"Me dedico al fútbol por obligación, porque me quedé sin trabajo", le dijo Carlos Pouso (Lejona, 1960) a Marca de Madrid.
El diario deportivo apunta, entonces, que el técnico del Mirandés, que causa furor en el fútbol de España pues milita en Segunda "B", pero llegó a cuartos de final de la Copa del Rey, nació en Lamiako, barrio vizcaíno en el que el Athletic jugó su primer partido, y lleva el fútbol en la sangre. "Soy un hombre formado en el fútbol, que vengo del barro, y curtido en el trabajo. Sé lo que soy y de dónde vengo", señaló el entrenador.
La publicación resalta que Pouso compaginaba su empleo en una empresa del sector naval con una de sus grandes pasiones: entrenar equipos modestos. Trabajaba como ajustador en un taller para astilleros. "Antes me dedicaba a ajustar chavetas a los ejes y rodamientos, ahora me toca ajustar los jugadores para que mi equipo juegue bien y gane".
Marca prosigue, pues, describiendo la aventura: todos los días se quitaba el traje de buzo para ponerse el chándal. Las mañanas las pasaba en la nave industrial; las tardes, en los campos de tierra y los fines de semana, sentado en un banquillo. Así era feliz. Disfrutaba con lo que hacía. Campechano y trabajador. Cercano, humilde y sincero: "No quedaba otra cosa, había que currar para salir adelante. Ahora no me dés un buzo, que no me lo pongo ni para cambiar el aceite al coche", comenta entre sinceras risas.
El diario cuenta que un día sonó el teléfono para cumplir el sueño de cualquier técnico modesto: dirigir a un equipo profesiona. Pouso no se lo pensó. Aceptó la oferta del Eibar. Pidió dos años de excedencia voluntaria en su empresa para dedicarse en exclusiva al fútbol y convertirse en entrenador del conjunto armero en Segunda.
Sin embargo, el diario deportivo precisa que las cosas no le fueron bien. El Eibar descendió y, antes de acabar la temporada, fue destituido. "Es la única espina que tengo clavada. Algo no salió bien, algo hicimos mal", señala con voz quebrada. "Espero que no me guarden rencor. Me pongo triste cuando lo recuerdo, porque el equipo desde entonces está en Segunda `B`.
El prestigioso medio español indica que Pouso quiso volver a su empresa de toda la vida, pero se llevó la triste sorpresa de que había quebrado ese mismo año. "No cobré la indemnización de más de 30 años de trabajo. Me quedé los domingos sin fútbol y los lunes al sol. Amigos míos dicen que la empresa cerró adrede para que yo me dedicase a lo que me tenía que haber dedicado toda la vida, al fútbol".
Por eso, ante el suceso del Mirandés, Marca enfatiza que ahora, el deporte rey le ha devuelto la sonrisa. "Soy una persona satisfecha. En este momento tengo el privilegio de poder vivir de ello", señala.
El matutino destaca, asimismo, que Pouso es el técnico de moda, pues acapara portadas, ha salido en las televisiones de medio mundo y ha hablado horas en la radio: "Ahora tengo que apechugar con ello, a mí me gusta estar en un segundo plano. Los protagonistas son los futbolistas. Yo asumo que tengo que ponerme en primera fila cuando las cosas vayan mal y las estemos pasando canutas".
Pero el DT reflexiona: "Todo sea para que la gente conozca al Mirandés. Se lo merecen la ciudad, la afición y el club. Que todo el mundo conozca lo bonita que es Miranda de Ebro, lo grande que es el Mirandés y lo impresionante que es su afición".
Están en la vía...
Ciudad de 39.000 habitantes y presupuesto de 1.200.500 euros
El Club Deportivo Mirandés fue fundado el 3 de mayo de 1927, tiene un presupuesto anual de 1.200.500 euros anuales y juega de local en el Estadio Municipal de Anduva, que fue inaugurado el 22 de enero de 1950 y cuenta con capacidad para 6.000 personas.
Actualmente, el Mirandés milita en el grupo II de la Segunda División "B" del fútbol español, donde es el líder con 43 puntos, seis más que el Ponferradina, que marcha segundo.
Miranda de Ebro, por su parte, es una ciudad de tan solo 39.000 habitantes que se encuentra situada al noreste de la provincia de Burgos.
Tiene marcado perfil industrial, aspecto en el cual la industria química, la alimentaria y la aeronáutica son sus máximos exponentes.
Aparte de eso, Miranda de Ebro es un importante nudo ferroviario, en cuyo entorno están las ciudades de Burgos, Bilbao, Vitoria y Logroño.