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Una mirada seria

Rosario Pou Ferrari | Montevideo
@|Sobre el patrimonio vegetal de Uruguay.

Después de años de ver cómo aquí y allá aparecen palmeras secas, y más adelante, identificado el causante, que además tiene un nombre común pegadizo “picudo rojo”, un día sí y otro no empiezan a movilizarse públicos y privados.

Es importante primero que nada establecer el valor estético y cultural de todos los árboles del ornato público, propiedad de quien sean… tampoco importa el origen de estos árboles, ya que forman parte de nuestro paisaje, y nada más mirar por mi ventana para ver la “Palma a Juana de Ibarbourou” en homenaje a su autora y parte de su soneto, que dice: Cuando todo se vuelva eterna calma/ Y siga el mar la frágil tierra hendiendo,/ Poco a poco mi espíritu, volviendo,/ Irá a buscar morada en esta palma”.

La sanidad vegetal tiene un protocolo, como la animal o la humana: no se ha cumplido.

Distintas fuentes bibliográficas dicen qué experiencias han sido exitosas en otros países (en España apareció en 1993, y ya existen diferentes formas de control y seguimiento).

En lo que tiene relación con este problema en particular, y su posibilidad de que se extienda a palmares nativos, la rápida respuesta consiste en inocular artificialmente estos individuos, y ver si se desarrollan.

Los árboles tienen su lenguaje propio, pero participan de nuestras vidas; en general acompañándonos en un ciclo vital largo y regalándonos la variación -en el caso de las especies exóticas- que la naturaleza no nos regaló.

A pesar de que los montevideanos en general protestan por las hojas, las flores y los frutos que vuelan… ¿Qué sería de la atmósfera de la capital sin ellos?

Las palmeras a lo largo de las carreteras, en el ingreso a las ciudades, nos marcan hitos que pensamos indestructibles… pero ya no lo son más.

Esperamos que en sus funciones específicas el Estado y los privados se organicen, y así como año a año se frenan invasiones de insectos depredadores de plantaciones comerciales, mediante introducción de enemigos naturales, ahora logremos hacer algo razonable, coordinado y a tiempo.

Dejo para el final la necesidad de realizar una sustitución cuidada de árboles que han alcanzado su madurez, así como podas de formación para que las copas crezcan en forma equilibrada y estable.

Hay mucho para hacer: ¿por qué no se declara emergencia sanitaria por los efectos de este insecto?

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