A 500 pesos el carro ensillado

Un negocio detrás de la clasificación de residuos

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Paula Barquet, Alejandro Pérez

Trillar la calle", o clasificar, es un oficio en el que se desempeñan unos 5.000 uruguayos. Eso según los resultados del censo de clasificadores que hizo la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) el año pasado. Extraoficialmente, los mismos clasificadores estiman ser unos 10.000 y hasta 15.000.

No da igual. La diferencia es grande y seguramente responda a cuestiones terminológicas. "¿Usted es clasificador?", habrá preguntado el encuestador de la intendencia. "Y, no, en realidad no", habrán contestado todos lo que ganan su dinero haciendo changas.

Clasificar ahora también es una changa.

Dicen los mismos hurgadores que con la crisis internacional bajaron los precios del material reciclable. También aseguran que muchos han desistido por falta de "suerte" o "capacidad" para llegar a casa con el carro cargado.

De ahí que haya surgido un nuevo "negocio" detrás de la clasificación: el alquiler de carro y caballo, o como le dicen en la jerga, "carro ensillado". En todos los asentamientos, cada vez más, hay quienes arriendan su "kit" de trabajo por unos 500 pesos las seis horas.

Son desempleados que no conocen el oficio, ex clasificadores o clasificadores part-time, dice Leticia, quien hace 20 años se dedica a juntar material reciclable. "Muchos hacen la calle de mañana y alquilan el carro por la tarde", cuenta. Leticia vive en el asentamiento 6 de Diciembre. No tiene idea cuántos son los que arriendan allí porque no los conoce directamente. En otros barrios como Tres Ombúes o Carrasco Norte ha visto gente en esas tratativas. Afirma, además, que a menudo identifica un caballo que no anda con su dueño y suele deberse a que es alquilado.

Pero a la IMM no le consta. Alejandro Tessadri, vocero de la división Limpieza, alegó que en el censo "no surgió esa información" y que no le han dicho que exista tal negocio. Está al tanto, sí, de que en los depósitos de material venden carros y caballos, y muchas veces los dan "fiados". Pero de alquiler, nada.

El director de Limpieza, Eduardo Pereyra, está de licencia. En el caso de que se confirme el arrendamiento del "carro ensillado", su eventual regulación debería ser decisión de Pereyra, adelantó Tessadri.

ESTÁ DIFÍCIL. Tirar un carro "a pulmón" permite levantar, como mucho, 80 kilos de carga por viaje. Se requieren tres o cuatro viajes por jornada para reunir mercadería por el valor de 300 pesos, con suerte.

Por eso es casi de rigor hacerse de un carro y un caballo para poder acarrear hasta 250 kilos en una recorrida. En la mayoría de los casos el ingreso no supera un 60% de lo que se ganaba a fines de 2008. Los clasificadores manifiestan con insistencia, como premisa o leit motiv, que "hoy tenés que laburar el doble para ganar lo mismo que antes".

Un caballo criollo cuesta en el mercado unos 10.000 pesos. El carro, otro tanto. Significa que para empezar a clasificar habría que hacer una inversión inicial de 20.000 pesos.

Por eso en los barrios periféricos han surgido casas o locales comerciales que se dedican al alquiler del "carro ensillado". En estos establecimientos no se necesitan depósitos o garantías, y mucho menos libretas de conducir o seguros contra terceros. La clientela se conoce y el trato es simplemente de palabra.

En algunos barrios se permiten cierta flexibilidad con el pago y no necesariamente cobran los 500 pesos. Dicen que depende de la "cara del cliente". Hay quienes previamente acuerdan que un porcentaje de lo recaudado irá para el arrendatario. Otros, que le entregarán sólo los residuos orgánicos recolectados para darle de comer a los cerdos.

Algunos arrendatarios cuentan con tres o cuatro carros y su correspondiente equino. También hay quienes llegan a tener más de dos decenas de "unidades" para arrendar o "rentar". Algunos se hicieron de los animales por poco dinero cuando a fines de 2008 los precios del material se fueron a pique, y hubo unos cuantos recicladores que abandonaron el oficio.

Leticia asegura que no hay un negocio en esto porque el dueño se arriesga a que el "inquilino" -muchas veces inexperiente- cometa infracciones y se le requisen el carro o el caballo. O que le haga una pinchadura de rueda, lo que cuesta unos 80 pesos.

Pero más allá de eso, la clasificadora critica la exigencia que implica para el animal. Lo máximo que debería tenerse a un caballo en la calle son ocho horas, y si se lo obliga a hacer doble turno, alcanza unas 16, explica indignada.

Leticia considera, además, que los 500 pesos que cobran por alquilar el "carro ensillado" es "un disparate" ya que, en los tiempos que corren, difícilmente se logre equiparar la inversión con lo recaudado. Da pérdida para el que alquila, y a largo plazo también es malo para el arrendatario, opina.

La IMM no tiene carros requisados

Las oportunidades de corregir una infracción son tantas, que los 13 inspectores municipales que recorren la capital, no han recurrido a la requisa. Si hay infracción se los observa hasta tres veces. Si reinciden se les retira el carné de clasificador por 10 días. Luego se los vuelve a observar hasta tres veces. Recién ahí se les quita el carro. Los clasificadores deben cumplir las mismas reglas que los automovilistas. Además deben llevar chapa, carné y vacuna antitetánica. No deben circular por algunas calles como Avenida Libertador, 18 de Julio o la Rambla. El control del trato que se le da al caballo corre por cuenta de Ganadería.

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