ENTREVISTA

Mario Leguizamón: el compartir habitación con Chilavert en Peñarol y su nueva vida en el fútbol profesional

El exjugador mirasol habló del momento que debió irse de un club por insultar a una jueza en pleno encuentro.

Mario Leguizamon
Mario Leguizamón.
Foto: Francisco Flores.

Por Alberto Sobrero
Mario Leguizamón (40) está emocionado con su presente ya que hace algo que le “encanta” y le permite seguir vinculado al deporte que tanto le gusta, que es el fútbol. No obstante, hubo momentos en que el exjugador de Peñaroltocó varias puertas para que le den “una mano” porque precisaba trabajar, pero las respuestas que recibió no fueron las mejores. En una entrevista con Ovación contó cómo fue ser una de las grandes promesas de Peñarol en el 2000, cómo fue compartir habitación en Los Aromos con José Luis Chilavert y la vez que encaró a unos directivos en Perú para que le dieran una oportunidad.

Leguizamón era una de los juveniles que más prometía en Peñarol. El delantero tuvo un buen Sudamericano Sub 17 en Uruguay donde convirtió cuatro goles en 1999.

En el 2000, debutó en la Primera División de Peñarol cuando Julio Ribas era el director técnico del mirasol. Sin embargo, Leguizamón nunca pudo asentarse en el equipo titular.

“Me tocó una época donde había muchas figuras: estaba Gabriel Cedrés, Pablo Bengoechea, Antonio Pacheco y más”, enfatizó. A su vez, recordó que cuando debutó con la camiseta del Carbonero convirtió un gol.

En busca de minutos resolvió irse a préstamo a Plaza Colonia en la temporada 2002. Tras un buen año en el Pata Blanca volvió al club que lo formó y vivió dos situaciones inolvidables: compartir concentración con Chilavert y coronarse campeón Uruguayo.

“Chilavert era un excelente compañero”, recalcó Leguizamón. “Cuando él llegó al club dijo que íbamos a salir campeones y nosotros estábamos muy lejos de Nacional en la Anual. Pero era un tipo que estaba tocado porque, la verdad, no tenía un gran físico como, por ejemplo, Faryd Mondragón. Estaba pasado de peso, aunque tenía una convicción que provocó que el grupo fuera para adelante y lograra el objetivo. Además, estuvo varios partidos sin que le patearan al arco. Eso también se debió al gran plantel que teníamos”, añadió.

Mario Leguizamon
Mario Leguizamón.
Foto: Francisco Flores.

Leguizamón recordó que con el tiempo los juveniles comenzaron a entrar en confianza con Chilavert, a quien, al principio, lo llamaban por José Luis: “Después le empezamos a decir gordo y luego se sumó a las bromas que hacíamos nosotros en Los Aromos”.

La chance en Perú que se terminó por un insulto

En 2006 Leguizamón quedó libre en Peñarol y le llegó su primera oportunidad en el extranjero: la Universidad de San Martín de Perú. El exfutbolista rememoró que no fue fácil su primer año y contó lo que hizo para cambiar esa situación.

“Empecé de abajo en la Universidad de San Martín y, al principio, no jugué. Entonces fui a hablar con los dirigentes para comentarles que no me gustaba sentirme como inútil y les pedí que me dieran un par de partidos para demostrar y si no funcionaba me iba y no les cobraba nada”, contó.

“El siguiente partido fue contra el Cienciano y me mandaron al banco. Entré en el complemento e hice el gol de la victoria. Al otro partido lo mismo: fui al banco e ingresé en el segundo tiempo y metí dos goles. Convertí nueve goles en diez partido y salimos campeones en 2006”, expresó.

“Al año siguiente jugamos Libertadores, la Sudamericana y volvimos a ser campeones. Ese año metí 15 goles y me convertí en ídolo del club”, afirmó.

Mario Leguizamon
Mario Leguizamón.
Foto: Francisco Flores.

El ciclo de Leguizamón en la Universidad de San Martín se cerró en 2008 tras un cruce con la árbitra Silvia Reyes.

