El abogado Javier Gomensoro (59) fue el primero en lanzarse el agua cuando, a comienzos de setiembre, anunció su candidatura a presidente de Nacional y activó los motores de la campaña electoral.
Se presenta como la opción más lejana al oficialismo, si bien su compañero de fórmula, Eduardo Ache, es algo más moderado y tiene otro "grado" de críticas.
Está convencido de que si su corriente no gana, el club cambiará de posición con los derechos de televisión y promete cambios deportivos, sociales y de comunicación. No tira la toalla con Gonzalo Bergessio, a pesar de que la posibilidad de sumarlo al área deportiva se ha enfriado, y habla de una "reconsideración" sobre el futuro de Martín Lasarte.
-Fuiste el primero en anunciar tu candidatura a presidente de Nacional. Con el diario del lunes, ¿creés que fue apresurado?
-No. Pienso que estuvo bien porque en aquel momento ya comenzaba el movimiento electoral y el haberme anticipado a algunos resultados fue un valor agregado. Nacional podía haberse clasificado al Mundial de Clubes, que iba a ser muy valorado por los hinchas; podía haber tenido una gran Copa Libertadores u otros resultados a nivel local con los cuales, me consta, unos cuantos especularon. De hecho, hasta el clásico, que lo ganamos, no había candidato del oficialismo.
-Quien especuló bastante en la decisión de acompañarte en la fórmula fue Eduardo Ache. ¿Te dolió esa demora?
-No, no me dolió. Sí entendí que hubo algunas consideraciones, sobre todo de algunos grupos que habían juntado firmas y conformado agrupaciones. Se dio un fenómeno de que nadie aceptaba ir de número uno y que también había vanidades y deseos de figurar. Hay gente que no tiene límites en lo que hace a ciertos principios. Nosotros estábamos en conversaciones con algunas personas que luego se fueron para otro lado, pero no por una cuestión de convicciones sino que les daban un mejor lugar en la lista. Creo que yo podré haber sido más o menos apresurado, pero entiendo que el socio quiere propuestas, saber qué vamos a hacer con el Parque, mejoras en el padrón social, que no creemos en las mesas chicas como mecanismo permanente y sí en una democracia con la directiva integrada. El sigilo y los secretos en los negocios son hasta que Nacional pone la firma. Una vez hecho, hay que informar al socio, integrarlo, y si hay que tragarse algún sapo, poner la cara y explicárselo.
-Se presentan como el “verdadero cambio” desde el comienzo. Sin embargo, pasado el tiempo, moderaron el discurso y recibieron reproches en la interna. ¿Cómo lo analizás?
-Yo entiendo que hay cambios que son necesarios en el área deportiva, la atención al socio, las campañas, el Parque Central, pero fundamentalmente en lo deportivo y los derechos de televisión, donde claramente los últimos que hablamos firme del tema fuimos nosotros. Me animo hoy a decirte que si no ganamos (la elección), Nacional va a cambiar su posición. Te lo digo con mucho dolor, pero lo veo claramente. Todas las señales son vacilaciones que han mostrado una ambigüedad en el tema.
-¿Pero la directiva no daba todas las señales igualmente de que no iba a firmar con Tenfield?
-No. Nacional, antes de la última elección de la AUF, estaba a punto de firmar con Tenfield. Cometieron un grave error los grupos del G9, que estaban detrás de Tenfield, al poner de candidato opositor de (Ignacio) Alonso a un socio de Peñarol, Pablo Ferrari, que estaba en la lista de (Ignacio) Ruglio. Ahí Nacional no tuvo más remedio, pero antes estaba tibio, no hablaba del tema. Previo a la asamblea, hubo disconformidad y estaban enojados. Los cercanos al grupo que juntó las firmas trataron de consensuar una moción y trascendió que el club había pedido un informe jurídico para decir que no era vinculante lo que resolviera la asamblea. Y después salió (José) Decurnex a decir que fue un movimiento político. Claramente, estaban queriendo demarcarse. Pero yo tengo las señales muy claras. Son millones y millones de dólares que puede crecer el ingreso del club y nadie lo está incorporando en el análisis de la manera que corresponde.
-¿Qué pensás de cuando Ache dijo hace unos meses que no se sentía oposición?
-Creo que oposición es un grupo electo en directiva que no pertenece a la mayoría. Los que no estamos en la directiva, como Ache o yo, podemos ser críticos. Y lo somos, pero en grados diferentes. Creo que Ache ha enfatizado en algunas cosas, fundamentalmente en la defensa de Nacional con los derechos de televisión, y yo tengo más críticas de la tribuna y de alguien que nunca fue oficialista. No te olvides que Ache fue partícipe de la génesis de la lista 1899, que tampoco hizo todo mal.
-Dame un ejemplo bueno.
-En Los Céspedes se trabajó muy bien y con los palquistas, a los que se les debía y no se les había dado una respuesta, se cumplió. Esas cosas que se han hecho bien hay que continuarlas. Ahora, Nacional tiene muchos funcionarios, muchos gerentes y llamás a la sede y no te responden. No hay respuesta para soluciones de cosas puntuales. No hay atención en el interior, en el exterior. No hay campañas de socios.
