@|Se cumplió el pasado lunes un nuevo aniversario de la muerte de este distinguido intelectual, historiador y destacado hombre de gobierno del Partido Nacional. Fue el primer compatriota víctima del Covid, enfermedad que nos llevó una vida plena que aún podía ofrecer a nuestra patria su sabio y ponderado aporte.

Fue alumno del gran Pivel Devoto y en el campo histórico, junto a su querida esposa Susana, marcó un rumbo en el campo de la investigación sobre nuestro pasado indígena siendo señeros sus aportes en el importante tema de las raíces guaraníes de nuestra identidad nacional.

Se desempeñó brillantemente como Ministro de la Corte Electoral, convirtiéndose en uno de los hombres de consulta de nuestra colectividad política en esa delicada y fundamental tarea. Aportó no solamente su actividad gubernativa sino que también produjo trabajos de verdadero experto en esa compleja especialidad jurídica.

Si agregamos a su rico historial su desempeño como Subsecretario y Ministro de Defensa Nacional durante el gobierno que tuvimos el honor de presidir, advertimos que estamos ante una vida multifacética, vivida en plenitud y con solvencia en tan diversos campos.

Pero nos permitimos imaginar que lo que más le gustaría al propio Rodolfo recordar sería su condición de docente, de profesor. Su vocación por la enseñanza era notoria en su claridad de expresión, en su meticulosidad argumental y en su paciente capacidad de explicar aún los temas más complejos en todos los campos de su actuación.

Hoy, al final de una campaña electoral a la que tanto podría haber contribuido lo sentimos próximo en sus enseñanzas, en su sagacidad y su sapiencia en el altísimo campo de las garantías del sufragio, en el que fue continuador gallardo de las mejores tradiciones de nuestro Partido Nacional.