PARIS | AFP Y AP
Zinedine Zidane deja el fútbol con un último trofeo, el Balón de Oro asignado ayer al mejor jugador del Mundial-2006. Pero la despedida soñada se convirtió en pesadilla: Francia no logró sumar su segundo título mundial y la estrella de "Zizou" se apagó singularmente.
La última imagen de Zidane como futbolista atormentará durante mucho tiempo a sus admiradores. El líder de la generación dorada del fútbol nacional, ganador del Mundial-98 y de la Eurocopa-2000, salió por la puerta de atrás después de propinar un cabezazo en pleno pecho del italiano Marco Materazzi.
La elección de Zidane Balón de Oro suscitó duras reacciones en Italia.
Los italianos Fabio Cannavaro (1.977 puntos) y Andrea Pirlo (715 puntos) quedaron con los Balones de Plata y Bronce, respectivamente, informó la FIFA en su portal de Internet.
"Toda la FIFA es una vergüenza", protestó en Roma el parlamentario Piergiorgio Stiffoni, del partido Forza Italia, del ex premier Silvio Berlusconi, quien afirmó que el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, "es amigo de Zidane".
Su colega Maurizio Paniz, también de Forza Italia, dijo que "el mejor jugador de Alemania 2006 fue Cannavaro o Gianluigi Buf-fon, pero no Zidane", tras su "vergonzosa expulsión".
BRUTAL. Para muchos fanáticos franceses, lo más duro de tragar en la final frente a Italia no fue la derrota en sí. Fue el momento en que el héroe nacional Zinedine Zidane, el glorioso "Zizou", puso fin a su carrera con un acto brutal de furia.
El ministro de Deportes, Jean-Francois Lamour, dijo que no sabía qué le dijo Materazzi a Zida-ne previamente, pero "podemos imaginar que fue una provo- cación".
Sin embargo, dijo, el acto de Zidane fue "imperdonable" .
"Es una salida extraña para alguien que sigue siendo un campeón excepcional", dijo Lamour por televisión.
El presidente de la federación francesa de fútbol, Jean-Pierre Escalettes, dijo que le estrechó la mano a Zidane más tarde en el vestuario para felicitarlo por su carrera, pero que no conversaron. "Está triste", dijo Escalettes al matutino Le Parisien. "Tenemos que dejarlo en paz. No tengo nada que preguntarle".
ESTUPOR. El acto, en los últimos minutos de la carrera de Zidane, provocó estupor en Francia y el mundo. Zidane no ha dicho nada.
A pesar de la expulsión, el capitán francés recibió el Balón de Oro al mejor jugador del torneo, elegido por los periodistas.
El equipo recibió una bienvenida jubilosa ayer, con transmisión en vivo por televisión del trayecto del ómnibus desde el aeropuerto hasta París y el encuentro con el presidente Jacques Chirac. El regreso distrajo la atención, siquiera por unos instantes, de la conducta de Zidane.
Los jugadores almorzaron con Chirac, quien se mostró comprensivo con Zidane, señalando que era un momento intenso y difícil en su carrera.
Posteriormente, los jugadores saludaron a la multitud desde el balcón de un hotel sobre la emblemática Plaza de la Concordia. Uno tras otro se acercaron a la baranda y aplaudieron. La multitud pidió a los alaridos a Zidane, cuyos compañeros lo empujaron hacia adelante. Zidane inclinó la cabeza humildemente.
Si bien Chirac no se refirió a la expulsión, la ex ministra de Deportes, Marie-George Buffet, dijo que el acto que la provocó era imperdonable por la manera como afectaría a los niños que miraban el partido.
"No podemos perdonar este gesto", dijo por la radio RTL, y añadió que quería conocer los detalles.
El diario deportivo L`Equipe escribió su editorial en forma de carta a Zidane, en la que lo comparó con otros grandes del deporte de todos los tiempos como Muhammad Ali, Pelé y Jesse Owens.
"Pero ni Ali, ni Pelé, ni Owens, ni ningún otro gran héroe de su categoría -la categoría a la que estabas a punto de acceder- jamás violó las reglas más elementales del deporte como tú", dijo el diario.