SALTO | JORGE SAVIA
- ¿Cómo se siente acá, lejos de lo suyo?
-Bueno, bien, preparándome, por suerte falta poco para esta pelea, pero estoy bien preparado.
-En el peso, ¿cómo anda?
-Ando en 57 kilos (tiene que dar 52,100), la estamos peleando, pero es lo normal antes de cada pelea, no es para hacer drama.
-El clima, el calor acá en Salto, lo ayuda para no tener tantos problemas con la balanza...
-Sí, el clima me ayuda un poco a transpirar más al entrenarme, pero también me da mucha sed y ganas de tomar más agua; igual, la estamos llevando lo mejor posible, la voy sacando adelante, pensando en esta pelea del sábado, pero sobre todo en la del japonés campeón mundial, que es la meta que me he fijado.
-¿Qué sintió al quedarse solo, acá, en la Prefectura, lejos de su madre y sus hermanos, con quienes es tan apegado?
-Los tres primeros días, la verdad, estuve muy deprimido, pero la gente de Salto me apoyó, las autoridades y los subalternos de la Prefectura me dan para adelante, así que no pasa nada. Sólo tengo que tratar de llegar lo mejor posible, no veo más la hora de hacer -y ganar- esta pelea para tratar de estar con mi madre y mis hermanos.
-¿Y cómo le va con el cambio de técnico con Roberto Machado?
-Me está enseñando cosas que no sabía, el cambio ha sido bueno, además acá hay buen compañerismo con los demás muchachos... en fin, hay cosas que estoy aprendiendo, que capaz que en otro lado no me la enseñaban, y por eso, también, estoy con mucha garra. Aparte, acá, con los hermanos Faccio, con Sosa Pintos y otros amateurs de nivel, tengo muy buenos sparrings.
-¿Cómo es un día suyo acá en Salto?
-Pongo el celular y me levanto a eso de las 7 de la mañana, salgo a correr con el preparador físico (Prof. Policarpo Núñez), después llego, me baño, hago un desayuno chiquito, leo un libro me que regaló Miguel Gilardoni, "El alquimista" de Pablo Coelho, y me quedo acá en Prefectura, lavo mi ropita y apronto todo para el entrenamiento de la tarde. Al mediodía voy a comer en el Fogón de AEBU, después camino un poco para bajar la comida, me relajo un poco y trato de no pensar en la gente de Montevideo y a las 6 voy a entrenar al gimnasio.
-¿Y de noche sale a distraerse un poco por el centro de Salto?
-No, no, no, veo un poco de televisión en la Prefectura, hablo con mi madre por teléfono y después me acuesto. No ando callejeando porque yo estoy concentrado para una pelea, no estoy para pasear acá en Salto.
-¿Este régimen está dispuesto a hacerlo siempre?
-Sí, no sé si tan lejos de mi familia, porque uno tiene corazón y a veces eso no le hace muy bien, pero son los baches que hay que pasar para poder salir adelante. Esto que hago es para sacar a mi familia al frente, así que si hay que estar acá o en la China no va a haber dificultades.
-¿Se adapta mejor que en los 15 días que estuvo entrenando en Buenos Aires?
-Sí, los muchachos me vienen a buscar para que salga a conocer; el problema es que acá el calor te abrasa, hay días que te levantás todo transpirado, los entrenamientos son sofocantes. Eso es lo bravo.