Para que no caigan en el olvido y se transmitan a las nuevas generaciones; para promoverlos y darles visibilidad; para revalorizarlos, difundirlos y que los conozcan cada vez más personas. Hace veinte años, cuando se puso en marcha la Convención de la UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, la noción de “patrimonio cultural inmaterial” o “patrimonio vivo” todavía era desconocida o poco usada. No solo por la ciudadanía, también muchos gobernantes y líderes de opinión no lo consideraban un asunto relevante.
Hoy en día escuchamos hablar del tema y, en términos generales, estamos más cercanos a comprender de qué se trata y cuál es el valor que promueve. Es la evolución del denominando sistema de Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural que impulsa la ONU desde la Convención de 1972 y que incluye en su listado a ciertos lugares de la Tierra que por su “valor universal excepcional” pertenecen al patrimonio común de la humanidad y deben ser resguardados. Es un título que conlleva obligaciones y que, así como se otorga, si no se cumplen ciertos parámetros, se retira.
En el informe Living heritage safeguarding without freezing (Salvaguardar el patrimonio vivo sin congelarlo) la UNESCO repasa cómo en las últimas dos décadas se superó la desconfianza que generaba el término “cultura inmaterial” y se fue incorporando al derecho internacional como un legado legítimo.
Hasta 2003, se entendía al Patrimonio Cultural como una colección de sitios y monumentos, y desde ese año pasó a incluir el patrimonio vivo en toda su diversidad, es decir, las tradiciones orales; las artes escénicas; los rituales y eventos festivos; los conocimientos y también las prácticas y habilidades relacionadas con la naturaleza y la artesanía.
Desde el principio, el texto del Convenio tuvo en cuenta este carácter evolutivo, “salvaguardando, sin fijar ni congelar”. Desde este punto de vista, la inscripción de un elemento no se refiere tanto al objeto en sí, sino al conocimiento y a los rituales que lo rodean. Por ejemplo, no es el pan baguette (Francia) lo que está inscrito, sino las habilidades artesanales y la cultura asociadas con él. Lo mismo ocurre con el cuscús (Argelia, Mauritania, Marruecos, Túnez), donde son los conocimientos, las técnicas y las prácticas asociadas a su producción y consumo las que aportan el patrimonio vivo.
Cada nuevo registro propone activar medidas de salvaguardia para prácticas que podrían desaparecer sin protección y lo hacen a través de distintas disposiciones legales y herramientas como la sensibilización y la transmisión a través de la educación formal y no formal.
La lista de patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO reúne a 181 Estados Partes y reconoce centenares de tradiciones y prácticas culturales. Del total de elementos incluidos más, de 140 recibieron financiación por estar al borde de la desaparición en una cuantía que ronda los 12 millones de dólares. La reunión más reciente del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, bajo la presidencia de Botswana, transcurrió durante la primera semana de diciembre pasado. Allí, además de dar paso a la siguiente presidencia que ocupará Paraguay y que en diciembre de 2024 definirá si se incorporan más elementos a esta lista, se dieron a conocer los nuevos inscritos.
Se trata de 55 ítems repartidos de la siguiente manera: 6 elementos forman parte de la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia como el soplado de vidrio tradicional en Siria; las prácticas tradicionales relacionadas con el cultivo del olivo en Turquía; el Xeedho, que es un plato que da una suegra a su yerno para celebrar la primera semana de matrimonio de su hija en Yibuti, en el cuerno de África; el Mek Mulung, un espectáculo tradicional malayo; la danza Ingoma Ya Mapiko de Mozambique y las técnicas ancestrales para la elaboración del Poncho Para'í de 60 listas, de la ciudad de Piribebuy en Paraguay.
A estos 6 elementos se suman otros 45 que son parte de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, aquí se han incluido elementos como el bolero, parte indispensable de la canción sentimental latinoamericana compartido entre Cuba y México; el Al-Man'ouché un pan plano que se prepara en los hogares y panaderías en Líbano; el Hiragasy, un arte escénico de las tierras altas centrales de Madagascar; un arte tradicional de tejer taparrabos en Côte d'Ivoire, Costa de Marfil; el canto de ópera en Italia o las técnicas para la preparación y consumo del ceviche, máxima expresión de la cocina tradicional peruana, entre otros.
Los restantes 4 elementos integrados que completan la lista de 2023 son parte del llamado Registro de Buenas Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. Aquí se hallan la llamada Geel, un modelo de acogida comunitario en Bélgica; el Red Nyckelharpa, una tradición musical y de construcción de instrumentos con raíces en Suecia; el Festival cultural y ecológico de la tortuga marina de Armila en Panamá y los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes de Caucagua en Venezuela.
Con estas nuevas inscripciones, 730 elementos culturales de 145 países forman ya parte del patrimonio vivo de la UNESCO. “Gracias a esta Convención, la propia definición de patrimonio cultural se ha ampliado. Ya no se trata solo de monumentos, yacimientos o piedras. Reconoce que el patrimonio también está vivo, que se puede cantar, escribir, escuchar y tocar. Cada uno de nosotros es portador de una parte de este patrimonio y es su garante”, recordó Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO en diciembre pasado al anunciar las nuevas incorporaciones.
