Durante el acto de trasmisión del mando realizado en la Plaza Independencia, se percibieron actitudes reñidas con el espíritu pacífico y democrático que cabía esperar de parte de todos.
Mientras el Presidente José Mujica emitía su mensaje, los trabajadores de los medios de comunicación fueron insultados en forma soez por seguidores del oficialismo. De las expresiones menos condenables, rescatamos esta: "Miren que el pueblo está primero ahora, no se olviden, maricas. Los periodistas alcahuetes que se vayan ahora." Agravios gratuitos, fuera de lugar, reveladores de un ánimo violento, que se espetaron en la cara de quienes sencillamente trataban de rescatar lo mejor de la ceremonia.
Asimismo, cuando los ex presidentes Luis Alberto Lacalle y Julio María Sanguinetti, que estaban allí por invitación, con gesto enaltecedor fueron a estrechar la mano del Presidente Mujica, hubo una silbatina que poco parecía tener de espontánea.
Todo esto es chocante para quienes están acostumbrados al mutuo respeto de parte de integrantes de diferentes colectividades políticas. Además ominoso, cuando pensamos en qué puede derivar tal conducta.
Dentro de un par de meses tendremos elecciones municipales y no es ocioso evocar que en anteriores instancias de votación, tanto en elecciones nacionales como departamentales, hubo acciones que fueron más allá del mero insulto. Hubo agresiones físicas contra representantes de los partidos tradicionales y atentados contra sus locales zonales.
Es de esperar que los dirigentes frenteamplistas sepan sofrenar a los prepotentes que militan en su coalición y no los dejen derivar hacia formas de intolerancia al estilo chavista.