El zaguero argentino de Quilmes, Leandro Desábato, pasó ayer a la historia como el primer futbolista procesado por racismo en Brasil, luego de haberle espetado "negro" en la cara al delantero Grafite, del San Pablo.
Desábato fue liberado ayer a las 13.32, tras pagar 10 mil reales de fianza (unos 3.800 dólares) y luego de pasar más de 36 horas en prisión.
La Secretaría de Seguridad Pública de Brasil informó que tras la liberación, el deportista deberá firmar diversos documentos para comprometerse a regresar a San Pablo cada vez que sea requerido en el proceso por "injurias calificadas" que se le abrió.
INSULTOS. Desábato vestía una casaca azul de Quilmes al salir de la delegación policial en el barrio Casa Verde, donde fue insultado por una decena de simpatizantes de Sao Paulo que aguardaron su liberación.
Los abogados de Desábato pagaron la fianza, estipulada por la Justicia para su libertad provisoria. Luego de haber efectivizado el pago, los letrados del argentino subrayaron que la prisión del atleta "fue un abuso, no había necesidad de detenerlo en público, en el medio del estadio y de haberlo mantenido dos días en prisión", sostuvo el abogado Carlos Mendez.
Desábato debe responder por "injuria calificada con agravante de racismo", delito que prevé prisión de entre uno a tres años. Según la acusación del futbolista brasileño, Desábato le dijo "negro de mierda, metete una banana en el culo", al final del primer tiempo del partido jugado en el estadio Morumbí.
En la mañana de ayer, el vice-presidente de Quilmes intentó visitar a Desábato para llevarle alimentos y ropa, pero para la legislación brasileña sólo los abogados y familiares próximos pueden realizar visitas. Ante la negativa de las autoridades, los argentinos se exaltaron y discutieron con la policía en términos airados.
ANTECEDENTES. El caso de Desábato no es el primero que se produce en Brasil.
Conocidos jugadores brasileños, como Paulo Nunes o Diego, fueron acusados de insultos racistas por otros jugadores, pero nunca llegaron a ser procesados por la justicia, ya que no fueron denunciados formalmente.
Inclusive otro argentino, el atacante del Marilia, Carlos Frantini, que vive en Brasil desde hace muchos años, fue acusado este año por el zaguero Fabao, del Sao Paulo, de haberlo llamado "macaco" en pleno partido.
En la actual temporada, el zaguero Wellington Paulo, del América de Minas Gerais, lanzó ofensas racistas contra André Luiz, del Atlético Mineiro. No fue preso, pero recibió una suspensión deportiva de 30 días de la federación local.
Reacciones
Eugenio Figueredo
"No sé si la Confederación (Sudamericana) expulsó al argentino de la Copa. A mí, como vicepresidente, nadie me consultó. Que lo juzgue la ley de un país es una cosa; pero que lo juzgue el deporte, es otra. Es difícil. ¿Dónde está el límite? Creo que se hablará de esto en la reunión de presidentes en Asunción el 28".
Diego Maradona
"No puede ser que el Quilmes quede como el malo de la película cuando en una cancha de fútbol siempre se dijo cualquier barbaridad", sostuvo el astro argentino y advirtió sobre el peligro de que esta situación genere "una especie de guerra entre argentinos y brasileños".
Daniel Passarella
El actual entrenador del club Corithians afirmó que Argentina "no es un país racista. Creo que es uno de los países que tiene más extranjeros, somos todos descendientes de italianos, españoles, hay una colonia grande de alemanes, hay bolivianos, paraguayos, chilenos, uruguayos y también brasileños".
Celso Amorim
El canciller brasileño negó que la prisión de Desábato "pueda afectar las relaciones diplomáticas" entre Brasil y Argentina. "Ese es un problema de la justicia, y debe quedar en la justicia", dijo Amorim. "Yo pienso, igual que lo ha dicho el embajador argentino, que el futbolista debería pedir disculpas".
Anibal Fernandez
El ministro del Interior de Argentina, confeso hincha del Quilmes, salió en defensa de Leandro Desábato. "Cuando hay fricción y semejante nivel de adrenalina en un estadio es común oír esas expresiones. Que esto sea tomado como una política de discriminación racial nos parece un sueño".