Redacción El País
Leonardo Fernández rompió el récord de goles de tiro libre en una sola temporada que tenía Pablo Javier Bengoechea en Peñarol: ocho este año contra los seis que marcó el Profesor en 1995.
Este 2024 Leo le convirtió a Cerro Largo y Cerro por el Torneo Apertura, a Progreso y Nacional por el Torneo Intermedio y a Danubio, Liverpool, Wanderers y Fénix por el Torneo Clausura.
En el 95, el Profesor le anotó de pelota quieta a Cerro por la Copa Libertadores, a River Plate argentino por la Supercopa Sudamericana, a River Plate uruguayo por el Torneo Apertura, a Basáñez y Central Español por el Torneo Clausura y a Liverpool por la Liguilla Pre Libertadores de América. Y además, jugando por la selección de Uruguaya, le marcó otro a Brasil en la final de la Copa América que la Celeste conquistó tras vencer por penales a la Canarinha en el Estadio Centenario.
Se puede afirmar que ambos son los mejores especialistas en tiros libres que defendieron a Peñarol. Pero no son iguales en sus estilos, además de que Fernández es zurdo y Bengoechea le pegaba con el pie derecho.
Otra diferencia la marcan las épocas. Mientras que resulta más difícil rastrear los goles de Pablo Javier en Internet, y a menudo la calidad del video no es la mejor, de los tantos de Leo existen tomas desde todos los ángulos de la transmisión de televisión y hasta en las redes sociales.
Ocurre que los hinchas en la tribuna sienten el olor a gol y se disponen a grabar cada tiro libre con sus celulares. Esas grabaciones luego se viralizan en las diferentes redes sociales y llegan a todo el mundo, algo que en la época del riverense no sucedía.
El actual número 8 de Peñarol remata a la vez fuerte y con dirección. Antes de pegarle da cuatro o cinco pasos, primero afirmándose en el césped y luego acelera casi en puntas de pie hasta impactar rápidamente con la cara interna del pie.
Si la pelota va al arco, como ha ocurrido con frecuencia esta temporada, resulta prácticamente inatajable. Más de un arquero solo pudo manotear el balón dentro del arco. El efecto que le da determina que el esférico suba y baje muy rápido mientras va girando, aumentando el peligro para el golero rival.
La combinación de potencia y dirección del tiro determina que Leo no tenga problemas para buscar el arco desde relativamente lejos de la meta o incluso con poco ángulo, como ocurrió en el Parque Viera ante Wanderers. Pero ante Danubio o Liverpool, también supo colocarla desde el borde del área y con escaso margen.
Cuando sus ejecuciones no fueron goles, los propiciaron. Así sucedió ante Atlético Mineiro en el Estadio Campeón del Siglo: se generaron sendos rebotes que Lucas Hernández primero y Maxi Silvera después mandaron al fondo de la red para un triunfo clave por la Copa Libertadores. Fueron dos incidencias muy parecidas.
Y para completar todo esto, la confianza de Fernández está por las nubes dados todos los aciertos y eso hace que cada tiro libre a favor del aurinegro tenga peligro, sin importar distancia o ángulo.
Pablo Javier Bengoechea, mientras tanto, era letal frente al área, no tanto desde mayor distancia. Su estilo recordaba la “folha seca” de muchos delanteros brasileños, es decir, la pelota que vuela por sobre la barrera y luego cae por su propio peso, lejos del arquero.
Para eso, el riverense se ponía cerca de la pelota, daba un par de pasos casi caminando y le daba con precisión. Un ejemplo claro es el gol a Brasil ya mencionado por la Copa América, que se puede ver en YouTube.
A diferencia de Fernández, el número 10 del segundo Quinquenio no buscaba el arco si la ejecución era por algún costado del área. Desde esos alrededores, él tenía otra especialidad: el centro exacto para los compañeros que entraban a buscar el gol de cabeza.
Antes de lanzar usaba una serie de señas para avisarles hacia dónde iba a ir la pelota. La colocaba tan justa que cualquiera que llegaba podía convertir. Así se produjeron el tercer y el cuarto gol en el clásico que su equipo dio vuelta en el Torneo Clausura 1997.
Más allá de los tiros libres, Leo y Pablo se parecen en su capacidad para dar asistencias de gol, muchas veces a través de pases inesperados para el rival.
Además, los dos cuentan con físicos no propicios para el choque, Bengoechea (1,74 metros) trataba de retener poco el balón, mientras que Leo (1,66 metros) busca más la gambeta. El riverense era más “patrón” (líder y capitán) del equipo para los partidos con astucia, aunque Fernández –más impulsivo– todavía es joven y puede superarse en este sentido.
De Jair Gonçalves al Tony Pacheco, otros grandes pateadores
La lista de grandes ejecutantes de tiros libres en Peñarol no se reduce solamente a Pablo Javier Bengoechea y Leonardo Fernández y, aunque se destacaron mucho más que el resto, vale la pena nombrar a varios futbolistas que, vistiendo la camiseta Mirasol, la mandaban a guardar seguido de pelota quieta.
Si se mira hacia tiempos recientes, Antonio Pacheco, actual entrenador de Wanderers, fue un gran ejecutante de tiros libres en sus pasajes por el equipo Carbonero. Hizo varios goles de esta forma, incluso en clásicos frente a Nacional.
Otro de los que pudo lucirse fue Carlos Aguilera, quien le pegaba muy bien a la pelota, aunque como compartió plantel en varias temporadas con Bengoechea durante mucho tiempo no tenía la prioridad para los tiros libres dada la eficacia del Profesor.
José Herrera era otro muy buen rematador de pelota quieta y lo demostró con la camiseta aurinegra y también con la selección.
Otro de los históricos que tenía en la pelota quieta un elemento más para poder convertir fue Fernando Morena, quien hizo varios goles de tiro libre, pero fueron los menos en su vasta colección de gritos que marcaron una época.
Tampoco hay que olvidarse de otro gran pateador como Jair Gonçalves, quien se reencontró con el mundo Peñarol en la reciente Copa Libertadores acompañando al plantel en los partidos ante Flamengo y Botafogo en Río de Janeiro. El brasileño dejó su marca en la recordada campaña de 1982 con sus tiros libres, vía por la que le anotó al Mengao en el Maracaná.
Por último, se asegura que Juan Eduardo Hohberg y Obdulio Varela eran rematadores temidos, pero más que nada por la potencia de sus tiros, que “doblaban los dedos de los arqueros” según testimonios de la época. Debe decirse también que en el fútbol de aquella época eran mucho menos frecuentes los goles de tiro libre, una técnica que se ha ido perfeccionando en los entrenamientos durante años y se facilita con pelotas más livianas que las de usaban, por ejemplo, los mencionados campeones del famoso equipo aurinegro de 1949.
-
El contundente mensaje de Ignacio Ruglio tras el título del Uruguayo que ganó Peñarol en Tercera División
¡Peñarol Campeón Uruguayo de Tercera! Cortó longeva racha negativa y Ruglio lo definió como "año histórico"
Diego Aguirre reveló la charla que tuvo con Leo Fernández y la respuesta del jugador sobre su deseo a futuro
Diego Aguirre: la cena con jugadores de Peñarol, cuál será el menú y dónde pondrá la foto del plantel campeón
La Fiera está en todas: mirá el video de la arenga de Diego Aguirre a los hinchas de Peñarol en el CDS