A continuación, otros cinco de los nuevos elementos ingresados a la lista de la UNESCO ubicados en Asia, América, Europa y África.
El arte de la cría de caballos
Los caballos Akhal-Teke son prácticamente desconocidos. Se cree que Turkmenistán, o el área que ocupa a día de hoy ese territorio antes ruso, desciende del extinto caballo Niseus hace 3.000 años. El Akhal-Teke es un caballo de estatura media, entrenado para carreras, con buenos movimientos, buen saltador y con una resistencia excepcional. En sus características destaca también su inteligencia, agilidad, fuerza y un pelaje aterciopelado. Los Akhal-Teke son resistentes y pueden arreglárselas sin comida ni agua durante largos períodos de tiempo, según las descripciones de los expertos en hípica. No solo es una de las razas más antiguas, es también una de las más escasas.
En la actualidad hay unos 8.000 Akhal-Tekes en todo el mundo, el mayor porcentaje se encuentra en Asia Central donde hay programas de inseminación artificial y cría para intentar resguardarlos de la extinción. El máximo que se ha llegado a pagar por un ejemplar de esta raza es 2 millones de dólares. Detalla la UNESCO en su informe 2023, que existen muchas costumbres y tradiciones en torno a los caballos Akhal-Teke, incluidos rituales de denominación de nombres, concursos de belleza de caballos y juegos de carreras y equitación. También están estrechamente relacionados con las ceremonias nupciales, durante las cuales el novio se lleva a la novia en un caballo Akhal-Teke decorado con joyas y encajes creados, principalmente, por mujeres de la región.
Los caballos son una parte importante de la identidad histórica y cultural de Turkmenistán. El arte tradicional turkmeno de tejer alfombras y tapices, muchos de ellos con motivos ecuestres, también forma parte de la lista de patrimonio cultural inmaterial desde 2019. Se elaboran en telares horizontales o verticales con hilos de lana teñidos de diferentes colores y se usan en general para revestir los suelos y decorar las paredes. Las alfombras son un símbolo de abundancia.
La trashumancia en Europa
Desde Albania, Andorra, Austria, Croacia, a Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Rumanía y España, la trashumancia, como se describe el desplazamiento estacional de personas con sus rebaños, es patrimonio vivo europeo. Cada año, en primavera y otoño, los pastores organizan el movimiento de miles de animales a lo largo de caminos pastoriles tradicionales. Se desplazan a pie o a caballo, guiados por sus perros y en ocasiones acompañados de sus familias. Tal como recuerda la UNESCO en su informe 2023, la trashumancia, una práctica ancestral, surge de un profundo conocimiento sobre el medio ambiente e implica prácticas sociales y rituales relacionadas con el cuidado, la cría y el entrenamiento de los animales y la gestión de los recursos naturales.
En torno a la trashumancia se ha desarrollado todo un sistema socioeconómico, desde la gastronomía hasta la artesanía local y las festividades que marcan el inicio y el final de una temporada. Las familias han estado representando y transmitiendo la trashumancia a través de la observación y la práctica durante muchas generaciones.
Las comunidades que viven a lo largo de las rutas donde se practica también desempeñan un papel importante en su transmisión, por ejemplo, celebrando cruces de rebaños y organizando festivales. La práctica también se transmite en talleres organizados por comunidades locales, asociaciones y redes de pastores y agricultores, así como a través de universidades e institutos de investigación. “La trashumancia contribuye así a la inclusión social, fortaleciendo la identidad cultural y los vínculos entre familias, comunidades y territorios, al tiempo que contrarresta los efectos de la despoblación rural”.
En España, cada octubre se celebra la Fiesta de la Trashumancia, un evento tradicional que comienza en distintos puntos del país y confluye en Madrid donde miles de ovejas ocupan por unas horas las calles céntricas de la ciudad.
Sona, figuras geométricas sobre la arena
Se le conoce como Lusona en singular y Sona en plural, la traducción significa “escrita sobre la arena” y es una forma de comunicación ancestral compuesta por dibujos y figuras geométricas. Practicada por los Lunda Cokwe y pueblos vecinos del Este de Angola, en África, es una forma de expresión a través de la que se transmiten creencias, pensamientos y emociones, así como la relación entre el ser humano y la naturaleza. “Los practicantes marcan puntos de referencia en un piso mojado cubierto de arena usando el dedo índice y el meñique, luego trazan líneas alrededor de estos puntos. Las figuras y dibujos son vistos como un medio para transmitir historias, conocimientos y memoria colectiva a las nuevas generaciones. También se practica como arte decorativo”.