Leguizamón vio la roja ante Alianza Atlético y en el túnel insultó a la jueza del encuentro. Los insultos fueron reproducidos por algunos medios.

El exfutbolista reconoció que ese hecho llevó a que se fuera del conjunto peruano. “Entré al túnel e insulté a la jueza, pero como hay mucha prensa amarilla en Perú y jugaba en una Universidad se armó tremendo revuelo por el derecho de defender a la mujer”, especificó.

A su vez, evidenció que tras esa situación tuvo una reunión con los directivos del club. “Me dijeron que me iban a pagar todo el contrato, pero me tenía que ir y acepté”, recordó.

Su retiro y la dificultad para ser entrenador en Uruguay

Leguizamón le puso punto final a su carrera como futbolista profesional en 2017 en Progreso y se debió a una lesión. “No me costó tomar esa resolución porque me había lesionado en el tendón y estuve tres meses con yeso y, por lo tanto, decidí no jugar más”, manifestó el exvolante ofensivo.

El exjugador de Peñarol tuvo una extensa trayectoria como profesional, pero nunca pudo dar el salto que le permitiera llevar a cabo una diferencia económica para salvarse tras terminar su carrera.

Leguizamón explicó algunas de las razones por las cuales no pudo conseguir esa diferencia económica. “En mí época no se pagaban los sueldos de ahora. A su vez, nunca jugué en Europa o en Qatar, que es un lugar donde los futbolistas van a jugar para cobrar mucha plata. Si bien jugué en Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela, Paraguay y Honduras y logré tener una buena calidad de vida, tampoco hice dos millones de dólares. Además, la plata se va”, expresó con preocupación.

Mario Leguizamon
Mario Leguizamón
Foto: Francisco Flores.

Una vez que se retiró, decidió realizar el curso de entrenador con un claro propósito: continuar ligado al fútbol y, a su vez, conseguir un trabajo que tanto necesitaba.

Ni bien terminó el curso, evidenció que no le fue para nada fácil poder “introducirse en el sistema del fútbol uruguayo” y explicó cuáles fueron los recursos que empleó para poder tener su primera oportunidad como director técnico.

“Busqué algunas opciones: llamé algunas personas conocidas y no tuve respuesta. Tan es así que jugué en el interior y la fui llevando porque cobraba por partido disputado”, recalcó.

Actualidad

El exfutbolista aseveró en más de una oportunidad que llegó a Peñarol en un momento donde le fue muy difícil poder mostrarse como futbolista. “El Pato Aguilera me decía que si hubiese nacido diez años antes era millonario”, expresó con una carcajada.

Después de un largo tiempo buscando qué poder hacer en el fútbol le llegó la gran oportunidad: trabajar en la empresa GBG, que pertenece al agente Pablo Boselli.

“Es una empresa que capta jugadores y me encargo de los juveniles que se encuentran en Peñarol. Es decir, sigo los chicos más jóvenes, trato de acompañarlos y de poder potenciarlos para que en el futuro puedan llegar de la mejor forma posible a la Primera División”, aseguró con mucho entusiasmo.

No se definió como “representante” de futbolistas, sino que se catalogó como un “asesor” para que los juveniles lleguen con todas las herramientas para enfrentar de la mejor forma la gran experiencia de jugar en Primera División. “Me enfoco en ayudarlos. A su vez, cuando les va bien estoy arriba de ellos para que mantengan un equilibrio y no se crean que son unos cracks”, expuso.

Leguizamón remarcó que el grupo de trabajo de la empresa GBG lo “acobijó de la mejor forma” y su gran objetivo es seguir “mejorando y creciendo en esta área” para poder aprovechar la oportunidad.

Sin embargo, no cerró la posibilidad de trabajar como técnico en el futuro. Porque él siempre quiere estar cerca del césped y la pelota, ya que es algo que le fascina, le apasiona y que cree que lo puede hacer bien. Eso sí, tiene que llegar una oferta que lo seduzca.

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