Hay que decirlo con todas las letras, sin escatimar elogios de ninguna naturaleza para el hombre que construyó este presente de Peñarol.
Hace algún tiempo, una portada de Ovación identificó de la mejor manera al ex jugador y hoy entrenador carbonero. Porque, suspicacias de lado, no todo lo bueno que le pasa a Diego Aguirre puede ser considerado como golpes de fortuna. Aquel rótulo que estableció "Nacido para ganar" no hizo otra cosa que representar a la "Fiera" como se lo merece.
¿De qué manera se le puede decir al hombre que hizo un soberbio gol para ganar la Libertadores? ¿Qué nombre se le puede dar al entrenador que sacó dos veces campeón uruguayo a Peñarol en los momentos complicados?
Además, Aguirre volvió a demostrar tremenda capacidad para armar el equipo, poder e inteligencia para convencer a los dirigentes que no había que jubilar a nadie y solvencia para sacar de la oncena a un capitán glorioso.
¿Y los planteos? ¿La estrategia sale producto de los dados o la timba? No. Aguirre es un señor entrenador de fútbol y Peñarol va a tener que hacerle una estatua.
¿Y vos qué decís?
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