Las figuras e ilustraciones Sona se transmiten durante los ritos de iniciación de los jóvenes que se preparan para asumir funciones sociales. Para sus practicantes, es un medio para promover la identidad cultural, crear y consolidar la memoria colectiva y mejorar el sentido de pertenencia. También es una oportunidad para mantener los conocimientos indígenas y transmitirlos a los niños y jóvenes. En las últimas décadas, describe la UNESCO en su informe, “los institutos educativos han comenzado a utilizar los dibujos como medio para enseñar y avanzar en el conocimiento sobre matemáticas, etnomatemática y antropología, entre otras materias. El uso de Sona por parte de institutos educativos y artistas ha permitido su reinvención y difusión, y el refuerzo de conocimientos y habilidades sobre el dibujo desde diferentes perspectivas”.
Los Sona sirven ante todo como un recuerdo en la narración de cuentos y son realizados por hombres. Los niños aprenden a contar historias y a dibujarlos como parte de su ritual de iniciación junto a los maestros a los que llaman akwa kuta sona. Son normalmente gráficos delineables que se pueden dibujar sin levantar el dedo ni pasar dos veces por la misma línea.
Junkanoo, el gran festival de las Bahamas
Es el festival cultural nacional de Las Bahamas y sus orígenes se remontan a principios del siglo XIX. Fue llevado hasta allí por africanos esclavizados que aprovecharon sus vacaciones de tres días para recrear festivales originarios en su nueva tierra. Actualmente, Junkanoo, es una expresión creativa popular que se celebra a través de desfiles que conservan muchos elementos africanos y son un gran espectáculo de música, actuaciones, narraciones y artesanía indígenas.
“Junkanoo es una celebración de la unidad que reúne a miles de personas de todas las edades y orígenes en la creación de imponentes y coloridos disfraces con cartón y papel crepé. Los trajes se preparan en ‘chozas’, donde los practicantes exhiben su oficio y transmiten sus conocimientos a las generaciones más jóvenes”, detalla la UNESCO en su informe donde explica los argumentos por los que incorpora determinados elementos a sus listas de patrimonio inmaterial.
Los conocimientos y habilidades relacionados con la actuación y la creación de vestuario también se transmiten dentro de las familias. Toda la comunidad participa en la preparación de los jóvenes para sus ritos de paso. “Junkanoo se incorpora a todos los eventos nacionales importantes como celebración, entretenimiento y expresión cultural tradicional. Fomenta un sentido de orgullo comunitario, identidad, compañerismo, espiritualidad y unidad. Es una celebración de la creatividad que refina el arte de hacer belleza”.
En la región del Caribe ostenta el estatus de uno de los carnavales más famosos y animados. Los disfraces coloridos y exuberantes y el desfile callejero son un espectáculo que se acompaña de silbidos, cencerros, bocinas y tambores de piel de cabra. Suele celebrarse durante el Boxing Day (el día después de Navidad), así como el día de Año Nuevo y muchos sábados durante el verano.
El rickshaws y sus pinturas en Bangladesh
El rickshaw es un pequeño vehículo de pasajeros de tres ruedas tirado por una sola persona. Es una característica reconocida en Bangladesh en su conjunto. Tradicionalmente hecho a mano por un pequeño grupo de artesanos, casi todas las partes de un rickshaw están pintadas con coloridos motivos florales, imágenes naturales, pájaros y animales, representaciones creativas de eventos históricos, fábulas, héroes nacionales, estrellas de cine y textos. También están decorados con borlas, flores de plástico y oropel. Explica la UNESCO en su informe, que “al tratarse de vehículos que circulan lentamente, las pinturas y decoraciones son fácilmente visibles para los espectadores, convirtiéndose así en una exposición itinerante”.
Los rickshaws decorados son emblemáticos en la vida urbana en Dhaka, la capital del país, y dan lugar a exposiciones y eventos festivos. A menudo, aparecen en películas y otras obras de arte. El proceso tradicional de fabricación de estos triciclos lo transmiten los artesanos en talleres especializados, de forma oral y mediante formación práctica. Los pintores de rickshaw trabajan por encargo y suelen transmitir sus conocimientos y habilidades a sus hijos y familiares cercanos. Si bien todos los artesanos son hombres, los pintores incluyen también a mujeres.
Los rickshaws y la pintura en ellos se consideran una parte clave de la tradición cultural de la ciudad y una forma dinámica de arte popular urbano, que brinda a los habitantes un sentido de identidad y continuidad compartida. Su inclusión en la lista de Patrimonio Inmaterial de la Unesco los convierte ahora en la quinta inscripción para Bangladesh. Le anteceden el Shital Pati, arte tradicional de tejido de esteras en Sylhet (2017), la fiesta Mangal Shobhajatra del Pahela Baishakh, día del Año Nuevo (2016), el arte tradicional de tejer el jamdani, una tela de algodón muy fina fabricada a mano por maestros tejedores y sus aprendices (2013), y los cantos de los baul, los trovadores místicos que viven en las zonas rurales de Bangladesh y en el Oeste de Bengala, India (2008)