A la redacción de Ovación llegó un mensaje hace dos días que preguntaba por Christian Ebere. Un colega del diario Olé, interesado en el análisis de Nacional, sintetizó en una crónica los atributos más destacados del delantero sumando el juicio de la cobertura uruguaya.

“Rápido”, “encarador” y “de gran potencia física” fueron algunos de los adjetivos que utilizó para definirlo. Pero lo que ese periodista nunca se imaginó fue que el viaje del delantero estuvo en puntos suspensivos hasta los últimos días. Y no por razones sanitarias, como sí pasó con Diego Polenta, sino de papeleo.

Como nigeriano, Ebere necesitaba una Visa -que no tenía- para entrar a Argentina. Nacional se movió rápido, pero inicialmente parecía que no la conseguiría a tiempo. Fue entonces que le pidió ayuda a la AFA (Asociación Argentina de Fútbol) para enviar la documentación faltante al consulado argentino en Uruguay y que este hiciera una “excepción” autorizando su ingreso.

La corrida diplomática le fue más que eficiente al Chino Recoba, que ayer apostó por la misma fórmula de ataque que usó en Venezuela, en la visita a Puerto Cabello.

Ebere fue el más movedizo de la derrota 2-0 de los tricolores frente a River, aunque tuvo el empate en sus pies en tres ocasiones distintas. Primero una cantada: quedó de frente al arco, sobre el punto penal, cuando se la bajó Gonzalo Carneiro y le pegó a cualquier lado. Luego, se inventó una personal, con la ayuda de su compañero, que le achicó Franco Armani. Finalmente, probó de afuera en un retroceso que agarró desprevenida a la defensa de River.

Aunque no incidió esta vez en el resultado, Nacional acertó en moverse para llevarlo y el africano respondió.