Les dio hasta lástima

Una entrevista que realizó el periodista de El Observador Mateo Piaggio a la secretaria general de Adeom, Silvia Tejera, es reveladora de la papa caliente que el intendente Mario Bergara tiene entre las manos, desde que asumió el 10 de julio.

Es tal cual el chiste gráfico que compartió nuestro compañero Casalás hace unos días: el jerarca cargando con un pesadísimo clavo, sobre el que descansa de piernas cruzadas la exintendenta Carolina Cosse.

Uno de los pasajes más reveladores de la entrevista del diario colega es cuando la dirigente sindical manifiesta que “lo que más escuchamos en los 50 minutos que estuvimos reunidos (con el intendente) fue que no había plata. Nosotros hacíamos esta broma de que casi hacemos una colecta y le decimos ‘tomá, te dejamos para ayudarte’. Porque nos dio hasta lástima”.

Y no podría ser de otro modo.

La divulgación del déficit comunal montevideano fue estratégicamente postergada hasta después de las elecciones departamentales, no fuera cosa que semejante evidencia de administración calamitosa surtiera efecto contra las ambiciones electorales del oficialismo. Son 82 millones de dólares en rojo, de una intendencia que recauda más de dos millones por día, pero no pudo con la adicción al gasto desmedido e irresponsable. Un gasto que no tuvo como objetivo el bienestar de los montevideanos, sino otro más pedestre: allanar el camino a una candidatura presidencial rechazada por la ciudadanía.

Ahora toca a Bergara pagar los platos rotos, pero todo queda en un mismo partido, ya eternizado en el sillón departamental, así que calavera no chilla. Por eso es tan importante conocer este tipo de off the record, lo que la secretaria general de Adeom confiesa haber escuchado en una conversación privada con el principal damnificado.

Se sabe por ejemplo que hay proveedores a quienes se les adeudan servicios: “hemos recibido muchas denuncias de compañeros de empresas tercerizadas, enviados al seguro de paro porque la intendencia no le ha pagado a la empresa”. La penosa situación “se da mucho en las empresas de limpieza, las de áreas verdes y en las cooperativas que son también empresas de seguridad y de limpieza”. Pero igual la dirigente reconoce que “en la reunión con el intendente nos dijo que nos quedáramos tranquilos, que los salarios nuestros estaban”.

Otra vez y como siempre, la mala gestión pública deja tendales en el sector privado (incluidas modestas cooperativas contratadas), pero sin afectar su propia estructura burocrática, que siempre cae parada. Uno no puede menos que evocar aquel tremendo reclamo de Adeom contra la administración Arana, por incumplimiento de un convenio generosísimo que se hizo impagable por la crisis de 2002, pero que terminamos financiando los contribuyentes, víctimas de un tremendo mazazo tributario.

Esa es la paradoja de las tercerizaciones: por un lado, los funcionarios presupuestados abominan de esos proveedores externos, a quienes se les encargan tareas que aquellos son incapaces de hacer eficientemente, pero por el otro, son esas mismas empresas las que padecen en carne propia la inoperancia de políticos devenidos en administradores improvisados, que incumplen los pagos y las hacen trastabillar financieramente.

En otro pasaje de la entrevista, la dirigente Tejera no soslaya una crítica a la nueva gestión: “Bergara nos dijo que se iba a bajar el salario de los asesores (cargos de confianza política) y que iba a haber menos asesores. Las resoluciones no están diciendo lo mismo. (…) Estamos viendo que hay algunos departamentos que incluso subieron asesores, como el de Movilidad, que está por encima de los que tenía Pablo Inthamoussu. En Cultura también”.

A pesar de su pobre performance, el FA sigue reteniendo el gobierno montevideano con base en la llamada “polarización afectiva” de una mayoría relativa de la población de la capital, que sigue agitando la bandera de Otorgués sin mucha conciencia de sus resultados. Esto no impide que quienes no participamos de ese dogma deseemos sinceramente que el nuevo intendente ponga la casa en orden. La pregunta es si esto podrá ser posible, con una mentalidad hegemónica que se siente dueña del electorado y a salvo de cualquier propuesta desafiante.

¿Habrá más piola de la que tirar en los próximos meses y años?

Dependerá del aguante de los sufridos bolsillos de los contribuyentes. Porque mal o bien, no serán los delegados de Adeom los que deban hacer “una vaquita” para ayudar al intendente sin plata. Pero esa colecta existirá (¡vaya si existirá!) y terminaremos pagándola todos.

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