Boggio, el motor silencioso de Nacional: de empezar el año apartado en Lanús al crecimiento de su valor de mercado

El mediocampista, que forzó su salida de Lanús, se convirtió en pieza central del equipo de Peirano. Sus números destacan su influencia en el ataque del equipo.

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Luciano Boggio llegando al Gran Parque Central con Nacional para enfrentar a Progreso.
Luciano Boggio llegando al Gran Parque Central con Nacional para enfrentar a Progreso.
Foto: @Nacional.

La pelota se fue al lateral y lo aplaudieron no una, sino dos veces. Luciano Boggio se tiró a barrer contra la Atilio García, cortó un contragolpe y la tribuna se puso de pie. Un rato antes, desde el otro sector, a los pies de la José María Delgado, le había llenado el ojo a la gente al sacarle la pelota de las manos a Bruno Hernández, que estaba tirado en el piso, afuera de la línea de cal. Hubo forcejeo, pero el hombre de Cerro Largo cedió y dejó en las manos del mediocampista de Nacional el inicio de la jugada previa al 1-0 de un partido muy cambiante, que cerró con triunfo tricolor.

La escena lo describe mejor que cualquier estadística. Garra, despliegue y lectura inteligente del juego —lo que cualquier volante pretende— es lo que hoy muestra tener Boggio en Nacional, aun cuando al partido pasado faltó Christian Oliva, uno de sus socios corredores del mediocampo.

Las estadísticas también dicen mucho de él: jugó el 90% de los partidos del equipo esta temporada y es el segundo jugador del plantel con más goles y asistencias combinadas en 2025, con 12 participaciones directas, solo superado por Nicolás “Diente” López, que lleva 29.

Luciano Boggio celebra el gol del triunfo de Nacional frente a Liverpool en el Gran Parque Central por el Torneo Clausura.
Luciano Boggio celebra el gol del triunfo de Nacional frente a Liverpool en el Gran Parque Central por el Torneo Clausura.
Foto: Leonardo Mainé.

También sobresale por sus números de GPS, que “rompen” con los parámetros normales de otros futbolistas y lo tienen por encima de la media junto a Nicolás Lodeiro, Diego Romero y Juan Cruz de los Santos, aseguraron las fuentes consultadas.

Ese es el panorama hoy, pero el camino hasta calzarse la 6 de Nacional fue más agitado que este presente optimista. Hubo idas y vueltas con Lanús, intercambios con el presidente Nicolás Russo y suspenso hasta el último momento, aunque sus intenciones desde un principio fueron claras: “Flavio (Perchman) me convenció desde el minuto uno. Me transmitió confianza y me demostró que este paso es lo que yo necesito”, contó sobre el rol del actual vicepresidente en su llegada.

Pese a que Perchman ha repetido varias veces que “las negociaciones no se hacen de viernes para lunes”, con Boggio hizo una excepción. Entre los últimos días de enero y los primeros de febrero —ese último fin de semana—, el dirigente se movió para destrabar los hilos de una operación que se dilató más de lo deseado.

Luciano Boggio firmando contrato en Nacional junto a Flavio Perchman.
Luciano Boggio firmando contrato en Nacional junto a Flavio Perchman.
Foto: @Nacional.

“Desde el momento que esto empezó a sonar fuerte ya me dieron ganas de estar. Flavio me llamó casi todos los días, pero terminé llamándolo yo a él para que se haga”, dijo en su presentación.

Dos meses más tarde, en diálogo con Ovación, el mediocampista de 26 años reveló el detrás de escena: “Yo estaba en Lanús y me escribía un montón de gente. Estaba en duda alguna cosa de números. No había nada concreto. En un momento salí al aire y me llamó el presidente de Lanús y me dijo: ‘no hables más porque no te vas’. Me lo dijo bien igual. Le expliqué que había hablado porque salió en todos lados que yo no había ido a entrenar y no era así”.

Los días siguientes fueron incómodos. “Entrenaba a un costado. Todo fue una locura. Yo estuve esperando varios días para venir, sin saber qué hacer, porque ya le había comunicado al entrenador y a la gente del club mi posición, pero al mismo tiempo entrenaba apartado. Era medio incómodo”, recordó.

Luciano Boggio
Nota a Luciano Boggio, futbolista uruguayo del Club Nacional de Futbol, en Los Cespedes en Montevideo, ND 20250430, foto Ignacio Sanchez - Archivo El Pais
Ignacio Sanchez/Archivo El Pais

El punto de quiebre llegó cuando Lanús enfrentaba a Rosario Central. “En la primera fecha había entrado media hora, no nos fue bien, y en la segunda nos tocó Central en Arroyito. Iba a jugar, pero hablé con el entrenador. Le dije que tenía una gran oportunidad, que quería cambiar de aires. Él y su cuerpo técnico lo entendieron bien, pero el club no tenía intención de dejarme salir. Flavio Perchman hizo gestiones y estaba difícil, pero yo desde mi lugar también tuve que hacer algo. Me peleé con el presidente y al entrenador le dije: ‘mirá, no sé con qué cara decírtelo, porque tenemos buena relación, pero tengo que tomar una decisión. Mi decisión es seguir viniendo y entrenar, pero quiero que esto se aclare’. No le dije ‘no cuentes conmigo’, pero sí que la situación se definiera. Jugar con la cabeza en otro lado no me servía a mí ni a nadie”.

Después de eso, lo separaron del grupo. “Empecé a entrenar medio apartado. No quería jugar con la cabeza en otro lado”, resumió. Ese otro lado era Nacional.

El esfuerzo valió la pena. Desde su llegada, Boggio se transformó en una pieza fundamental para Pablo Peirano, que ahora alterna como interno o mediocampista por derecha, cumple funciones tácticas sin perder peso ofensivo y se convirtió en uno de los jugadores más valorados por el cuerpo técnico.

Luciano Boggio
Nota a Luciano Boggio, futbolista uruguayo del Club Nacional de Futbol, en Los Cespedes en Montevideo, ND 20250430, foto Ignacio Sanchez - Archivo El Pais
Ignacio Sanchez/Archivo El Pais

El mercado también tomó nota. Según supo Ovación, ojeadores de México y Brasil ya han viajado a Montevideo para seguirlo de cerca. Son los dos principales destinos que preguntaron por sus condiciones. Nacional, que lo compró en US$ 960.000 a Lanús por el 80% de su ficha, espera al menos triplicar esa inversión.

En el Parque, mientras tanto, la tribuna sigue reconociendo cada barrida como un gol. Y Boggio, que se bajó del barco en febrero para, en esa misma semana, jugar un clásico ante Peñarol, demostró que hasta el momento la camiseta no le queda grande.

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