Los dueños del cerro

| Sebastián Suárez descubrió lo que es jugar frente a Rampla y sueña con pelear por un título; Matías Cabrera ya conocía esas lides pero igual se sorprendió

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SILVIA PÉREZ

Sebastián Suárez y Matías Cabrera fueron fundamentales para cimentar la victoria clásica que obtuvo Cerro el domingo en el Olímpico. Son los dueños del barrio.

Se trata de dos jugadores bien distintos. Suárez tiene 30 años, llegó al equipo albiceleste este año y jugaba su primer clásico; Cabrera tiene 21, se crió en el club y ya sabe lo que es enfrentarse a Rampla.

El primero es un gran luchador que ha defendido varias camisetas y con todas se ha destacado. Siempre estuvo en equipos que peleaban de mitad de tabla para abajo y tiene como asignatura pendiente luchar por un campeonato. Cabrera, en cambio, se debate entre el fútbol, una pasión que trae en los genes, y los estudios. Cursa segundo de facultad de arquitectura y le va muy bien. Suárez es padre de dos hijas, mientras que Cabrera aún vive en la casa materna y está de novio. Pero más allá de sus diferencias ambos fueron claves en la victoria clásica.

Los dos se reencontraron ayer en el barrio para revivir juntos las alternativas de un partido que paralizó la Villa. Un encuentro que no había comenzado de la mejor manera para los albicelestes. "En el primer tiempo nos costó encontrar la pelota y el juego y eso que teníamos el viento a favor. Rampla se adueñó del balón y lograron imponer su juego. En el segundo, ya con la claridad que conseguimos en el vestuario, pudimos revertir la situación. Hablamos con el técnico y entre nosotros para ver qué era lo que nos estaba pasando y nos dimos cuenta cómo había que buscar los medios para llegar al gol. Y fue con el viento en contra que nos decidimos a bajar la pelota, sabiendo que no nos iba ayudar, y ahí encontramos nuestro fútbol", explicó Cabrera.

Aunque parezca un juego de palabras, Suárez dio su versión. "Nos jugó en contra el viento a favor, jugamos al pelotazo y no supimos desplegar un buen fútbol. No hay una explicación clara, pero los equipos uruguayos no saben jugar con el viento a favor. Creo que fueron las ansias de ganar que nos llevaron a cometer algunos errores. Por suerte, en el segundo tiempo mejoramos mucho, en el medio pudimos presionar en la marca y le llevamos pelotas mejor jugadas a los delanteros", agregó el volante.

Cabrera estaba en el banco, pero entró cuando iban apenas 13 minutos porque Pablo Caballero sufrió un esguince. "Había trabajado bien, como para tener la oportunidad, lamentablemente se me dio por la lesión de un compañero. Me tocó y creo que pude darle una mano al equipo para lograr el triunfo que tanto ansiaba la gente de Cerro", dijo el joven jugador.

Para Cabrera, que está en el club desde Sexta División, los clásicos tienen un significado muy especial. "Me crié acá en Cerro y desde las inferiores me hablaban de los clásicos con Rampla. Es una gran rivalidad que tanto los compañeros como la gente te hacen sentir. Ganar el clásico es lo que más importa. Yo estoy acostumbrado, pero en un clásico nunca dejás de sorprenderte. El domingo, después del triunfo, cuando volvíamos para el Troccoli en el ómnibus, pasamos por la sede y la cantidad de gente era impresionante. Todos saltando y festejando. Te hacen sentirte como un hincha más, es algo que no se puede dejar de lado", dijo Cabrera. "Además, esta victoria tiene un sabor doble porque fue en la cancha de ellos. Lo querían jugar ahí, fuimos al Olímpico y les ganamos. Je", agregó.

Suárez vivió hasta los nueve años en el Cerro y al llegar al club se reencontró con sus raíces. "Estoy muy orgulloso de estar en este equipo. Cerro es un gran club con un barrio detrás y una gran hinchada. Desde que llegué no recibí más que apoyo, de los compañeros y de la gente. El domingo cuando veníamos por Grecia para el Olímpico era emocionante ver a toda esa gente en la calle. Sobre todo a muchas familias. Padres con niños de la mano. Me alegró mucho porque estamos acostumbrados a oír que no se puede ir en familia a las canchas. La verdad, ver a esas familias me llenó el alma. Y luego, adentro de la cancha toda esa gente gritando te da un fuerza adicional".

