el año del bicentenario. Finalmente, debido a una cierta reticencia popular al traslado de los restos, el presidente dijo que la mudanza no era oportuna.

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