-Decurnex y Balbi dicen que se puede ir y pedir la información en la sede.
-No es real eso. Fueron a pedir información integrantes de las listas, que posiblemente gobernarán el club dentro de nada, y no se la dieron. Nacional tuvo una asamblea de socios para aprobar el club social y autorizó una inversión de US$ 4,4 millones, que incluía la compra de un inmueble, y no solo no se compró sino que se disparó a casi US$ 7 millones. Entonces, ¿va a ir un socio cualquiera a preguntar cuánto llevan gastado cuando no informan cosas de ese tipo?
-Ovación informó en su momento que Alejandro Balbi le pidió a Ache que fuera candidato. ¿Te sorprendió?
-Sí, me sorprendió, y capaz que fue una movida no consensuada en el oficialismo. No sé cuan serio fue el ofrecimiento desde el momento en que fue personal, pero acá hay personas que son Nacional. Balbi y Ache son Nacional. Y ojalá a mí hoy o mañana me puedan nombrar y decir que soy Nacional. Hay gente que de repente pierde una elección y desaparece. José Luis Rodríguez no es Nacional. A Ricardo Vairo, con todo respeto, no lo conoce nadie en el club y tiene 67 años. Pero Alejandro Balbi es Nacional. Creo que quiso unir al club, dar una señal de acercamiento. El gran divisor en este tema fueron los derechos de televisión. Pero quiero ser claro: si soy electo presidente, la asamblea va a ser respetada integralmente y va a haber un sólido apoyo de parte de Nacional a esta postura firme del Ejecutivo de la AUF de licitar y obtener el mejor dinero para el fútbol uruguayo, venga de quien venga.
-¿Hoy te sentís más cerca del oficialismo o de Vairo-Perchman?
-Yo me siento crítico del oficialismo. Lejano. Entiendo que han cometido muchos errores, pero que sobre todo no han tenido la autocrítica necesaria para realmente corregirlos. Para mí, ellos estudiaron el padrón, vieron que había más gente joven y quisieron hacer una lavada de cara con una presentación más potable para el socio. Pero, en realidad, dejarían todo intacto en la parte deportiva, reivindicarían todo lo que se ha hecho y nunca hicieron ese proceso autocrítico tan necesario. Del otro lado, Perchman dijo hace tres meses que él podía ser candidato del oficialismo, que le parecía que estaba bien el club, que no iba a ir en contra de Decurnex. Me parece que hizo una lectura de la situación y vio que la gente estaba enojada y se fue adecuando. Está haciendo un discurso amoldado a lo que quiere escuchar la gente.
-¿Pero no está bien escuchar y transmitir lo que quiere la gente?
-Está bien escuchar a la gente, pero no plantarse desde un lugar que no es de convicción sino de autonomismo. Él nunca hizo ninguna crítica de la comunicación, de los socios, ¿y ahora tiene todas las soluciones mágicas? Son todas respuestas que obtiene a partir del clamor de la gente. Me parece que no es un plan organizado, que igualmente es una opción que hoy se presenta como cambio, pero que en grandes áreas está planteando dejar todo como está.
-La 1971 plantea un “plan de financiamiento innovador” para finalizar las obras del GPC sin afectar las finanzas del club. ¿En qué consiste?
-El plan es obtener fondos de FIFA no reembolsables, que se invierten en cada sede mundialista todos los años. Estamos hablando de mucho dinero. El Centenario va a ser sede inaugural, pero Nacional tiene el valor histórico de tener el primer estadio mundialista. Hay un segundo escalón, que es que la FIFA también invierte en campos de entrenamiento, donde hay sedes mundialistas, entre US$ 3 y 5 millones. Eso, en un estadio que está próximo al Centenario, podría ser un plan B. Pero también hay un plan C, que es el cierre integral con codos, una segunda bandeja de la Scarone y cambios en los accesos. Es un proyecto estudiado con equipos técnicos, sólidos, pero es el más caro. Uno mucho menos oneroso es hacer torres en las esquinas, que le darían simetría, quedan muy bien y generan la posibilidad de hacer en cada piso una especie de cine con más de 700 butacas, similar a lo que tiene el Estadio Libertadores de América de Independiente. Si fracasan los primeros dos emprendimientos, necesitamos generar autofinanciación y manejamos la posibilidad de vender a 10 años cada butaca a US$ 5.000, agregando locales comerciales y de gastronomía debajo de las instalaciones del Parque.
-¿En que quedó la propuesta de la gerencia deportiva a Bergessio?
-Él tuvo un tema familiar con una dimensión un poco más importante que la localización y eso complicó la posibilidad. Es un tema que no está agotado, que lo queremos realmente consolidar. No pudimos avanzar más, pero está apoyando este proyecto y seguimos hablando.
-¿Cuál es tu postura sobre el futuro de Lasarte?
-Nuestro respaldo es absoluto hasta el cierre de este campeonato. Con el proyecto presentado por Daniel Enríquez, y consensuado por nosotros, evaluaremos cuál será la persona más indicada. Hoy nos gustaría, por ejemplo, tener como preparador físico-institucional a Tulbovitz y vemos en el cuerpo técnico atributos muy buenos que, quizás, nos dejaron un sinsabor en la competencia internacional y podría ser motivo de reconsideración.