"Cata" mandó la penúltima

Walter Roque trajo un mensaje para Peñarol y la Celeste

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JORGE SAVIA

"¿Qué estás haciendo acá? Lo que tenías que hacer, ya lo hiciste", le dijo no hace mucho José Mujica a Walter Roque en el Club Uruguayo de Caracas durante una visita del presidente a Venezuela.

El "Cata", pues, a quien el mandatario -por sus raíces en la zona del Cerro- conocía de sus años de jugador de Rampla en los 50, anda en eso; con la idea del regreso recorriéndole las venas: "Me fui a Atlanta, en Buenos Aires, después de ganar el Sudamericano del 56 y jugar las Eliminatorias del 57. Ahí jugué con Zubeldía, Griguol, Gatti y Errea eran los arqueros, y Artime estaba en sus comienzos. En el 63 vine a Danubio, en el 64 me fui al Cúcuta en Colombia, y después me quedé en Venezuela".

Corrió mucha agua bajo el puente; y la pelota por las canchas, no sólo venezolanas, sino de todo el continente. Porque el "Cata", que a los 74 años sigue igual de bonachón y sencillo que el muchacho que salió de La Teja, tiene un palmarés como entrenador que no es para cualquiera: "En Venezuela dirigí un montón de equipos; entre 1975 y 1985 a la selección, incluidas dos Eliminatorias y dos Copa América; también al Blooming, Oriente Petrolero y la selección de Bolivia; y acá a Nacional y Peñarol por los 80".

borracho. Es, quizá, sino el protagonista, al menos el precursor de la gran evolución que, con el cambio del siglo, ha tenido el fútbol -y sobre todo, la selección- de Venezuela: "Desde hace muchos años integro el consejo técnico que organiza las selecciones juveniles y tanto (Richard) Páez como (César) Farías, se han nutrido con muchachos que formamos nosotros por supuesto; lo que cambió fue la actitud del jugador venezolano, Páez les dio confianza, les hizo creer en ellos. En eso fue el primero, aunque tenía su grupo de jugadores; Farías utiliza más, tiene 2 o 3 en cada posición, casi todos jugando en el extranjero, busca más la competencia por el puesto. Yo hace mucho que les venía diciendo (a los jugadores): "Salta con el otro (el rival), no lo mires como cabecea; y cuando van corriendo juntos, métele el cuerpo. No precisa que hagas foul, tócalo con el movimiento del borracho (e inclina el torso, y sobre todo un hombro, hacia un costado) y verás que se va al suelo".

Ahora vino con la Sub 15 a Fray Bentos, y el domingo se va para Caracas; pero antes dejó un mensaje: "No será fácil para Uruguay el partido de aquí por las Eliminatorias (con Venezuela). Rondón es un Suárez que va contra todo, arqueros, zagueros... y lo mismo el Caracas para Peñarol en la Copa. Hizo un equipo nuevo".

De esa manera, más que dejar un mensaje, antes de irse el "Cata" -que, como era lógico, estuvo de asado en el rancho del Buceo- mandó la vuelta. La penúltima; porque anda con la frase de Mujica recorriéndole las venas.

Nacional: campeón sin corona

Nunca fue de alzar la voz. Habló bajo y pausado siempre. Así, no extraña que Roque simplemente diga -ni siquiera en tono de resignación- que "en la vida hay que tener suerte", recordando cuando dirigió a Nacional en 1986.

Es que Nacional fue campeón uruguayo en la cancha, pues sumó 35 puntos y Peñarol 34. Sin embargo, por las deudas que ambos tenían con sus jugadores, decidieron no presentarse a la primera fecha. Luego, en ella, Nacional quedó libre y Peñarol perdió los puntos ante Huracán Buceo. Así, entonces, pactaron que si al finalizar el campeonato Nacional terminaba con una ventaja de uno o dos puntos, deberían disputar una final, que ganó Peñarol por penales el 6 de enero de 1987.

Igual, "Cata" recuerda que "yo fui el que llevó (a Nacional) a Revelez, Ostolaza, Cardaccio y Yubert Lemos", ni más ni menos que la base del equipo que en 1988 salió campeón de América y del mundo dirigido por Roberto Fleitas: "Con Roberto habíamos jugado en Rampla, éramos amigos, así que le dije: `No toques mucho, que tengas suerte, el cuadro es ese".

El que pagó los premios, ¡le preguntó quién era!l

Hoy, a las 19:00, en el Museo del Fútbol del estadio se tributa un homenaje a los integrantes de la selección que ganó el Sudamericano del 56 en Montevideo.

Ahí estarán Guillermo Escalada, Héctor "Ciengramos" Rodríguez y Walter Roque, por supuesto.

El "Cata" fue tal vez el primer "puntero ventilador", como se les decía en aquel momento a los que, en vez de jugar arriba y contra la raya, bajaban a marcar al medio: "La delantera era Borges, Ambrois, Míguez, Escalada y yo; pero yo ayudaba a Ambrois y al `Polaco` Carranza, que era el Nº 5, mientras que adelante jugaban Borges, Míguez, y Escalada bien abierto por la izquierda".

Otros tiempos. Diferentes. Además, como pertenecía a Rampla, un cuadro chico, Roque no era famoso ni mucho menos: "Solo con practicar al lado de Borges, Míguez, Ambrois, para mí era una fiesta. Después que salimos campeones, fuimos a cobrar el premio a la AUF. Había que hacer fila: jugadores, técnico, kinesiólogo, médico, cocinero… hasta que llegué a la ventanilla y el hombre que pagaba me miró y me preguntó: `¿Y Ud. qué hacía?` Yo le contesté: "Jugaba de puntero".

Algo parecido le pasó cuando Rampla lo vendió a Atlanta: "Pedí licencia en el ferrocarril y cuando fui a ver a Gestido (presidente de AFE, luego de la República) al despacho, no me miró, ni levantó la cabeza. Leyó la carta y me dijo: `Ud. no tiene más nada que hacer acá`. ¡Me echó! ¡También! ¡Justo veníamos de perder las Eliminatorias del 57!" .

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