Mario González, tras una vieja amiga

Va por su primera Triple Corona como entrenador; siendo jockey ya ganó dos

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PABLO NÚÑEZ

Su historia tiene varios puntos en común con la de la mayoría de los jockeys y entrenadores que han estado vinculados a Maroñas a lo largo de todo su historial. Nacido en una ciudad del interior del país (Rocha) y criado en una estancia, comenzó a andar a caballo cuando la escuela formaba parte de su diario vivir. A temprana edad se inició en las pencas -"a veces me hacían trabajar los caballos a las tres de la mañana, para que nadie los viera", recuerda- y en su inserción al circo capitalino trabajó como peón antes de poder correr.

INICIOS. "Primero estuve con Isaúl Rey, después con el `Toto` Sarli y por último con Prieto. Mientras tanto iba a la escuela del filetero Gastón Saavedra, pero a veces no podía porque no me daba el tiempo por el trabajo que tenía el stud. Un día se hizo una carrera para aprendices y me ofrecieron al caballo favorito, pero Saavedra no me autorizó a correr porque yo faltaba mucho y entonces se lo dieron a un muchacho de apellido De León. Al final me dieron otro del stud Las Flores y los dueños pidieron que me dejaran correr y aceptaron. El que ganó fue el que me habían ofrecido primero y yo entré segundo", relata sin olvidar un detalle.

Luego continuó peonando hasta el día en que alcanzó sus primeros diez éxitos. "Fue un domingo en el que pegué doblete con una yegua que cuidaba Irigoyen y un caballo que se llamaba Bianchi, con el que gané una última carrera a 26 pesos", relata en otro alarde de memoria. Su primera estadística no demoró en llegar (1974) y su vinculación con Rogelio Rodríguez tampoco. "Era una época en la que habían excelentes cuidadores, pero para mí , `Lito` era el más completo", sostiene.

Con él, Mario González vivió dos capítulos inolvidables de su exitosa trayectoria. Juntos ganaron la Triple Corona con Hampstead (1977) y Monacilio (1980). "Era un fuera de serie", dice al referirse al primero. "Era deshecho de las rodillas, de las cuales tenían que sacarle líquido un día después de trabajar. Corrió toda su campaña remendado. Después lo vendieron desahuciado para Buenos Aires y cuando reprisó ganó un clásico disparando. Era un fenómeno. De mañana siempre iba estirado, pero en carrera cambiaba. Además lo podías correr en cualquier lado. En eso, Storm Duro se le parece", asegura.

"Monacilio era muy corredor, pero era otra clase de caballo", manifestó luego, dejando en evidencia su preferencia por Hampstead, el cual dio origen al segundo nombre de su hijo Mario. "Prometí que si ganaba la Triple Corona le ponía Hampstead. Ahora le dije a mi hijo que haga una promesa y que si él también la gana, que encargue un varón y le ponga Storm Duro (risas)".

ANÉCDOTA. Sobre la gesta de Monacilio, cuenta un capítulo que seguramente no muchos conocen. "En el Jockey Club, el caballo estaba con problemas en los riñones y en la redonda de montar "Lito" me dijo que en las gateras, lo retirara. Cuando llegué ya estaba la media bandera y pensé `el único que me puede ganar es Lotus` y al final no le retiré nada. Lo corrí un poco más entretenido y terminé ganando en verde después de pelear cabeza a cabeza con Lotus y Báez de los 400 a la raya".

Treinta años después de aquel episodio, Mario va por una nueva Triple Corona, ahora como entrenador. "Storm Duro es muy buen caballo y creo que a sus rivales les va a costar ganarle", expresó sin disimular su confianza en el hijo de Bernstein, sobre el cual no se guardó elogios: "Él tiene todo lo que un triple coronado debe tener. La Polla y el Jockey Club los corrió de atrás, pero si tiene que venir más cerca también lo puede hacer y si le toca pelear con otro, es difícil que pierda. Además, tiene mucha clase. Él no se hace problema por nada, se alimenta bien y se deja varear con normalidad".

Por lógica, Storm Duro es el potrillo a vencer en el Nacional, pero tendrá a su frente rivales que lo exigirán al máximo. Con uno de ellos, comparte el cuidador. "Gol de Placa llegó al Jockey Club con un problema orgánico y Pablo (Falero) lo cuidó mucho. Quedó muy lejos y al final terminó a seis cuerpos. Ahora está mucho mejor", advirtió.

La pregunta entonces se impone. ¿Y si gana Gol de Placa? "Y... festejaré igual, aunque seguramente no tanto".

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