¡Se nos va un nuevo año! Parece mentira… Y cada 8 de diciembre me hace pensar en que ¡ya se viene la Navidad!
Como el baby shower de un niño esperado, donde uno anhela conocer pronto al bebé y tenerlo en brazos; así de expectante suelo vivir estos días, con el deseo de poder preparar bien el corazón para experimentar junto a mi familia y amigos, el verdadero misterio de este nacimiento especial.
Pero ocurre que a muchos, este tiempo nos suele agarrar “atorados” en mil cosas: despedidas, cierres de año, balances, preparativos, pendientes… y naturalmente podemos terminar perdiendo el foco.
Hace unos años, un peón rural, me transmitió una enseñanza tan linda como difícil de olvidar, que hoy quisiera compartir contigo. Esa tarde, salimos a recorrer juntos un campo de a caballo. Cuando se venía la noche, que pintaba ser oscura y cerrada (sin luna), el hombre de pocas palabras, me dijo: “Verde, aproveche ahora que hay buena luz, pa’ tomar referencias. Dentro de un ratito nomás, ¡no se verá nada!” Pensé que se trataba de una broma, pero no. Fue tal cual, como dijo: al cabo de unos minutos estaba todo oscuro y se hacía muy difícil avanzar. Menos mal que los caballos conocían el camino, y sobre todo que supimos distinguir esos puntos claves: la portera chica, un eucaliptus caído y al fondo “la luz de las casas”.
Una vez en los galpones, mientras desensillábamos me dijo: “en la vida le va a pasar igual: tendrá momentos de mucha luz, y momentos de oscuridad. Pero si usted es vivo, sabrá tomar referencias en los momentos luminosos pa’ cuando lleguen los momentos difíciles… ¡ahí sí que los podrá apechugar distinto!”. Realmente me descolocó.
Hoy quisiera invitarte a pensar cuáles fueron esos momentos de “luz” en este año. Esas “bocanadas de aire fresco” que te hicieron oxigenar tu alma. No tienen por qué ser cosas “extraordinarias”. Quizás fue un gran salto en tu vida; o un pequeño paso que pudiste dar en medio de una gran dificultad. No lo sé, pero te invito a que pienses en esos momentos claves de este año, y los tomes hoy de referencia, con un corazón agradecido, y así poder atesorarlos.
Es un simple ejercicio espiritual, lindo de hacer en este tiempo previo a la Navidad, a modo de baby shower de Jesús.
Uno de los regalos más lindos que suele traer el Niño Dios es la Paz. ¡Cuánto la necesitamos en estos momentos turbulentos! ¡Paz!
Paz en el corazón de cada uno, y Paz entre los pueblos en guerra.
Uno puede fingir alegría, pero en lo profundo estar triste. Uno puede fingir tristeza, pero en el fondo estar alegre. La Paz, no puede fingirse ni camuflarse. La Paz se tiene o no se tiene. Se experimenta o no. Creo que por un lado es un regalo del Cielo y hay que pedirlo. Pero a la vez, la Paz termina siendo fruto de las decisiones bien tomadas. ¡Es el mejor síntoma que uno siente, luego de haber hecho lo correcto!
Por eso, tomar referencias en los momentos de luz, puede ser clave para que aún en los momentos de oscuridad podamos acertar en el camino a seguir, y así experimentar ese enorme tesoro de la Paz.
Mi deseo para estos días es que podamos tener las manos y el corazón disponibles para recibir este inmenso regalo del Niño Dios, y juntos poder ser constructores de Paz.
Dijera Francisco: “María fue la que supo convertir una cueva de animales, en la cuna de Jesús”. ¡Cuánto más podrá hacer con nuestro corazón! ¡Hoy, en su día, te invito a confiarte sencillamente en sus manos!
¡Un fuerte abrazo!
Y hasta el Cielo ¡no paramos!
Gordo