La tarde más celeste de todas

Colonia vivió una jornada de fiesta y hasta los jueces se fueron contentos

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COLONIA/ JOSÉ MASTANDREA

La Avenida General Flores, la principal de la ciudad de Colonia, estaba embanderada de celeste y blanca. La mayoría de los restoranes lucían colores celestes y blancos, algunos hasta decorados especialmente para la ocasión: en los macetones de las veredas, donde se apiñan los decks, colgaban globos y enseñas. Los negocios vendían banderas, camisetas, pelotas, fotos del plantel seleccionado, todo lo que tuviese que ver con Uruguay. No era un sábado más.

Era un sábado especial, diferente, un sábado lleno de emoción y de pasión.

Por eso no extrañó ver largas colas frente a las distintas entradas del "Alberto Suppici". A las 13:00, cuando abrieron sus puertas, ya había cientos y cientos de personas. Media hora después, las colas daban vuelta al escenario. Una locura, realmente, una sana locura por la selección. A la hora del partido, no cabía un alfiler. Por los altavoces del estadio se pedía la colaboración del público. "Si pueden tengan a los niños en la falda para permitir el ingreso de otra persona". Gente apilada en todos lados. Afuera, sobre los muros, en la cancha, en los alrededores.

Pero la pasión no fue sólo para los más chicos, también contagió a algunos protagonistas del encuentro benéfico. Sergio Bone, el árbitro de la contienda, carpintero de oficio, se llevó como ofrenda la camiseta de Diego Lugano. Y José Miranda, uno de los líneas, de profesión militar, se llevó la casaca de Andrés Scotti. Peter Cajes, pintor de oficio y primer línea, también tuvo su recuerdo: la blusa del "Ruso" Pérez. La terna de OFI, perteneciente a la Liga de Colonia, cumplió gran tarea, y tuvo el privilegio, además de compartir el encuentro con las figuras celestes.

En la cancha, más de cien periodistas. No sólo de Montevideo y Colonia, de varios departamentos linderos y hasta de la vecina orilla. Diego Korol, Pichu Straneo, figuras de América TV de Argentina, llegaron con su producción para grabar y hacer notas con los jugadores y técnicos uruguayos. Todo fue celeste y blanco.

Fue un día inolvidable

De todos los que disfrutaron con la presencia de la selección, nadie lo hizo más que los niños, quienes reflejaron en sus sonrientes caras la alegría de tener cerca a sus ídolos.

CoLonienses y celestes

Las familias colonienses se hicieron presentes en el Suppici para disfrutar de la selección. Largas filas bordearon el estadio desde temprano. Fueron 10.000 personas.

Plaza colonia se dio un lujo histórico

Así como fue un evento para Montevideo recibir a la selección de Holanda, bicampeona del mundo, la presencia de la selección uruguaya en el Suppici generó un impacto similar en Colonia, donde Plaza ejerció como gran anfitrión.

La Banda estudiantil

La banda estudiantil de Colonia le dio un colorido muy especial al espectáculo, con un desfile que cautivó a los presentes antes del encuentro. No faltó nada.

El Suppici quedó chico

Los colonienses disfrutaron a pleno de la Selección. La llegada de la Celeste generó un gran revuelo en la ciudad, cuyos habitantes colmaron el estadio Alberto Suppici.

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