Adentrado ya en el Mundial de Clubes, Santiago Rodríguez (25) tiene una visión profunda del fútbol que va mucho más allá de su presente en Botafogo. Ve que se perdió la “magia” al encarar, que Uruguay sigue en el debe en la preparación física de los juveniles y, todavía con la cuenta de la selección mayor como un pendiente, proyecta su retiro en Nacional.
-Tuvo mucha repercusión una foto que te sacaste con Neymar. ¿Cómo fue ese momento y cómo está siendo esta adaptación al Brasileirao en los primeros meses ?
-Bien. De a poco ya me estoy adaptando y voy sintiéndome cada vez mejor. Con el paso del tiempo se va a hacer más fácil y más llevadero. Respecto a lo de Neymar, todo el mundo estaba como loco. Las cámaras y toda la gente de Santos estaba mirándolo a él. Nosotros lo teníamos jugando por nuestro lado y lo veíamos a cinco metros y era todo muy impactante lo que hacía. Sacarme la foto fue la frutilla de la torta. No logré tener su camiseta porque tenía otros excompañeros de Brasil y, obviamente, le dio prioridad a ellos, pero con la foto me fui contento y, encima, también porque ganamos.
-Era como un ídolo de chico para vos...
-Es que yo nací en el 2000 y los de mi generación lo agarramos siendo niños. Él era la estrella, le daban todo el marketing, y después cumplía jugando. Era el jugador a mirar. Creo que hoy sería como (Lamine) Yamal para los más chicos, que tiene estilo de juego muy vistoso, de hacer regates, fantasías. Llamaba la atención y a mí me gustaba mucho. Lo miraba a Santos por Copa Libertadores más que nada por él.
-¿Pudiste imitarle algo?
-No, no, creo que nada. Me gustaba mucho mirarlo. Más de chico intentaba copiar cosas, pero a día de hoy ha cambiado todo. El fútbol es mucho más rápido y no tengo su velocidad o regate.

-¿Se perdió esa magia en el fútbol actual?
-Sí, sí, se ha perdido también porque ha cambiado el fútbol. Hoy en día, quieren que los jugadores de fútbol sean más atletas; no solo jugadores. Controlan y evalúan todo lo físico, lo mental y un montón de cosas que antes quizás no se hacían. Y también, en parte, los entrenadores no le dan tanto apoyo al jugador para que haga ese tipo de acciones en el uno contra uno. Ahora está todo muy programado por varios sectores de la cancha. El jugador ha perdido esas ganas de encarar, limitado por el entrenador, que a lo mejor si pierde la pelota lo saca o lo reta.
-Y hablando de cambios, ¿tu cambio físico cómo fue? Vos eras muy delgado...
-A mí lo que me “salvó” fue la llegada de Eduardo Domínguez a Nacional porque, en parte, fue él que decidió que yo quedara en Primera División. Sé que había gente en Nacional que pensaba que era muy flaquito, que no estaba preparado para Primera. Él tuvo la fe, pensó en ayudarme y en confiar en mis cualidades técnicas. Después, con su cuerpo técnico me ayudaron mucho a crecer y mejorar en lo físico. Creo que el fútbol de hoy en día es más cabeza. Obviamente, la habilidad es gran parte de lo que es el fútbol, pero lo más importante para mí es el entendimiento de juego de cada jugador. El que logra entender el juego de mejor manera creo que se destaca. Más allá de la habilidad que tiene (Lionel) Messi, por ejemplo, creo que también entiende muy bien el fútbol, los espacios que están libres para poder ocuparlos. Yo siempre fui flaquito y quizás para el fútbol de hoy hubiese diferente porque se buscan jugadores más grandes y eso me podría haber complicado, pero Eduardo me salvó de caer en eso y me dio toda la confianza.
-¿Por qué los cambios son tan impactantes cuando los jugadores se van?
-Para mí, una de las cosas más importantes que tiene que cambiar Uruguay es el método de cómo se trabaja desde juveniles. Yo fui parte de eso y a veces era un poco limitado el acceso a gimnasio. En esa época, la prioridad siempre era Primera División y a veces no teníamos el gimnasio para los juveniles, entonces debíamos buscar momentos en los que estuviera libre. Es lo más importante para mejorar el físico. En Estados Unidos, por ejemplo, mucha gente quizás cree que se trabaja mal, pero es todo lo opuesto. Yo en Estados Unidos no tuve una lesión muscular porque se trabaja muy bien, te hacen evaluaciones para ver si tu cuerpo está bien balanceado de fuerza y empiezan a programarte un plan. En mi equipo hacíamos trabajos en gimnasio todos los días. En Uruguay, al menos en el tiempo que estuve, nunca se trabajó así. Lo otro que creo que hay que cambiar es el respeto que le tenemos a los demás cuando jugamos internacionalmente. A día de hoy, que se cambió lo de los goles de visita, los equipos salen a atacar y a jugar de igual a igual jugando de visitante o de local. Y en Uruguay seguimos jugando como antes, esperando que el rival ataque para sacarle un contragolpe. Yo sigo a Nacional todos los partidos y me pareció que con Inter pasó eso.

