Oeste Riojano: Por la ruta 40

Con el cielo más limpio de toda Argentina, sumado al impacto de un paisaje único, el mejor de los vinos y varias aventuras a elección, este rincón en el corazón de La Rioja es el plan perfecto para una escapada de invierno. Aquí, algo de lo que hay que saber para hacer planes.

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Vallecito Encantado, Guandacol.
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Lejos de las atestadas ofertas playeras, y con paisajes que parecen de otro planeta, el Departamento General Felipe Varela, en La Rioja, Argentina, es un excelente destino para las próximas vacaciones. No solo se trata de un viaje cercano, ideal para una escapada de pocos días, sino que además está en su mejor momento, ya que no hace el calor agobiante que suele asolar la región.

Para llegar hasta allí, la mejor opción es volar a Buenos Aires, y de ahí tomar otro avión a La Rioja o San Juan. Luego, se puede seguir en bus o combi privada hasta Villa Unión, o se puede alquilar un auto para más autonomía a lo largo del camino. En total, se deben hacer 320 kilómetros, por la mítica Ruta 40, reconocida por ser la más larga de todo el país, la cual conecta el sur con el norte a través de paisajes increíbles. Muchos viajeros la comparan con la Ruta 66 de Estados Unidos, y la catalogan como una experiencia de libertad auténtica, que permite conocer el norte argentino en profundidad, con sus diferentes culturas, tradiciones y propuestas gastronómicas. Luego de un trayecto de aproximadamente 4 o 5 horas en auto, se debe tomar la nueva Ruta Nacional 150, que atraviesa el Parque Provincial Ischigualasto (a 1.300 metros sobre el nivel del mar), más conocido como Valle de la Luna, y que luego conecta con otros puntos de interés del circuito. Bien señalizada y en muy buen estado a lo largo de todo el trayecto, la ruta ofrece escenarios únicos, que también atraen a los motoqueros.

Una vez en Villa Unión, se siente como una ciudad mágica, donde el tiempo se mide por la historia de los cañones, una geografía singular, con atardeceres rojos, y vinos que se quedan en la memoria. Este sitio, es el punto ideal para comenzar a recorrer esta región tan especial.

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Vistas del Parque Nacional de Talampaya.
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Entre los imperdibles está el imponente Parque Nacional Talampaya, declarado Patrimonio de la Humanidad y una de las siete maravillas naturales de ese país. Como sacado de Marte, su paisaje realmente sorprende con sus paredones rojizos de hasta 150 metros de altura, sus petroglifos milenarios, el Jardín Botánico, la Catedral Gótica y el Monje; todos recorridos guiados entre cardones gigantes. También se puede visitar la Laguna Brava, donde los flamencos rosados irrumpen en el paisaje de la cordillera andina, como si fuera una escena surrealista. Ubicada a más de cuatro mil metros de altura, es una reserva provincial cargada de belleza. Para disfrutar de este spot, se recomienda llevar abrigo. No es una opción, sino un must, ya que las temperaturas en esa zona del planeta suelen descender drásticamente.

Otro de los secretos mejor guardados de la región es el cráter Corona del Inca. Se trata de un hoyo de origen volcánico en el que es posible ver hielo, y sólo se accede con vehículos 4x4, con guías autorizados. Este paseo toma casi un día completo y se recomienda reservar con antelación.

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Cañón del Triásico.
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Para quienes aman la geología o buscan escenarios que nunca olvidarán, una excursión ineludible es la del Cañón del Triásico, y el Vallecito Encantado. El primero guarda millones de años en sus paredes rocosas, y se puede visitar en la noche para apreciar el cielo; mientras el segundo desafía la creatividad de los turistas y parece creado por escultores, con piedras de formas abstractas, erosionadas por la propia naturaleza.

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Experiencia nocturna en el Cañón del Triásico.
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Quienes buscan adrenalina y algo de acción, la Banda Florida tiene circuitos de mountain bike entre las montañas y los senderos naturales. Se trata de un plan más activo, que permite conectar fuertemente con la naturaleza, y a la vez tomar selfies increíbles, dignas de compartir.

Pero además de admirar la geografía y la belleza natural del lugar, las bodegas familiares constituyen el otro atractivo de la zona. Son varias, y en ellas se pueden degustar varietales como el torrontés blanco o el tinto malbec, y así compartir un rato con sus productores, mientras se acompañan con platos tradicionales como las empanadas riojanas o una cazuela de cabrito.

Este viaje permite descubrir pueblos con alma e historia, como Aicuña, con paisajes acuarelados de ensueño; o Guandacol, Los Palacios, Pagancillo o Santa Clara, ideales para caminar sin apuro, descubrir telares artesanales, y llevarse recuerdos imborrables. Para quienes se sientan tentados y tomen la decisión de visitar la provincia, la recomendación es reservar alojamiento, excursiones, entradas y traslados con anticipación, y así estar más tranquilos. Otro detalle a tener en cuenta es llevar en cada excursión, protector solar, abrigo, calzado cómodo, lentes de sol, y una botella con agua para mantener la hidratación, ya que la mayoría de los paseos son al aire libre. Por info: www.turismovillaunion.gob.ar o Instagram|@turis_villaunion_del_talampaya

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