Gonzalo Carneiro, delantero campeón uruguayo con Nacional, habló del legado que le dejó Juan Izquierdo y reveló un gesto suyo que lo marcó "para siempre". A su vez, destacó el rol del psicólogo para gestionar la ansiedad durante los 343 días de recuperación que debió afrontar y destacó una cualidad específica del entrenador Jadson Viera.
- ¿Qué te genera verte en el póster de Ovación con el plantel de Nacional campeón uruguayo?
- La foto es tremenda, me genera muchas cosas… alegría y orgullo de formar parte de este equipo. Arranqué el año en otra situación, lesionado y mirándolo de afuera, entonces terminarlo en el once titular y aportando en los dos partidos más importantes para mí es un orgullo y una alegría.
- ¿Cómo definirías tu año con Nacional?
- Para mí fue un proceso que yo sabía que iba a ser largo porque estaba en otra situación cuando comenzó el año, y para mí fue de menos a más; se notó clarísimo y era lo que buscaba a nivel personal. Teníamos un gran equipo y sabía que me iba a costar un poco más que a los demás, pero termina siendo un buen año porque lo cerramos bien y en lo personal termino jugando y aportando.
- Jadson llegó y te dijo: 'Yo te voy a preparar para las finales', ¿de qué manera lo hizo?
- Cuando él llega, en la primera semana, Jadson Viera me cruza caminando y me dice: 'No te preocupes por estos partidos, sí que vas a ser importante para mí, pero yo quiero verte en las finales'. Él me lo dijo y no fue una preparación larga, sino que yo me fui preparando después de que el entrenador me dio esa confianza diciendo que iba a ser importante para él y de alguna forma me iba a preparar. No me lo esperaba y todos quieren jugar esos partidos, pero la confianza que él tuvo en mí no me la imaginaba, espero haberle cumplido y quiero agradecerle.
- Él te definió como un futbolista temperamental y dijo que genéticamente sos un privilegiado, ¿vos cómo lo definís a él?
- A nivel táctico no tuvimos tanto tiempo como para ver, pero sí he jugado en contra, el año pasado lo enfrenté y sé que es un entrenador que tácticamente es bueno y moderno. Tuvo que llegar a este plantel y lo que destacó de él es cómo se adaptó rápido a jugadores que tienen sus años, otros que son más jóvenes, otros que venían con momentos bajos. Además es un entrenador que le llega al jugador y que a cada uno lo trata distinto, no mejor o peor, pero diferente porque es la realidad y somos todos distintos. En él y su cuerpo técnico destaco la llegada al jugador.
- Después de las finales publicaste en tus redes sociales: “Mismo árbol, diferente época”, ¿a qué te referías?
- Fue una frase que me apareció y me gustó compartirla porque siento que siempre somos los mismos y que hay momentos buenos y otros malos. Pero eso es lo que se destaca: la esencia, el temperamento, las ganas; eso no puede cambiar y son imprescindibles. Después la pelota puede entrar o no, podés jugar o no, pero siempre vamos a ser lo mismo a pesar de las bajas y las altas.
- Tras tu lesión estuviste 343 días en recuperación, ¿qué cosas la gente no sabe de lo que debiste atravesar en ese período?
- La gente no va a saber, aunque a muchos también le pasa lo mismo que nos puede pasar a nosotros: un problema de rodilla, una cirugía… Pero bueno, nuestra preparación es diferente, además de lo físico es importantísimo lo mental. En un buen momento me tocó lesionarme y perderme cosas importantes, que era más que nada la Libertadores con São Paulo en 2024, y después fue hacer cabeza, trabajar desde lo psicológico y no tener esa ansiedad de querer volver cuando todo el mundo quiere que vos estés en cancha y no sabe que lo más importante es volver bien para no recaer. Son procesos larguísimos, que dentro de eso me tocó perder a un compañero al mes de haberme lesionado. Fueron dos heridas fuertes, pero tocó trabajarlo y ya todo el mundo sabe lo que pasó. Después cuando volví sabía que lo iba a hacer de una forma distinta al grupo, que venía con otros partidos arriba igual que los rivales. Son procesos largos en los que se trabaja desde lo psicológico tratando de no volver a recaer en lo mismo.
- Hablaste de algo que conmueve a todo el mundo Nacional, y en los festejos del título se te vio con la imagen de Juan Izquierdo impresa en una remera. ¿Qué sentiste cuando fuiste campeón y miraste esa foto?
- Fue emocionante, siempre pensé que este campeonato no se nos iba a ir, se nos hizo complicado a lo último capaz, pero cuando pita el juez y ya somos campeones fue un desahogo, algo que uno tenía que cumplir por uno mismo sabiendo lo que fue Juan Izquierdo para nosotros, lo que le daba al grupo y las cosas que hablaba. Justo el campeonato llevaba su nombre, entonces teníamos que hacerlo por nosotros y por él. Fue un alivio ver no solamente mi remera, sino que vi el número de él, entro al vestuario y veo cosas suyas y en la tribuna también. Fue un desahogo y un alivio interno.