-¿Te das tiempo para aprovechar la playa? ¿Te gusta?
-No, no voy. Capaz que es más psicológico porque digo “si voy a la playa, me voy a sentir re cansado después porque el sol te mata, te cansa”. De última, si quiero agua y sol, me quedo un rato acá en mi casa en la piscina y aprovecho un ratito ahí. No voy a la playa por eso mismo.
-¿Quién es el jugador que mejor se entendió con vos hasta ahora?
-Me pasó en la MLS con el argentino Maxi Morales, que aprendí mucho de él. Era muy inteligente. Con algunos compañeros, por ejemplo, si tenés para pasársela, quizás preferís hacer una personal y con él era lo opuesto. Yo lo veía libre y lo buscaba y él me buscaba a mí y nos entendíamos muy bien. También le gustaba enseñar y cuando le preguntaba cosas estaba siempre con buena predisposición. Adentro de la cancha me ayudó muchísimo y fue con el que más me entendí. También con (Rodrigo) Amaral cuando jugábamos en el Bolso.
-Capaz es muy temprano hablar de un retiro, pero pensás en volver a Nacional?
-Sí, me gustaría mucho jugar en Nacional. Mi novia es norteamericana, con papás uruguayos, y el papá le inculcó todo lo de Nacional. La hizo socia desde que nació y ahora, que ella viaja mucho a Uruguay porque tiene familia, fue a un partido y quedó fascinada. Le encantó. Yo soy Bolso a morir y me gustaría volver a jugar en Nacional. También terminar mi carrera ahí y disfrutar de jugar con la gente. Acá los cánticos y el apoyo es diferente al de Nacional; allá es muy motivante y creo que, llegado su momento, voy a cumplir con esa parte.

-¿Y ves viable tener una chance en la selección?
-No deja de ser un sueño. Creo que puedo tener una chance más grande jugando acá. También en MLS hice las cosas bien y hubo compañeros que jugando ahí lograron estar en la selección. Lo más importante es que yo no deje de trabajar en mi equipo, que no pierda el enfoque. Si estoy en ese camino, van a haber más chances de que puedan llamarme y estar por lo menos en la lista. Es algo que hice en todas las juveniles y llegar a la mayor sería la frutilla de la torta. Jugar para mi país sería lo máximo.
-Inició el Mundial de Clubes y ustedes ya debutaron. ¿Qué partido del torneo me recomendás ver por DSports?
-Yo te recomiendo que veas nuestros partidos. De nuestro grupo te recomiendo ver contra el PSG y el Atlético. Yo me tengo fe. Nuestro grupo es difícil porque Europa es otro nivel y tenemos a dos europeos, pero también nosotros ya venimos con buena confianza, jugando bien y progresando. Es fútbol. Son 11 contra 11. Y hay que ir con fe. Lo último que se pierde es la fe.