SILVIA PÉREZ
Corría el año 2007 y Tacuarembó había ido a hacer la pretemporada a San Gregorio de Polanco. El técnico era Carlos Manta y como le faltaba un futbolista para formar dos equipos, preguntó en el lugar. Le dijeron que había un jovencito que jugaba muy bien. Es más, el mozo del hotel donde se alojaba el plantel rojo en el balneario era el padre de la promesa futbolística.
Lo llamaron y jugó el amistoso. Manta quedó impactado por la velocidad del muchacho, que en ese momento tenía 15 años. "Y pesaba 20 kilos mojado", recuerda Manta que hoy dirige con suceso al Tacuary de Paraguay. "A este chiquilín hay que cuidarlo", recomendó en aquel momento el entrenador. Y al poco tiempo lo llevaron a vivir a Tacuarembó. Se trataba de Jonathan Ramírez, el veloz delantero que el domingo pasado le anotó dos goles a Peñarol.
BROMAS. Ayer el "Rayo" corría por el Parque Rivera junto al resto de los futbolistas que fueron de la partida frente a los aurinegros. En el estadio Charrúa, mientras tanto, el técnico Guillermo Almada trabajaba con el resto del plantel.
"¿Venís a hacerle una nota al `Rayo`? Mirá que los martes no atiende a la prensa", dijo Pablo Gaglianone al pasar trotando. Las bromas iban todas destinadas a Ramírez, quien se lo tomaba con calma y sonreía humildemente.
"Estoy muy contento en River. Con el grupo que hay, con la calidad de los jugadores y la experiencia. Se aprende mucho y además son todos muy buena gente", dijo un rato después el "Rayo".
"Por suerte el domingo sacamos tres puntos importantísimos que nos permitieron salvarnos del descenso. El grupo lo tenía merecido por el esfuerzo que veníamos haciendo desde el principio, pero los resultados no nos favorecían. Ahora, en los partidos frente a Nacional, Danubio y Peñarol demostramos que somos un equipo muy duro y que los puntos que perdimos no fueron porque el rival nos pasara por arriba sino que creamos muchas chances pero no las podíamos convertir. Hubo pelotas en el palo, se podría decir que estábamos ligando mal", reflexionó Ramírez, quien explicó a su vez, por qué rindieron más frente a los equipos más difíciles. "Porque las buenas canchas se prestan para el juego que tiene River, rápido y dinámico. Además, los grandes dejan muchos espacios en el medio y es lo que nosotros necesitamos para jugar".
ESPONJA. A propósito de velocidad, Ramírez cree que es algo que nació con él, pero también absorbió como una esponja de quienes lo rodearon. "La velocidad la tengo desde chico, y lo otro lo aprendí mirando a los más grandes. En Tacuarembó me fijaba en Aldo Díaz y acá teniendo al "Petete", al "Cacique" a José, al "Mono" Zambrana se aprende mucho. Aprendí a tener más tranquilidad a la hora de definir para sacarle la diferencia al defensa. Levantar un poco la cabeza. Y no sólo irme para adelante sino frenarme un poco y mover más la pelota", reconoció.
Firmó contrato con los darseneros por tres años y todavía le quedan dos. Aunque se siente muy a gusto en River no niega que le gustaría tener metas más importantes.
"En Tacuarembó siempre peleábamos el descenso y ahora en River me tocó lo mismo. Pero por suerte pudimos salir adelante. Obvio que me encantaría jugar en un cuadro grande. ¡En Nacional! Es un sueño que tengo desde chico y ojalá que lo pueda cumplir. Siempre fui hincha, en mi casa son todos de Nacional, menos mi hermano chico que salió de Peñarol", dijo como esforzándose por entenderlo.
Desoyendo los consejos de Almada que le sugirió no dijera de qué cuadro es hincha, lo sigue afirmando. Es que Jonathan mantiene intacta la sencillez e ingenuidad. "Muchos me dijeron que no tenía que haberlo dicho, pero ya está. Es el máximo sueño que tengo y espero cumplirlo. Lo que yo quiero es jugar en Nacional. Después de Nacional lo que venga. Y mi segundo sueño es la selección, porque estuve en una preselección Sub 20 pero no quedé", finalizó.
Pelos y señales
Nacimiento: El 18 de diciembre de 1990 en San Gregorio de Polanco, Tacuarembó. Familia: Es el cuarto hijo de los seis que tuvieron sus padres: María y Óscar. No hay antecedentes de futbolistas en su familia. Cuando era pequeño su padre trabajaba como albañil y hoy es mozo en un hotel de San Gregorio.
Trayectoria: Comenzó el baby fútbol en Mevir a los 9 años. Luego pasó a Wanderers de San Gregorio y a los 15 a las formativas de Tacuarembó.
Debut: Su primer partido en Primera fue a los 17 años frente a Cerro. Lo subió el "Indio" Héctor Molina. Luego se afianzó con Manta. Hace un año que pasó a River Plate.
Apodo: Le dicen "el Rayo". Se lo puso su compañero Nicolás Pereira cuando ambos jugaban en Tacuarembó.