Entró a la sala de conferencias del complejo Walter Devoto y saludó a cada uno de los presentes estrechando la mano. No le faltó ninguno. “Un gusto” decía cuando no conocía al periodista. Se lo notaba contento, más que contento, motivado, hasta con ganas de hablar más allá de que no fue uno de los grandes distintivos de su carrera como futbolista. Esa carrera que le permitió ser ídolo de Peñarole inmortalizar el famoso número “8”.
Antonio Pacheco empezó su ciclo como técnico de Wanderers, en lo que es su primera experiencia como entrenador. Hace mucho que venía esperando esta posibilidad, aunque en el camino había desechado alguna oportunidad de trabajo. Es que el Tony estaba esperando la chance que lo llenara, no solo en lo que respecta a lo deportivo, sino principalmente que lo llenara desde lo emocional.
“La motivación pasa porque las puertas de mi casa para Wanderers iban a estar abiertas siempre de por vida a partir de mi momento en el club. Es el mejor lugar para arrancar”, dijo Pacheco convencido y sin poner ningún tipo de excusas, ni del momento del club -Wanderers lleva ocho partidos sin ganar, quedó eliminado de la Copa Sudamericana y de la Copa AUF Uruguay en el clásico contra River Plate- ni del plantel que no fue armado por él y que fue organizado íntegramente por el DT saliente, Alejandro Cappuccio.
Tan sincera fue su declaración que el Tony empezó su ciclo en la institución más añeja del Prado sin saber a ciencia cierta cuál es la extensión del contrato y sin preocuparse por los aspectos económicos. “Presidente, yo quiero estar acá. Lo dejo en sus manos, va a contar con mi apoyo”. Palabras más, palabras menos, de esa forma el novel DT habló con el presidente Fernando Nopitsch, quien fue el gran impulsor para su llegada, que contó con el apoyo de nueve de los 11 dirigentes. El titular de los Bohemios ya había querido sumarlo a la institución antes, cuando incluso habían tenido largas conversaciones sobre fútbol.
No se dio en ese momento, pero sí ahora, cuando Wanderers necesita un giro importante en los resultados. Desde lo actitudinal, y hasta en juego, ya se vio algo diferente el lunes, cuando los albinegros empataron a cero contra Deportivo Maldonado e hicieron figura a Guillermo Reyes, la noche en la que el equipo fue dirigido por Juan Manuel Martínez, el DT institucional.
El agradecimiento eterno de Pacheco para con Wanderers nace en 2011, cuando el Tony había quedado libre inesperadamente del club de sus amores. El Bohemio lo llamó, él se sintió cómodo y el Parque Viera se transformó en un lugar querido para él.
“Nosotros tenemos una idea, pero antes de decir algo es preferible que lo vean cuando salgamos a la cancha y que puedan sacar sus conclusiones”. Pacheco no adelantó nada sobre cuál es su idea, qué pretende de sus equipos y solo se limitó a decir que el objetivo es ganarle a Danubio el próximo domingo, en la tarde de su esperado debut.
El Bohemio fue a buscar a Pacheco -tras la negativa de Marcelo Méndez, quien generaba consenso puertas adentro del club- porque es un profesional que buscará tener equipos protagonistas e ir hacia adelante. “Queremos dejar de jugar de manera intrascendente e ir hacia adelante. Así lo marca la idiosincracia del equipo y es lo que buscaremos plasmar” le dijo una fuente del albinegro a Ovación, con el cansancio de escuchar a menudo que “no pasa nada con Wanderers”. La misma persona que se preguntó: “¿Qué te asegura la famosa experiencia? El Tony está preparado”.
“Wanderers tiene un gran plantel. Estamos convencidos de la capacidad de los jugadores. Me encontré con un plantel de hombres que quiere revertir la situación”, añadió Pacheco, quien indicó que había tenido reuniones con equipos previo al inicio del Uruguayo, que no se terminaron cristalizando. También recibió el interés de la selección uruguaya Sub 20, pero la desechó porque no podía trabajar junto a su cuerpo técnico, Omar Pérez y Gastón Berriel.
“El club me vuelve a abrir las puertas, esa es la realidad. Hace muchos años jugamos, ahora es una etapa distinta, nueva, y es Wanderers, otra vez, el que me brinda las puertas de su club para nosotros iniciar la carrera”, puntualizó el exfutbolista.
“Vimos una propuesta arriesgada de nosotros, es lo que nos gusta, con la desventaja que no pudimos meter goles”, analizó rápidamente sobre lo que vio del equipo en el Viera y se afirmó en un concepto: “Si hubiéramos tenido la posibilidad hubiéramos elegido a estos mismos muchachos”.
Ideas claras, juego de propuesta y desarrollo en cancha con mucho trabajo son las tres principales premisas que busca el Tony en su primera experiencia como entrenador. Y lo dejó de manifiesto ayer: mientras la gran mayoría de sus rivales entrenaban en un gimnasio por la tormenta, él salió a la cancha a mojarse sin importarle nada.
La extensión del contrato “dependerá del resultado y del presidente” cerró mirando con complicidad a Nopitsch, quien estaba a su derecha. El ciclo del Tony puso primera, con ideas claras y las notorias ganas de trabajar y llegar al éxito.