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El mundo hacia 2024

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El contexto internacional, como sabemos, es determinante para nuestro país, como lo es para cualquiera relativamente pequeño y abierto. Dado que la autarquía no es posible, y que cuando intentamos alcanzar algo parecido, como durante la estrategia de sustitución de importaciones, nos fue rematadamente mal, debemos estar insertos en el mundo, beneficiándonos de las posibilidades del comercio ampliados, de la posibilidad de que lleguen inversiones del exterior y de que lleguen personas de otros países.

Para nuestro país históricamente han existido dos variables internacionales que resultan claves para explicar nuestro desempeño económico: las tasas de interés y el precio de los commodities. Cuando las tasas de interés son bajas, nos podemos endeudar a menor costo, el diferencial de tasas hace que lleguen más inversiones y más recursos financieros al país y, en términos generales, vemos el movimiento de capitales en el sentido de potenciar nuestro crecimiento. Naturalmente, cuando ocurre lo contrario, es decir, cuando las tasas de interés a nivel internacional son altas, ocurre lo opuesto.

Lo que estamos observando hoy es que las tasas, luego de haberse incrementado sensiblemente a partir del shock inflacionario determinado por la invasión rusa a Ucrania, vienen descendiendo, pero a ritmo lento. Más aún, varios bancos centrales en el mundo están poniendo en pausa sus reducciones de tasas de interés, por lo que es probable que veamos el año próximo tasas todavía relativamente altas, aunque sigan moviéndose en sentido descendente.

La otra variable de gran relevancia para nuestro país es el precio de los principales productos que exportamos. Esta variable es fácil de decodificar; si nuestras exportaciones son pagadas con precios altos ingresan más recursos al país, la cadena de cada uno de esos bienes a su vez se potencia, contrata más trabajadores, paga más servicios, mejores salarios, se recauda más por parte del Estado y, en consecuencia, la rueda de la economía se mueve en un sentido virtuoso. En caso contrario, evidentemente, vamos a tener más problemas. Se invertirá menos para generar las exportaciones, se venderán menos bienes, se tendrán menores o escazas ganancias y tendremos efectos perniciosos sobre el conjunto de la economía.

Este año tenemos precios de los commodities en términos generales cercanos a su promedio histórico, claramente menores que en 2021, cuando la guerra determinó que volaran los precios de la energía y los alimentos pero todavía se sostienen en niveles razonables. En este sentido, dentro de lo que es predecible, podemos esperar que esta variable no juegue especialmente a favor ni en contra en 2024.

Luego debemos observar el desempeño de la región y del mundo, que también es relevante para nosotros. Entre una Argentina que tendrá un año difícil pero con luz al final del tunel, si el gobierno de Javier Milei logra procesar las reformas que ha puesto en marcha y un Brasil que consolida su estabilidad económica y nos dará buenas noticias en términos generales, se mueve nuestra comarca.

Nuestro principal destino de exportaciones de bienes, China, ya no es la locomotora del mundo que fue hasta hace algunos años. Hoy es un país mucho más rico pero que crece a tasas más moderadas, por lo que su demanda de bienes del exterior también crece a un ritmo menor. Es probable, por tanto, que veamos una recuperación de los niveles de exportaciones a China, pero sin que tengan los incrementos anuales del pasado.

Debemos empezar a mirar con más atención al país que viene sustituyendo a China en el rol de impulsar el crecimiento de la economía internacional, India, con el que tenemos mucho para ganar dado que nuestro comercio es casi inexistente. Es necesario estudiar más las demandas de este país que por su población y tasas de crecimiento está llamado a jugar un rol clave en la economía, pero también en cuanto a la política, dado que es la mayor democracia del mundo.

En definitiva, como casi siempre, las variables internacionales no estarán alineadas ni especialmente a favor ni especialmente en contra de nuestro país. Tenemos mucho para ganar aún de una inserción internacional más intensa con el mundo y ese debe ser nuestro camino para mejorar nuestra tasa de crecimiento y alcanzar mayores niveles de bienestar. Poder avanzar en el acuerdo con China, concretar el ingreso del acuerdo CPTPP y que el Mercosur logre finalizar el acuerdo con la Unión Europea serian hitos formidables en esta agenda de desarrollo.

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