Los futbolistas de Cerro festejaron el primer gol, convertido por Pablo Pallante, remando. "Es algo que viene de aquel 5 a 0 con que le ganó Cerro a Rampla en el Estadio y que quedó en la memoria de todos los hinchas. Aquella vez, Pallante metió un gol de tiro libre y se pusieron a remar como diciendo que iban a seguir luchando en el campeonato. Y el domingo, como Pallante anotó el primer gol, se le ocurrió hacer lo mismo. Quisimos demostrarle a los hinchas que íbamos a seguir remando en el partido y en el campeonato también. Que íbamos a seguir dando que hablar", relató Cabrera.

El enganche tuvo la fortuna de coronar su buena gestión con un gol, el tercero. "Tiré al arco, pero pegó en un jugador de Rampla, que la quiso despejar. No importa, fue una alegría muy grande".

La regularidad de Suárez no es novedad, dado que es algo que lo ha caracterizado en su carrera. "Alguna condición debo tener, porque por algo me he mantenido tantos años, pero lo importante es que siempre trato de dar el máximo en la cancha. Si no sale técnicamente, que sea dejando todo para mis compañeros. Trato de desdoblarme lo más que puedo y de entregarme al máximo. Además, la experiencia te lleva a estar más tranquilo", contó.

Cabrera, por su parte, trata de mantener sus dos actividades. "Estoy apuntando con todo al fútbol porque es lo que soñé de chico. Viví siempre con una pelota abajo del brazo. Con los estudios se me complica un poco por los horarios, porque en el fútbol no hay horas fijas y a clase voy de noche. Hay una noche a la semana en que falto porque es cuando tenemos la comida que para el grupo es muy importante. Para nosotros es un entrenamiento más. Quiero mejorar día a día y mi sueño es llegar a la selección, que es lo máximo", dijo Cabrera.

Cerro está muy bien ubicado en la tabla y los dos jugadores se permiten soñar. "Todavía falta muchísimo, pero mirar las cosas de arriba da otra tranquilidad. Más por haber ganado el clásico. La gente te lo remarca constantemente. Creo que prefieren ganarle a Rampla antes que salir campeones, pero nosotros estamos apuntando a más", afirmó Cabrera. "En un principio queríamos entrar a la Liguilla y clasificar a una copa, hoy queremos llegar lo más alto posible. Tengo ganas de pelear un campeonato, porque nunca se me dio. Nunca pude lograr una copa que es lo más ansiado para un deportista", se ilusionó Suárez.

Pelos y señales

Nombre: Sebastián Marcelo Suárez López.

Edad: 30 años.

Puesto: Volante.

Trayectoria: Las Flores, Wanderers y Penino de San José en el baby fútbol. Bella Vista (desde Quinta División). Debutó en Primera B con Juan Duarte y en la A con Manolo Keosseian. Luego pasó a Liverpool, Central Español y Fénix y tuvo un pasaje de tres años en fútbol del interior, en San José, en Juventud Unida y Tito Borjas.

Estado Civil: Vive en pareja con Mirta y tienen dos hijas: Romina de 5 años y Sofía de tres meses y medio. A veces la pequeña no lo deja dormir; por ejemplo, la noche antes del clásico se tuvo que ir a dormir a otro cuarto.

Nombre: Matías Julio Cabrera Acevedo.

Edad: 21 años.

Puesto: Volante, número 10.

Trayectoria: Mirador Rosado en baby fútbol. En el equipo de Pocitos era la figura junto a Mauro Vila, el actual delantero de Defensor Sporting. Luego fue a Wanderers, donde el "Chifle" Barrios lo quería, pero al final lo dejaron ir. William Lemos lo acercó a Cerro donde juega desde Sexta División. Debutó en la Primera de la mano de Jorge "Culaca" González.

Estado Civil: Soltero, pero de novio con Virginia desde hace 4 años. Es sobrino de los ex futbolistas Eduardo y Alejandro Acevedo. Vive con sus padres Patricia y Juan Pedro y tiene dos hermanos Lucía y Juan Luis.

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