- ¿Recordás alguna anécdota grata con él?
- Hubo algo que me sorprendió y que después de ahí empezamos a hablar más, porque yo no lo conocía. Juan llegó y fuimos agarrando confianza de a poco. Él me contó que tenía una hija que había nacido el mismo día y año que la mía, era algo increíble. Ahí empezamos a hablar y Juan me contaba bastantes cosas de cómo ser papá y de cómo iba criando a su hija, y yo también iba adoptando esas cosas. Entonces para mí esas primeras charlas fueron buenas porque hablamos de nuestros hijos y eso me marca para siempre.
- ¿Te dio algún consejo puntual para la crianza de tu hija?
- Sí, él tenía su forma y estaba en pareja; y yo estaba soltero, entonces le contaba cosas que iba aprendiendo y él me decía: 'Bueno, es por este lado'. Son anécdotas lindas que voy a recordar para siempre.
- Hablando de tu hija, ¿de qué forma te acompañó en tu proceso de recuperación?
- Uno en muchas situaciones está enojado, con bronca y con mil cosas, pero también tiene la responsabilidad de una niña y de una familia, entonces cuando tenía esos días malos me refugiaba en ese cariño de mi hija y también iba creciendo y conectando con ella de a poco y viendo que va aprendiendo cosas nuevas. Le fui enseñando y me fui adaptando, ese amor a mí me hace muy bien.
- ¿Decidiste recurrir a la psicología como herramienta para la gestión emocional?
- Sí, obvio, yo trabajo con un psicólogo personal y también con el del club, pero yo soy una persona que a lo largo de estos años jugando al fútbol he soportado muchas cosas y las críticas a mí no me afectan tanto. Después el hecho de tratarlo, sí, lo he hecho con la gente del club y con otro psicólogo personal, pero lo más importante para mí era el día a día y la recuperación.
- ¿En qué sentís que te cambió la terapia?
- Más que nada en la gestión de la ansiedad, en querer volver rápido. Capaz al equipo le iba bien, pero no tanto en la Copa Libertadores, y querer ver estos partidos de copa, jugar un clásico y esa ansiedad es lo que en el momento te enoja por desear volver y por los dolores del día a día. Creo que se trabaja más por ese lado, que no te gane la ansiedad, poder volver bien y no tener una recaída.
- En cierto momento Sebastián Coates, Nicolás Lodeiro, Luis Mejía y Diego Polenta recibieron críticas por el tipo de liderazgo y el plantel los respaldó, ¿qué tipo de gestos silenciosos tuvieron ellos en la interna?
- Fueron un montón de gestos y son cosas que quedan ahí. Son cuatro capitanes, y también sumo a Christian Oliva y al Diente López que trabajan en silencio y aportan mucho desde la confianza a los jóvenes, desde el cuidado, desde el hecho que no le falte nada en Los Céspedes al personal de utilería, de limpieza y a toda la gente que labura para nosotros. Son gente que están todo el día tragándose un montón de problemas que son ajenos tal vez, y soportan críticas que para mí son injustas, pero son la cara visible del club también. Son los jugadores que hace más tiempo están, entonces cuando nos va mal le caen a ellos primero y a mí me duele por el trabajo que hacen en el día a día. Ellos aportaron un montón el año pasado con todo lo que pasó y este año también. En lo personal me han motivado un montón, han estado conmigo en todo el proceso de la lesión y cuando volví me dieron la confianza.
- En las últimas semanas hay dos nombres que han sonado fuerte en el mundo Nacional: Luis Suárez y Maxi Silvera, ¿qué concepto tenés sobre ellos? ¿Te gustaría compartir plantel con ellos?
- Obvio, con Luis Suárez todo jugador quiere compartir cancha y vestuario porque es uno de los mejores jugadores de la historia de nuestro país y a nivel mundial. Sería un honor y un espectáculo tenerlo y verlo entrenar todos los días. Y Maxi Silvera es un grandísimo jugador que lo hemos tenido en contra y lo hemos sufrido. Sería un lindo compañero para nosotros, espero que se pueda dar que va a sumar un montón. Son dos futbolistas distintos que van a aportar un montón en caso de que lleguen.
- Subiste un posteo con tu festejo de gol clásico y la canción “Silencio” de Los Tipitos, ¿sentís que te representa?
- Es clarísimo lo de la canción, la había escuchado este año y no la conocía desde antes. La escuché en esos momentos donde estaba en esa situación y escuchaba cosas de acá y del otro lado, hasta ahora hasta lo último, y significa eso: trabajar, dar lo mejor, tratar de no meterse en esas cosas y no declarar, que a veces a mí me hace peor, y escuchar, que lo bueno entra y lo malo va a entrar por un lado y sale por el otro. Me reflejo en eso de la canción, que me gustó y la escucho bastante.
- Se cumplieron 10 años de tu debut, ¿cuál es tu momento más destacado?
- Hay muchos, pero destaco los títulos con Defensor, Liverpool y Nacional y mi primera transferencia a otro país.
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