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Esperar

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Ud. sabe lo que es esperar, amigo? ¿Se ha quedado un rato pensando sobre este verbo para que él le diga todo lo que tiene adentro? Quizás para Usted esperar trae la imagen de la antesala del dentista, con revistas viejas, o el mucho consultar el reloj en la estación del ferrocarril. Pero no se quede en eso: esperar es de lo más lindo que hay. Solo superado por una cosa: ser esperado, saberse esperado.

Esperar es tener mañana, tener futuro. Es haber hecho planes y creer en esos planes. Es haber tenido una ilusión y estar dispuesto a llevarla a la realidad.

Esperar es haber tenido un sueño que da sentido a la monotonía de los días parejos y de los gestos iguales, porque cada piedrita que se aporta y cada viaje por el mismo camino de todos los días, va construyendo una vida, va bordando un todo cuyo dibujo empieza a aparecer recién después de muchas puntadas. Esperar es hacer un hijo.

Esperar es saber ver crecer, es haber adquirido la sabiduría, a la vez tolerante y constructiva, para saber ver crecer. Es adivinar en el balbuceo la comunicación plena del mañana y en el gesto chambón la decisión segura del futuro. Esperar es ver en lo imperfecto de hoy el germen del desarrollo del mañana, que será mucho más seguro cuando se ha confiado en él, cuando se ha sabido esperar que le llegue su momento.

Esperar es haberse hecho camarada con el tiempo. El hombre de hoy es enemigo del tiempo: lo estruja para que le rinda cada vez más y nunca está satisfecho, nunca le alcanza el tiempo… No tiene tiempo. Esperar es hacerse amigo del tiempo, y cuando uno es amigo del tiempo, entonces el tiempo le permite paladear y disfrutar una serie de cosas hondas que, sin tiempo, ni llegan a notarse y se nos escapan entre los dedos.

Esperar es tener fuerza, la fuerza del que dura. Y el que dura es el que gana. Pasan rachas malas en la vida de los hombres y en la vida de los pueblos. El que no sabe esperar se desespera y el ventarrón termina por descuajarlo. El que sabe esperar es el que dura hasta que pase la tormenta, y el que dura es el que gana. Esperar es tener tantas cosas dentro que uno nunca está solo y tener tantas cosas por hacer que uno no puede sentir miedo al mañana-

La que sabe esperar como nadie, la que es maestra en esto, es la mujer. Toda mujer es esperar. Mejor dicho: saber esperar. Vivificarse en la espera. Ciencia de la espera. Sabiduría de la espera. Desde la espera de nueve meses, que la pone redunda como una fruta colmada con su promesa inminente, hasta el compás de cada tarde a la espera del marido que vuelve. Espera de la vida y espera del amor. Y, a la vez, creadora de vida y fuente de amor. No hay nadie que espere tanto ni nadie que sepa esperar tan bien como la mujer. Y no hay nada que apuntale tanto interiormente, que reconforte tanto, como saberse esperado. ¡Qué confianza que da! Entre dos personas que se quieren, saberse esperar y sentirse esperados, cada uno por el otro, es la corroboración de un amor. ¡Qué cosa más sólida que saber que allá, junto al fuego, hay alguien que me está esperando! Alguien que en la espera tranquila ya vive la cosecha porque espera con tanta seguridad que es como si ya hubiese llegado.

Si a Usted, mi amigo, no lo espera nadie, no se desanime, no se amargue. Sobretodo no deje de esperar Usted.

Irradiado por Radio Olimar el 17 de octubre de 1975.

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