Una verdadera injusticia

@|Siendo el nuestro un país democrático donde rigen normas jurídicas que respetan la libertad individual, política, religiosa y en todos los demás órdenes de sus habitantes, debe reconocerse que tal honor también obliga al respeto por todas las ideas y a asegurarse de la veracidad de las informaciones cualesquiera sean, sobre las acciones y el pensar de quienes opinan diferente.

Es por eso que resulta bastante molesto e injusto que dentro del Partido Frenteamplista, se critique continuamente al gobierno por su accionar, decisiones y en todo lo que venga, sin tomar en cuenta que desde el inicio de su mandato, el Presidente Luis Lacalle Pou ha enfrentado muy difíciles circunstancias a causa de la pandemia, de la guerra en Ucrania y de la inflación mundial que ha repercutido en los precios nacionales y extranjeros, distorsionando todo lo que fue su plan de gobierno en la campaña previa a las elecciones nacionales.

Nadie sabe a ciencia cierta si estos hechos no hubieran ocurrido, cuál sería el resultado actual de su gestión de gobierno en todos los aspectos económicos y sociales que debe abarcar como Jefe de Estado.

Tales circunstancias de extrema gravedad, obligaron al mandatario y asesores a tomar medidas extraordinarias, no previstas en un inicio y que el Frente Amplio no escatima en criticar como si se hubieran hecho promesas que no fueron cumplidas, sin que mediara una buena razón.

Por lo tanto, se ha faltado a la veracidad de los hechos, por conveniencias de orden político y electoral.

Como si esto no fuera suficiente, el Frente Amplio no sólo juzga todos estos procederes sino también mantiene una actitud discriminatoria, pues permanecen inmutables con respecto a la política impositiva de la Intendencia Municipal de Montevideo, que aumenta los tributos sistemáticamente por servicios que ni por asomo cumple ni están acordes a los impuestos que nos aplican, argumentando falta de recursos aunque todos sabemos bien que el mayor caudal de recaudación va a los salarios y beneficios otorgados a su personal.

Ante estos hechos, los justos se rebelan. Desprestigiar a un Presidente y su equipo que hace un esfuerzo desmedido por sacar a nuestro país adelante, faltando a la verdad o soslayando una parte, es a mi entender una falta de ética, que la ciudadanía debería juzgar con la rigidez que lo merece.

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