Amnesia K

Alfonsín está dolido y así se lo hizo saber, seco y cortante, al propio Kirchner. El ex presidente ha cometido muchos errores en su vida de político incansable, pero hizo en su historia algo más que descolgar dos cuadros y darle un destino a la ESMA (...). La revisión de los derechos humanos y la conformación de una sociedad apegada a la democracia, a pesar de las frustraciones de la política, fue una construcción, paso a paso, de 20 años de gobiernos civiles.

En 1984, cuando las Fuerzas Armadas estaban aún impregnadas por jefes que surgían del propio régimen militar, había que buscarlos en su casa a los jerarcas de la dictadura, llevarlos ante los jueces y luego conducirlos a la prisión. La democracia de entonces era infinitamente más endeble que la de ahora. ¿Hay alguna comparación posible entre aquellas decisiones y la de andar descolgando cuadros en entorchadas e innecesarias ceremonias?

Los propios jueces de la Cámara que juzgó a las juntas militares presentían entonces, cada día, que podían estar viviendo sus últimas horas. Sin embargo, mandaron a los comandantes a prisión de por vida, los degradaron y los sometieron al juicio imborrable de la opinión pública (...). Esos jueces sintieron un golpe en el plexo solar cuando oyeron a Kirchner decir que nada se había hecho en 20 años, hasta que, por supuesto, llegó él, único y providencial.

Antes de los juicios estuvo el informe de la comisión de desaparecidos, que les sirvió a los jueces para sentar en el banquillo a los jefes militares. Ni siquiera había en esa comisión jueces con la obligación de juzgar; eran claros referentes de la sociedad civil como Ernesto Sabato, Magdalena Ruiz Guiñazú, Jaime de Nevares o Gregorio Klimovsky, entre varios más. Ellos perdieron cualquier noción de serenidad y de normalidad en su existencia, a cambio sólo de la inseguridad y de la turbación en el descenso al infierno para cumplir con el deber cívico de escribir la historia indefectible (...). Cuando Alfonsín se fue del gobierno había ocho ex comandantes militares condenados y en prisión, y 36 altos oficiales procesados por delitos aberrantes.

Periodista argentino Joaquín Morales Solá. La Nación, domingo 28.

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