Lo dijo Morena en el vestuario: lo que le falta a Peñarol es seguir ganando. Porque ayer en Paysandú, volvió a ganar como en Rocha la semana pasada. Sin jugar bien. O sin tener un gran volumen de juego. También por no haber tenido enfrente a un rival de mucho cuidado, que en este caso lo complicó al extremo de que malogró varias situaciones claras para alcanzar el empate, incluso sobre el final mismo del trámite, pero que mermó bastante su rendimiento y resistencia durante el transcurso de la primera etapa. Y porque, como ocurrió el último domingo con Nacional ante Rentistas en el Centenario, de nuevo un error arbitral gravitante perjudicó ostensiblemente al chico a favor del grande.
Esa fue una de las claves de la imposición aurinegra en el Monumental Estadio Artigas en la pasada jornada: siga el baile, siga el baile, al compás, no del tamboril, como cantaba el ya legendario Alberto Castillo, sino del error referil. Así, no hay dudas que Peñarol seguirá ganando como lo hizo en la víspera, pese a haber jugado 55’ con un hombre menos, como consecuencia de la expulsión por roja directa —quizá como producto de una medida un tanto exagerada; con amarilla alcanzaba— que sufrió Alejandro Correa Rodríguez a los 23’ de la primera etapa.
Es más, como lo indica ese último cambio —un zaguero por un atacante— que hizo el técnico al darle entrada a Nunes por Maz, Peñarol sufrió más de lo que puede darlo a entender el resultado, fundamentalmente porque a lo largo de los 90’ sus dos defensas centrales —Pierre y Cristian González— propiciaron no menos de 6 o 7 situaciones en las que los puntas locales quedaron en posición de gol frente al arquero visitante. Y una fue penal (y gol locatario), por una intervención de Obelar que dio la sensación de ser apresurada, ya que Castellano (descuidado por los zagueros rivales) quedaba muy sesgado al arco contrario, mientras todas las demás, para suerte de Peñarol, resultaron mal ejecutadas.
De no haber sido así, entonces, ese Peñarol que empezó bien, presionando y dominando la pelota y la cancha, pero que después fue perdiendo voltaje porque extrañó la salida de Ramírez para pasar de la defensa al ataque y los encargados de llevar el equipo hacia la ofensiva fueron Césaro y Rotundo, que metieron a Paysandú contra su área pero carecieron de la creatividad y la sorpresa como para desestabilizarlo, la historia pudo haber sido diferente.
Además, el cuadro de Morena perdió la cuota de vivacidad y desborde que le puede aportar Russo —que se fue lesionado—cuando el cotejo recién llegaba a los 30 iniciales. Lo que da la pauta de que Peñarol estuvo realmente complicado.
El mérito aurinegro, si acaso, fue haberse jugado. Porque cuando salió expulsado Correa Rodríguez, el técnico no recompuso la línea de 4. A partir de ahí, hasta que entró Nunes, el visitante jugó con 3 en la zaga, Rotundo, Césaro y Martín García en el medio, Cedrés de enganche, y Apellaniz y Maz adelante. Pero, igual; lo que en definitiva "sacó de los pelos" a este Peñarol que —como enfatizó Morena en el vestuario— le hace falta seguir ganando, fueron el penal que antes del final del primer tiempo le cobró Méndez a Melgarejo por un foul inexistente sobre Apellaniz y el golazo "de otro partido" que, con una soberbia media vuelta, metió el botija Maz apenas comenzó la segunda etapa.
PELADO Sebastián Maz, apareció rapado a cero: "Los más experientes me cortaron el pelo el viernes de noche. Me dejaron un hueco en la cabeza así que me tuve que rapar... está bien, no me quejo, me la banco. Pero hasta que no me crezca el pelo no me aparezco por Durazno, indicó.
"CACHO" Juan Carlos Blanco vio la roja después que Gustavo Méndez cobró la pena máxima contra Paysandú: "¿Qué le dije? La verdad... que había cobrado un penal al p.... si fue así. Lo vio todo el mundo, el penal estuvo mal cobrado. Es una pena porque esos errores de los árbitros después se pagan caro", dijo el entrenador sanducero.
GRITOS "Mirá la televisión mañana vas a ver cómo te equivocaste!, le gritaron a Méndez allegados al Paysandú Fútbol Club, cuando el árbitro ingresaba a su camarín. Ni se inmutó.
ESTRICTO A propósito de Gustavo Méndez, salió tarde al campo de juego porque había "muchos periodistas" dentro de la cancha, algo habitual en los escenarios del interior del país. Pero eso no fue todo: ordenó cerrar las puertas que dan paso de la tribuna a los pasillos de los vestuarios así que la prensa tuvo que salir a la calle e ingresar nuevamente al Estadio para poder ir a hacer las notas con los futbolistas. ¿No se le va la mano?
HINCHA El haitiano Pierre llegó sin su casaca al vestuario. La remera que tenía debajo de la camiseta oficial rezaba: "SOY MANYA", con la foto de la hinchada de Peñarol como fondo.
LOCATARIO El ingreso de Gonzalo Pizzichillo, en los minutos finales del partido, fue el más aplaudido de la tarde. El goleador aurinegro tiene una hinchada bárbara en su tierra natal. Tanto es así que recorrió todas las emisoras locales como si hubiese hecho los dos goles de los aurinegros. Idolo sanducero, sin dudas