LA CLAVE
La independencia del Parlamento a la hora de gestionar los temas presupuestales, tiene cosas buenas y malas. Lo bueno, marca una jerarquización de un poder del Estado que fue nominal en los gobiernos del FA. Lo malo, cierta demagogia con los recursos, como se mostró con la decisión de quitar partidas del INIA para transferir a la UdelaR. El principal sector de la economía vuelve a ser perjudicado en beneficio de una institución que gasta sin ninguna consideración por el contribuyente.