Por Diego Domínguez
Efectivo en el primer tiempo y contundente en los minutos finales. Esas son dos de las patas que pintan hoy a un Nacionalque ha ido de menos a más en su juego y que tuvo una notoria evolución futbolística desde la llegada de Álvaro Gutiérrez.

Bajo la premisa de mantener el arco en cero, el equipo adoptó otro estilo. Mucho más defensivo, eso sí, pero también más equilibrado en el mediocampo y sólido en el juego por las bandas. Ganó seguridad y se acostumbró a un método no apto para cardíacos: guardarse un gol para los minutos finales.

Con el corazón en la boca fue cómo el hincha se acostó a dormir hace casi un mes, en aquella jornada nocturna de Libertadores, cuando al borde de la medianoche Nacional le ganó 2-1 a Metropolitanos y regresó con un triunfo de su estreno copero en Venezuela. De manera casi idéntica, y aún más tarde en los descuentos, consiguió derrotar a Independiente Medellín en su casa dos semanas después y, cinco días más tarde, superó con la misma fórmula a Wanderers (1-0).

En el librito de Álvaro Gutiérrez, encontrar un gol tricolor después de los 89 minutos se volvió una sana costumbre. Se trata de un capítulo repetido en cinco de los seis triunfos que lleva desde que regresó al club, a fines de marzo, en un total de ocho presentaciones (79,1% de los puntos ganados).

Foto: Juan Manuel Ramos.

Exceptuando el clásico con Peñarol, el día del empate sin goles contra Danubio y la última victoria del fin de semana (ante La Luz, en el Gran Parque Central), donde el resultado ya era holgado desde temprano, el equipo tuvo el mérito de llegar con resto al cierre de todos sus compromisos con el DT al frente de la pizarra táctica. Así fue que consiguió ganar tres partidos (Metropolitanos, Independiente Medellín, Wanderers) y ampliar el resultado de otros dos (River Plate, Fénix).

En limpio, los números dicen que en todas las oportunidades en las que Nacional hizo goles desde el cambio de entrenador hubo siempre al menos uno marcado en el complemento.

Foto: Estefanía Leal.

Lo bueno en los apuntes de Gutiérrez es que su Nacional no solo se ha visto lúcido cuando el reloj de los descuentos golpea la puerta, sino que también se ha caracterizado por convertir en el primer tiempo. Salvo el clásico y la discreta igualdad con Danubio, hubo apenas una excepción a la regla. Fue el día del triunfo agónico ante Wanderers en el Parque Viera, donde el gol de Diego Polenta cayó al minuto 89.

El resto de las veces en las que el equipo llegó al gol con el Guti al mando del barco también hubo goles en la primera parte. De hecho, desde su vuelta, se registran ocho anotaciones en los primeros 45’ y siete en el complemento.

Estefania Leal/Archivo El Pais

Esos 15 goles a favor, entre primer y segundo tiempo, se contrarrestan con una resistencia defensiva que mejoró considerablemente en comparación a la Era Zielinski.

Entre el debut con Liverpool y el cese con Deportivo Maldonado el argentino dirigió siete partidos oficiales en los que cerró con 11 goles a favor y siete en contra mientras que ahora, en ocho juegos, registra un saldo de +11 (15 a favor y cuatro en contra).