MARIELA MUÑOZ DÍAZ
Con más arrugas y varias canas en el pelo, se reunieron en el Club de Golf los fundadores de Cuervos, uno de los clubes pioneros del rugby nacional.
Recuerdos y divertidas anécdotas protagonizaron la velada que reunió a los primeros jugadores del club que sólo una vez, en 1960, se coronó campeón (e invicto).
Al igual que en los primeros tiempos, el capitán Alberto Brause fue quien tomó la palabra y contó los detalles de cómo surgieron.
El 3 de abril se cumplen 50 años de la creación de Cuervos, un equipo que comenzó siendo de un grupo de amigos. "Estábamos en el cumpleaños del "flaco" Oscar Pérez Gentile cuando surgió la idea de fundar el club", relató con nostalgia Enrique Escardó. La mayoría de los chicos ya jugaba al rugby, en otros equipos, aunque otros daban sus primeros pasos. "Macoco" Ardanz (hoy de 87 años) y Eduardo Muró se encargaron de brindarles las primeras herramientas.
Pero con la idea de fundar un club no alcanzaba. El presidente de la URU, en aquel momento Jorge Giménez de Aréchaga, le exigió al grupo de amigos que debían tener el patrocinio de un club; ahí surgió el Club de Golf.
El nombre de Cuervos fue elegido por un cómic de la época. El negro de la vestimenta podría responder a dos razones. La brindada por Brause alude a que como los jugadores venían de distintos equipos, se eligió ese color para teñir las remeras de los otros clubes. Otra versión sostiene que el negro responde a una frase de Carlos Deus dicha en aquel entonces: "Somos tan cracks que vamos a jugar de smoking".
En el primer año de competencia, el club de amigos primó sobre lo deportivo. Después de cada práctica en el fairway del hoyo 8, se iban al bar del Club de Golf a departir un rato, y luego de cada partido realizaban bailes en una especie de "cuarto tiempo".
Álvaro Soto fue descripto en la reunión como "el único que podría haber jugado en todos los tiempos", pero también como "el más haragán" de todos. El problema de Soto, según contaron, era que le gustaba salir al Mercado del Puerto la noche anterior a los partidos y al otro día siempre había que ir a despertarlo. En algunas ocasiones hasta lo metían bajo la ducha intentando que reaccionara.
"¡Qué pena que Álvaro no haya podido venir a esta reunión!", comentaban los viejos amigos.
juveniles. En 1968, los Cuervos volvieron a dejar su sello en el rugby nacional cuando se creó el equipo de juveniles. Hasta ese momento sólo contaban con esta división Old Boys y Christians. "Al principio nos comimos varias goleadas pero con el tiempo nos equiparamos", aseguró Crispo Capurro, integrante de ese primer equipo juvenil. "Recién en el tercer partido pudimos anotar los primeros tres puntos, ante Christians", continuó, recordando aquel penal convertido desde mitad de cancha por Alejandro Brito Del Pino.
el mismo de siempre. Algunas cosas no cambiaron. Cuando la reunión ya tocaba a su fin en el Club de Golf, irrumpió Álvaro Soto.
"¡Otra vez llegando tarde!", le dijo "Macoco".
La prestigiosa historia de los Cuervos, 50 años después, se continúa escribiendo.
Hoy la historia se continúa escribiendo
Casi treinta jugadores integraban Cuervos en su primer año de vida. Medio siglo después el número ascendió a 160 (entre los que se destacan figuras de Teros). El club tiene hoy 20 entrenadores,
Además de primera, reserva y juveniles, el club cuenta con categorías de la M15 en adelante, y desde 2008 con una escuelita de rugby a la que asisten chicos de 8 a 11 años.
Se incorporarán este año, según Diego Vidal, delegado en la Unión de Rugby de Uruguay, una M13 y una M14 dentro de la M15, y una M16 dentro de la M17. Si bien estas nuevas subcategorías no competirán oficialmente, jugarán partidos amistosos a lo largo del año.
El entrenador principal de Cuervos, José Brancato, fue el encargado de llevar adelante este y otros procesos de cambio. Logró desarrollar el Equipo de Desarrollo Deportivo donde los entrenadores reciben y comparten conocimientos y experiencias para que el rugby crezca.