¿Qué nos traerá el 2025?

Compartir esta noticia

Termina un año que tuvo un buen transcurso, un final que a muchos desconcertó y que dará paso a un 2025 que ofrece más interrogantes que certezas.

En muchos sentidos se puede afirmar que fue un buen año. El Gobierno de coalición de Luis Lacalle Pou llega a su fin muy bien evaluado y mostrando logros importantes en lo social, lo económico, lo productivo y lo educativo. También hay que recordar que se movió con aplomo y acierto en el manejo de las dos grandes emergencias (la pandemia y la sequía), que sacudieron al país durante su período de gestión.

Se trabajó con seriedad y las cosas se hicieron bien y eso permite afirmar que al finalizar no solo el año, sino también el lustro, la valoración es claramente positiva.

El año terminó con alegría para una parte de la población y desconcierto para la otra. ¿Cómo es posible que habiendo gobernado bien y avanzado varios lugares en el casillero del progreso terminaron ganando quienes sistemáticamente se opusieron a todo lo que se hizo?

Por más vueltas que se le de, no hay explicaciones consistentes. Sí las hay en los detalles. Errores en la candidatura oficial, por ejemplo. A eso se suma que desde el punto de vista de estrategia electoral, el Frente Amplio hizo las cosas bien, en especial, en el interior, donde el Partido Nacional se dejó estar de manera incomprensible.

El año que empieza también plantea dudas e interrogantes. Es que, más allá de la innegable empatía y la llegada a la gente que tiene Yamandú Orsi, no desplegó ninguna razón sustentable de por qué había que votarlo. Es verdad que las elecciones en general y la política, en particular, no siempre se mueven por la razón, sino también por la pasión y la emoción. Lo cierto es que durante la campaña, Orsi no dijo nada. Pocas veces se pronunció sobre temas cruciales y cuando lo hizo fue ambiguo. La pregunta es si será así como presidente. Evitar hablar pudo servir como estrategia electoral (aunque más bien parecía una modalidad personal) y por lo tanto recién cuando asuma, el país sabrá con claridad cómo es quien gobernará.

Por último, hay que resaltar que este es un año que culmina con la reforma jubilatoria bien atada. Una ley que quedó firme con un explícito respaldo popular.

Fue una ley que el gobierno se empecinó en procesar y promulgar porque entendía que era su responsabilidad y obligación. Si bien no parecía simpático lo de correr paulatinamente la edad jubilatoria hasta los 65 años, no había más remedio que hacerlo, a riesgo de hipotecar el futuro del país. El tema no podía postergarse.

Durante la ultima etapa del gobierno de Tabaré Vázquez, su ministro de Economía Danilo Astori había dicho que el siguiente gobierno no tendría otra alternativa que hacer la reforma y en los términos en que se hizo. De alguna manera, el Frente Amplio pretendía desentenderse de los costos políticos de esa reforma, pero sabía que ella era inevitable.

Cuando le tocó al gobierno abordar el tema, el Frente Amplio se hizo el distraído, y cuando el Pit-Cnt propuso una absurda reforma constitucional para derogarla, reaccionó con tibieza. Una parte apoyó incondicionalmente la iniciativa sindical y otra se opuso, pero sin hacer mucho ruido para no herir la sensibilidad de los otros. Quienes apoyaban la propuesta sindical podían opinar y juzgar a los contrarios, los otros debían callar.

El objetivo de los sindicalistas era voltear la ley implantando una reforma constitucional inaplicable y que solo auguraba un futuro desastroso.

Una declaración de cien economistas frentistas argumentó en contra de la propuesta sindical pero los candidatos presidenciales, que también se oponían a ella, reaccionaron con tibieza. Es altamente probable que muchos de esos economistas estuvieran plenamente de acuerdo con la ley promulgada por el gobierno de Coalición.

Llevada a plebiscito, la reforma constitucional del Pit-Cnt quedó inequívocamente descartada al ser rechazada por 62 por ciento del electorado.

Afortunadamente entonces, la ley se mantiene en pie.

Sería un acto de inmensa irresponsabilidad y gruesa indecencia que tras el claro pronunciamiento popular, el Frente Amplio desde el gobierno quisiera retroceder sobre lo avanzado. Hubo algunas insinuaciones al respecto, pero no quedó claro si ello es un mero saludo a la bandera o si es lo que realmente pretenden algunos sectores, ciertamente, no los cien economistas.

Es así entonces que termina el año y el 2025 se presenta con muchas interrogantes que solo se responderán a medida que pasen los meses.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar