Píriz continúa la saga

El mediocampista recibió el legado de los grandes campeones y creó una versión moderna

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DANIEL ROSA

El número 5 ha sido a lo largo de la historia el puesto que quizá más marcó al fútbol uruguayo. Cada vez que los argentinos, paraguayos, chilenos y hasta brasileños necesitaban reforzar el eje central del mediocampo apuntaban sus miradas directamente hacia este lado del Río de la Plata. El modernismo del fútbol ha generado el "doble cinco", con uno retrasado para hacer los relevos y otro más cerebral, un puesto que quizá lo comprendió y ejecutó como ninguno Juan Sebastián Verón en Estudiantes de La Plata.

La llegada de Juan Ramón Carrasco a Nacional generó la explosión de un típico cinco moderno, que había tenido una prometedora aparición en el verano de 2007, en la Punta Cup, pero que luego le costó afianzarse en Primera. De Facundo Píriz se viene hablando hace mucho, pero recién ahora se adueñó del puesto más representativo del fútbol uruguayo.

De buen porte, alto, veloz, certero en los cierres, seguro en el pase y elegante para salir jugando, el nacido en Tarariras (Colonia) es hoy un titular indiscutido para el entrenador tricolor. Tanto es así, que apenas terminó el Apertura y "JR" manifestó a la dirigencia sus necesidades para reforzar el plantel, no pidió ningún mediocampista central pese a la ida de Raúl Ferro a los Gallos Blancos de Querétaro, México. Con Píriz y Maximiliano Calzada como alternativa, el puesto estaba cubierto.

Aparición. Gerardo Pelusso lo hizo debutar el 13 de septiembre de 2008 en Tacuarembó. Ingresó a los 84` en el triunfo 2-0. Sin embargo, el mejor recuerdo lo dejó dos partidos más tarde, el 14 de diciembre, cuando el técnico lo colocó en el clásico para jugar los últimos 13 minutos y asegurar el triunfo 1-0. Con la pasta de un veterano se paró en la mitad del terreno y lo dominó en el partido más importante del fútbol uruguayo. Ese día se ganó la consideración de todos los hinchas.

Le llegó el turno de la selección Sub 20. Diego Aguirre lo llevó al Sudamericano de Venezuela a comienzos de 2009 y allí comenzó de titular, pero fue perdiendo pie y al final fue relegado al banco de suplentes. No tuvo el nivel esperado y al retorno, cuando hubo que nombrar el plantel celeste definitivo para disputar el Mundial de Egipto, quedó afuera. Ese fue un golpe que le costó mucho asimilar.

Reapareció con la camiseta tricolor en la Liguilla 2009, como parte de un equipo alternativo presentado por Nacional. No fue hasta que llegó Carrasco que volvió a la vida. Ingresó a los 43` contra Tacuarembó por el lesionado Flores, fue titular ante River Plate en el 6-1 y la expulsión de Ferro contra Central le dio otra chance que ya no desperdició. Se adueñó del puesto y no salió más.

Distinto. Píriz no es el típico número 5, ese que corre detrás de la pelota y pelea cuerpo a cuerpo hasta que le quita el balón o bien corta la jugada con una falta. Comete pocas infracciones y lo hace básicamente porque siempre está bien parado. No es de mandarse al ataque en forma desordenada, sino que va cuando la jugada lo amerita. Eso le permite esperar siempre a los rivales, incluso en los contragolpes, de frente y con la ventaja para el mano a mano. Así ha recuperado muchísimos balones, los cuales luego asegura con un pase preciso, porque no arriesga sino que la pasa al compañero menos comprometido.

Facundo Píriz tiene el espíritu de los grandes número 5 de Nacional y del fútbol uruguayo, aunque le adosó el modernismo de la posición.

1971. Montero Castillo

"Ir para el lado de Ubiña y Montero Castillo era como ir a Vietnam", dijo un día el "Bambino" Veira. Era bravo el "Mudo", un cinco que se paraba en la mitad de la cancha e infundía respeto. Fue campeón de América y el Mundo en 1971.

1980. Espárrago

En 1971 Víctor Espárrago jugó de volante derecho, pero en 1980 fue el 5 en la conquista de la segunda Libertadores e Intercontinental. No tenía tanta velocidad, pero era muy cerebral. Fue capitán y pieza fundamental.

1988. Ostolaza

Santiago Ostolaza fue fundamental en las conquistas de 1988. Hizo goles clave, como el de la final ante Newell`s y ni que hablar de los dos ante el PSV en Tokyo. Junto a Jorge Daniel Cardacio eran dos tractores que cortaban y empujaban.

Vanzini. Caudillo

El "Palillo" Marco Vanzini fue el último caudillo que tuvo Nacional. Campeón uruguayo en 1998, 2000, 2001 y 2006, se transformó en ídolo de la institución. Era uno de esos jugadores que siempre se agrandaba en las difíciles.

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