No hay posibilidad de un crecimiento económico más vigoroso, de prosperar y de mejorar el nivel de vida de los uruguayos, si no desarrollamos nuestras exportaciones. Centrados como estamos tradicionalmente en mirar destinos conocidos, como los de los países occidentales o el chino que ha ganado protagonismo en estas dos décadas, perdemos de vista otros países relevantes que pueden abrirnos la llave a ese tan necesario salto exportador.
Es el caso de Indonesia. Se trata de un país de casi dos millones de km² -que equivale a dos tercios de la Argentina continental, por ejemplo- y con una población de 285 millones de habitantes -es decir, unos 20 millones de habitantes más que la conjunción de Brasil y Argentina-. Su PBI per cápita es algo menor a los 5.000 dólares -el de Uruguay es de aproximadamente 19.000 dólares- y presenta una vigorosa tasa de crecimiento en los últimos tiempos cercana al 5% anual.
En 2023 el por entonces canciller Paganini, acompañado por el ministro de ganadería, avanzaron en las relaciones bilaterales en el ámbito agrícola y en el de la certificación halal. Esto es clave para nuestra exportación de carne a ese destino, y ya el Instituto Uruguayo de Normas Técnicas puede realizar esas certificaciones para Indonesia. Pero, como siempre en nuestra política exterior, el nubarrón que se presenta en nuestro horizonte de apertura es la voluntad conjunta del Mercosur.
En efecto, hay negociaciones en curso entre Indonesia y el Mercosur para avanzar en lo que se llama un “Comprehensive Economic Partnership Agreement” (CEPA), es decir, un acuerdo muy parecido a una apertura general de libre comercio. El problema es que todo avance en este sentido será demorado por la armonización de intereses de los socios del Mercosur. Hay que fijarse, por ejemplo, en el camino propio que siempre marca Chile en estos asuntos: el comercio bilateral entre Indonesia y Chile se ha triplicado desde hace un lustro con el acuerdo comercial del tipo CEPA, que fue firmado en 2017 y entró en vigor en 2019. Un fuerte crecimiento también ocurre en la relación bilateral Perú- Indonesia, también marcada por un acuerdo de libre comercio firmado en este 2025.
Hay que tener claro que Indonesia tiene una probada predisposición aperturista. La semana pasada firmó su CEPA con la Unión Europea (UE), que se venía negociando desde 2016. Hubo sin duda un acicate para ambas partes en este 2025, por la posición estadounidense de cambiar las reglas de juego de las tarifas comerciales. En este sentido también es favorable la visión de Indonesia para una diversificación de provisiones en materia de alimentos de los tipos que provee Uruguay al mundo.
Como para el caso de Mercosur- UE, los europeos plantearon a Indonesia trabas con el pretexto medioambiental como argumento. Ellas complicaron la implementación amplia del acuerdo. Además, hay intereses sectoriales europeos que contrarían esta apertura, por causa de competencias eficientes de productos indonesios tales como calzados, textiles y productos pesqueros. Finalmente, se trata de un acuerdo que deberá ser ratificado por los parlamentos de cada uno de los 27 Estados europeos y de Indonesia para que entre en vigor, más allá de que algunos de sus capítulos puedan comenzar a implementarse inmediatamente.
De nuevo queda claro, en la comparación de aperturas de Indonesia a la UE y a Chile, que las negociaciones bilaterales pueden llegar a ser más rápidas y a lograr más fácilmente los beneficios propios del libre comercio, que las fijadas en torno a bloques en los que, infelizmente para el caso uruguayo, terminan siempre primando los intereses de los socios mayores.
En definitiva, tenemos a un país comercialmente complementario de Uruguay predispuesto a abrir su comercio exterior, de una envergadura demográfica y económica enorme para nuestras exportaciones, y que hace una década al menos que está enviando señales a Sudamérica, como lo muestran sus acuerdos con Chile y con Perú, para desarrollar más vínculos con el continente: ¿vamos a esperar los tiempos y la conveniencia de los intereses de la industria de San Pablo para avanzar en la concreción de un acuerdo de libre comercio con Indonesia? ¿Aceptaremos aquí también la lógica provinciana de patria grande que nos impide ejercer nuestra soberanía en favor de nuestro desarrollo?
Si el gobierno no acelera, que sean los partidos de la oposición los que marquen la cancha y se comprometan a lograr pronto un tratado de libre comercio con Indonesia.