Esta semana observamos, a nivel local, nuevas evidencias de la decadencia ideológica de la izquierda. Es un fenómeno que también se muestra latinoamericano y global: la gente se cansa de una ideología que se llena la boca prometiendo justicia social pero termina siempre defraudando cualquier expectativa. Los académicos de izquierda atribuyen el éxito de las nuevas derechas a oscuras teorías conspirativas, pero la realidad es incontrastable: los pueblos eligen a políticos que tomen el control y ejerzan el mando, como forma de obtener resultados concretos y no de declamar promesas vanas.
En estos días, el intendente Bergara responsabilizó directamente a Adeom de la falta de higiene de Montevideo -algo que sus antecesores trataban de minimizar- y el sindicato le respondió con dureza. El jerarca comunal objetó que hubiera dos paros y 44 asambleas sindicales que afectaron el servicio. Desde Adeom, su secretaria general replicó que las asambleas no fueron tantas y que mejor debería el intendente subsanar las carencias de personal de limpieza, en lugar de haber designado 83 asesores con sueldos de seis dígitos.
Paralelamente, las autoridades de la Facultad de Psicología de la Udelar suspendieron los parciales del segundo semestre de ese centro de estudios, alegando un extravagante “contexto ansiógeno” debido a las movilizaciones que reclaman más presupuesto. Denuncian “un estrés inaceptable para estudiantes y una sobrecarga de tareas para docentes”. El comunicado emitido por el Consejo de esa facultad recuerda al que hizo público una jerarca de Educación Primaria, cuando excusó que durante un día de paro no funcionarían los comedores escolares en que las autoridades “no tuvieron tiempo” de coordinarlos.
Y para agregar una perla más, tenemos la declaración del ministro de Economía Gabriel Oddone en un evento de esta semana organizado por el FMI y la OCDE, admitiendo que “en el mundo hay un auge de una izquierda un poco infantil”.
Vaya si tiene razón.
Sorprende que a nivel de la comuna montevideana, un sindicato de izquierda y un gobierno también de izquierda se estén pasando la pelota para justificar sus falencias de gestión. Impacta que una movilización universitaria de izquierda contra el presupuesto de un gobierno también de izquierda, lleve a las autoridades de una facultad a cancelar el servicio educativo con la excusa de proteger la salud mental de los estudiantes. En realidad, el contexto ansiógeno ahora será mucho más grave para los que dependían de salvar esos parciales para exonerar asignaturas pero, ¿quién se acuerda de ellos? Es más fácil perjudicarlos y echarle la culpa al gobierno.
En la misma línea, resulta inquietante que el ministro de Economía de un gobierno de izquierda asuma públicamente ante los organismos internacionales que su propia ideología gobierna infantilmente.
¿Cómo no van a estar en decadencia en los países del mundo libre?
Se sabe que gobernar es priorizar, asumiendo la responsabilidad de administrar recursos escasos con inteligencia y capacidad de mando. Tratar de quedar bien con todo el mundo es no satisfacer a ninguno. Por eso los pueblos de la región están eligiendo gobiernos que, con mayor o menor nivel de autoritarismo, señalan rumbos claros y el compromiso de transitarlos duela a quien duela. A los uruguayos todavía nos está costando darnos el baño de realidad, pero la negativa evaluación del oficialismo a nivel de las encuestas de opinión parece estar evidenciando un proceso similar a los de Argentina, Bolivia y Chile.
¿Seremos capaces de enfrentar el desafío desde la Coalición Republicana?
Para ello hacen falta ideas claras y liderazgos firmes. Menos bizantinismo interno y más coordinación entre los partidos que comparten valores liberales y republicanos. El objetivo es mucho más que recuperar el gobierno: es generar la confianza pública que el Frente Amplio está perdiendo por su propia impericia.
Ahora es el momento de recorrer el país, no para la tontería de un pase de facturas, sino para convencer de la importancia de retomar el rumbo y seguir transformándolo, como lo iniciamos con la educación y la seguridad social. Que el actual oficialismo continúe mal administrando crisis y buscando culpables. Lo que compete a la Coalición Republicana es empezar a trabajar ya por la recuperación del activo más importante de todos: la confianza de la ciudadanía en que sabemos lo que hacemos y lo vamos a hacer.