El Mundial se viene encima. Podría decirse que ya, a partir de hoy, tanto sus protagonistas como su entorno universal, entran a hacer el calentamiento. De mil formas. Cada cual a su manera. Entrenando. Planificando. Divirtiéndose. O, también, sufriendo. Y hasta tratando de recoger información y, más aún: si es posible, conocer intimidades, sobre todo ajenas, por aquello de que los rivales también juegan.
En ese sentido, si acaso, Alemania ofrece una ventaja: nada es cerca, pero nada -tampoco- termina siendo lejos. Fundamentalmente por las fáciles y rápidas vías de comunicación que tiene, especialmente los subtes y todo tipo de trenes, ya fuera comunes o expresos.
Por ejemplo, la concentración alemana de Brasil, que es el Kempinski Hotel Falkenstein de la localidad de Konigstein, está próxima a Colonia. El cuartel general de Argentina es el Hotel Herzogs Park de Herzogenaurach y queda a un paso de Nuremberg. Y al solitario búnker de Paraguay se llega desde Munich en no más de media hora y un par de combinaciones ferroviarias, la última de las cuales permite bajarse en la puerta misma del hermoso complejo de la Academia Deportiva de Oberhaching, situado al borde de una autopista que lleva a Salzburgo y Viena.
Todo eso, entonces, y los vínculos que uno ha podido ir tendiendo internacionalmente con el correr de los años, que libran el acceso a algunos de los lugares detallados anteriormente con mayor libertad que si Uruguay estuviera acá y fuera parte interesada en el evento, permiten acceder a un Mundial paralelo. El Mundial secreto. Que no es otra cosa que un cúmulo de informes confidenciales sobre ciertos aspectos de los equipos que difícilmente alguien pueda ventilarlos públicamente.
ACOSO SEXUAL
hasta la concentración de Paraguay en Oberhaching, por ejemplo, llegó el dato de que en la delegación hay gran molestia por la denuncia de acoso sexual de la que es objeto Roberto Acuña tras el partido amistoso que la selección, que dirige "Maño" Ruiz disputó como visitante ante Dinamarca. Incluso se dice que hay un petitorio formal presentado ante la FIFA para que el Experiente volante sea radiado del Mundial, lo que Paraguay -que tiene al futbolista en la lista de seguros titulares para enfrentar a Inglaterra- desestima y descuenta que no se concretará, respondiendo que sólo se trata de una maniobra montada por quienes todos creen que peleará la clasificación con los paraguayos detrás de los ingleses: Suecia.
¡POR FAVOR!
En Königstein, mientras tanto, son pocos los que saben cómo son las profundidades del pensamiento futbolístico de Carlos Alberto Parreira en torno a la conformación y funcionamiento de la selección brasileña. Esto es, en el mundo entero es conocida la polémica popular que hubo -y hay- en Brasil en torno a la integración del equipo, ya que el periodismo y la gente deja de lado toda disquisición de carácter táctico y antepone el deseo visceral de que jueguen juntos Ronaldo, Ronaldinho, Adriano y Kaká, que son todos delanteros netos. Pues bien, el esquemático y pragmático técnico, que es poco querido en su país porque siempre le ha prestado atención a la importancia de la marca y la solidez de la defensa, en las últimas horas reunió a los componentes de lo que todos los brasileños llaman "el cuadrado mágico", y les dijo en forma muy directa: "Van a jugar todos, porque si no a mí matan; pero, ¡por favor, bajen a ayudar, porque si no, miren que nos vamos rápido! ¡Nos echan hasta los japoneses!".
¿AL DESTIERRO?
Es más, lo que quizá sólo sepa alguno de sus más directos y confidentes colaboradores, como el histórico Zagallo, por ejemplo, es que al que más le pide Parreira que se sacrifique es a Kaká, porque sabe que Ronaldinho le puede bajar hasta la mitad de la cancha, pero no más que eso. Y, encima, hay otra forma de pensar del técnico, que la ha dicho por lo bajo y que si "o povo" (el pueblo), en Brasil se entera, lo destierran aunque el "scracht" gane el Mundial: "Yo prefiero que le pase algo a Ronaldinho, en vez de que le pase a Zé Roberto; ese es el que me da todo el equilibrio, sin su trabajo me las vería muy feas".
SE QUIEREN
En los corrillos de Nuremberg, a su vez, no hay grandes temores por el rendimiento de la selección que dirige Pekerman, sobre todo porque parece estar definido algo que a los argentinos los tuvo bastante en vilo durante mucho tiempo: quiénes serían los dos puntas que jugarán en la delantera. La dupla ofensiva será Saviola-Crespo. ¿Por qué? Por la razón del artillero, sin que la misma signifique un menoscabo para la personalidad y autoridad de Pekerman: Crespo quiere a Saviola al lado y Saviola quiere a Crespo. Lo que todavía no tiene el valor de una sentencia es lo que apuntan algunos allegados a la selección albiceleste: justamente eso -que Crespo y Saviola jugaran juntos- es a lo que se negó durante años el polémico Bielsa.
GENERACIONES
En el seno de la selección argentina no hay ningún problema. Al menos, ninguno que haya sido palpable. Sólo surge alguna reserva de cómo operará la división en tres generaciones diferentes que existe en la interna. Por un lado está la camada encabezada por Hernán Crespo, después la liderada por Juan Pablo Sorín y, por último, la de los más nuevos, cuyo representante más conocido es Lionel Messi. Por ejemplo, aunque no lo manifiesten públicamente, en el grupo de los más maduros, se acepta el protagonismo del juvenil del Barcelona, pero se advierte que "todavía no ganó nada". ¡Cuidado Pekerman!
Ir a la casa del enemigo
Hace muy poco, una poderosa cadena televisiva especializada en deportes invitó al técnico de Brasil, Carlos Alberto Parreira, para hacer una entrevista en Buenos Aires. Con "buena onda", el técnico brasileño respondió: "Veinte días antes de un Mundial no puedo ir a la casa del enemigo. Yo no tengo ningún problema, ¿pero qué va a decir la gente?". Y la entrevista se hizo, pero en la Barra da Tijuca, en Río de Janeiro.