Bernardo Klimas | Montevideo
@|La seguridad, el salario real, acceso a la salud en tiempo y forma, la educación pública, corrupción en gobiernos departamentales, poca ética en accionar de algún ministro, pandemia, crisis hídrica, etc. En fin, muchas son las variables que pueden afectar la performance final de un candidato oficialista. Pero es claro que la estrategia de los últimos movimientos en las semanas previas al día de la elección tiene también sus efectos. Se tiene especial atención en palabras, gestos, propaganda en los medios, anuncio de medidas, etc. En las últimas elecciones fue evidente el efecto de estrategia final de cada bando. En lo previo se suponía que iba a ser un final muy cerrado y no lo fue.
La prioridad de las campañas eran los indecisos, un electorado de centro que en general es muy apático al sistema político.
Por un lado, el candidato opositor fue muy cuidado en sus entrevistas, evitando las que lo iban a poner incómodo. Recorrió el interior estratégicamente. Su participación en el debate fue muy estudiada y preparada.
Y por otro, el candidato oficialista hacía lo que podía. Los esfuerzos estaban en preservar todos los votos de los votantes extra partido. Pero las circunstancias no lo ayudaron. Y solo quiero resaltar una de estas circunstancias adversas. Los senadores que salieron airosos de las elecciones de octubre y que hablaron constantemente en los medios en noviembre, fueron justamente los candidatos confrontativos. Ejemplo de esto, es el mismo día de la elección. Se dijo: “Somos los vencedores, somos la fuerza mayoritaria, ¡cómo no lo entienden!” O después en spots publicitarios arengando a las masas: “Les ganamos en octubre y les vamos a ganar en noviembre” o en discursos en plazas: “No vamos a tener fugas… al contrario, es el otro candidato que va a tener fugas… solo escucharlo hablar… y tendrá fugas de votantes…ya van a ver”. El candidato fue muy equilibrado pero parte de los dirigentes de primera línea no lo fueron para nada. Esas cosas se preparan, se estudian. Parecía todo muy improvisado… No era el momento para García y Da Silva. Pero o no les dijeron que no hablen o les dijeron y no quisieron escuchar.
De acá en adelante habrá que recorrer el país en todo el período, no al final. Escuchar a la gente, actuar coordinadamente. Ser dialoguista, pero también marcar los errores. Si la preocupación es desmarcarse del resto para cuidar la reelección de la banca, puede que se tenga éxito. Pero el foco debiera estar en hacer una oposición equilibrada, responsable y con la mira en volver a ser gobierno. Un piso de 46% no es poca cosa. Pero se precisa una buena estrategia para ganar.