Momentos antes de la entrevista, mientras posaba para unas fotos en el gimnasio Juan Francisco Canil, un puñado de niños que entrenaban detrás suyo se detuvieron a observarlo.
Estaban los que sabían que se trataba de un jugador de Primera y otros que acompañaban la mirada con un cómico movimiento de sus cabezas, de abajo hacia arriba, deslumbrados por los 2,08 metros de altura del Nicolás Martínez (22 años).
En una charla con Ovación, el “Hueso” dijo que Malvín es su “segunda casa”, donde se crió jugando al básquet, y también admitió que extraña esas tardes de práctica en categorías formativas, cuando no iba a entrenar sino a “pelotear con amigos”.
Fue precisamente ahí donde y cuando nació su apodo, básicamente porque ya superaba los dos metros, pero la masa muscular, por razones biológicas, era otra. “Sigo siendo flaco y lo voy a ser toda mi vida, pero antes era más llamativo porque era un flaquito todo largo para arriba”, recordó entre risas.
El básquetbol es un legado familiar: jugaron su abuelo -que también era alto, pero no tanto- y su madre, que defendió al Club Malvín y fue quien lo acercó al club. Nació y aún vive en el barrio, es hincha del Playero desde siempre, salió varias veces campeón como juvenil y también supo bancar al equipo desde las tribunas: “Tengo muchos recuerdos de las finales contra Aguada en el Palacio e incluso fotos de los festejos con Marcel (Souberbielle), que fue el MVP y ahora me tocó compartir plantel. Son esas cosas lindas que tiene el deporte”.

El acondicionamiento físico a medida
Debutó en Primera en la Liga Uruguaya “corta” del 2021: “Fue un embole porque no había gente, pero quedó para la foto. Me cortaron el pelo y me obligaron a jugar con unas colitas en el pelo”. Sin embargo, contó que “el estirón” lo pegó mucho antes y que desde entonces no paró de recibir opiniones sobre cómo debería acondicionar su físico, que tiene claro que es especial.
“Eso lo escuché toda mi vida, que haga pesas, que entrena acá y allá. Pero yo soy consciente que por genética siempre voy a ser flaco, nunca voy a quedar como LeBron. Entonces tomo las opiniones que le sirvan a mi juego, si hago pesas todo el día voy a quedar pesado, tosco, y no busco eso”, explicó.
En ese sentido, que su acondicionamiento físico tiene que ir de la mano de sus objetivos deportivos: “Hace tiempo que hago trabajos personalizados con el profe Gonzalo Díaz para desarrollar mis características de juego, que son correr la cancha, abrirme para tirar... Si fuera un 5 (pivot), tendría que volverme más pesado, pero mi estilo de juego es de un 4 (ala-pivot) tirando a un 3 (alero). Porque para nivel internacional es lo que más sirve, pero todavía me falta desarrollar más el pique, el tiro. Básicamente, porque si podés picar la pelota y medís 2,10, podés jugar del 1 al 5”.
También dijo que trabaja mucho la postura y ejercicios de potencia, que es lo que más usa en la cancha. También que le gustan las comparaciones con Kevin Durant, Wembanyama o Chet Holmgren: “Sé que es en joda porque ellos embocan mucho más —bromeó—, pero es proyectar a hacer lo que ellos hacen”. Sin embargo, su gran ídolo de la NBA es Steph Curry: “De hecho uso el número 30 por él, para mí es el mejor”.

El Metro en Larrañaga, la ilusión de la selección, las semis con Malvín y los elogios de Jamil Wilson
Hoy está jugando La Liga de Ascneso con Larrañaga: “Un club hermoso que me recibió espectacular y ojalá este año (tercero suyo) podamos concretar el ascenso”.
La razón se seguir en actividad en temporada baja: “Porque está la chance de la selección en agosto (AmeriCup en Nicaragua) y quiero estar en ritmo”.
Días atrás se llevó un elogio de Jamil Wilson, rival de Aguada en semifinales: “No le teme al momento ni a la competencia, es un pez grande en un estanque pequeño”, comentó el americano en redes sociales.
kid can play.. not afraid of the moment or competing. he’s a big fish in a small pond https://t.co/r2AB6JBc5e
— Jamil Wilson (@jdwilsonville_) June 9, 2025
“Me tocó marcarlo y fue un desafío tremendo. Es un loco de NBA pero tenía que ir para adelante, y sinceramente me sentí muy cómodo y quedé conforme con mi serie", admitió.
También que "hubo un roce en el último partido" porque le mojó la oreja: "Le metí una tapa y lo miré desafiante, y ahí me arrancó a hablar y en una se me paró cara a cara. Él está enorme, yo qué le iba a decir. Además son los códigos del básquet, es cultura para ellos aunque acá es difícil porque la gente se calienta. Él me hacia goles, yo también, trataba de bancarlo en el poste y él a mí. Fue como una competencia interna que la disfruté”.
Reconoció que el video en redes que lo scouteaba lo sorprendió, pero más el comentario de Wilson, que le dio todavía más repercusión. Después también hubo un comentario de Álvaro Martin, periodista especializado de la NBA, que lo hacen soñar en grande de cara al futuro.
"Ahora estoy pensando en el Metro y en la selección que es lo más cercano, cuando termine el Metro tocará pensar en la Liga. Sí obviamente me encantaría irme en algún momento, pero realmente no tengo apuro, prefiero vivir el momento, ir paso a paso y cuando llegue la oportunidad ocuparme de eso", resumió.

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