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Predicción

Conejo blanco | Montevideo
@| Mi nota podría llamarse “El triunfo de la Democracia’’, porque por sobre sucias argucias y artimañas del candidato del gobierno, (usando a conciencia en forma desmesurada e irresponsable los dineros del Estado para mantenerse en el poder), el pueblo argentino, con tan solo el arma letal del voto de ciudadanos de todos los estratos sociales, eligió a su albedrío dar el salto hacia la libertad y prefirió en forma irrefutable, como presidente, al novel postulante, el economista Javier Milei. Milei triunfó, al frente de su agrupación La Libertad avanza, representando la expectativa de cambio de rumbo que ya habían anticipado las urnas en las elecciones generales previas al balotaje refrendando que tampoco estaría mal si mi nota se titulase “La derrota del populismo’’ o “El fin de dos décadas de corrupción’’ o “La caída del imperio kirchnerista”, pues el resultado de la elección justifica sin discusión, todas esas acepciones. No obstante la titulo “Predicción’’ porque nunca dudé de su triunfo en las urnas. El tsunami libertario arrasó en 21 de 24 provincias, destruyendo toda la estructura clientelista armada por el contubernio de gobernadores feudales, intendentes, sindicalistas, punteros, referentes, periodistas, medios oficiales y políticos prebendarios que se confabularon para implantar una campaña del miedo, plagada de mentiras, chicanas y falsos supuestos.

Toda esa trama, reforzada con planes sociales, bonos, regalías, subsidios y rebajas de impuestos, no fue suficiente para engatusar a un pueblo (tantas veces engañado) que prefirió, despertando de su largo letargo, dar ese salto al vacío y renovar la esperanza de la tierra prometida, la gran Nación que supo ser y Milei, agitando banderas de libertad, les auguraba.

Pocos argentinos y menos observadores y analistas internacionales, confiaban en las fuerzas renovadoras de La Libertad Avanza, optando por repartir preferencias entre kirchneristas y peronistas, por un lado y macristas y liberales por otro, quienes cual niños caprichosos se disputaban puestos de poder, propiciando la desunión destructora (que finalmente lograron). Como apasionado de la política y analítico observador, las elecciones me atraparon ya meses antes de votarse las internas (en Argentina, las PASO) y comencé a escribir sobre ellas desde el 3 de julio donde se publicó mi primer artículo con el título “La lucha por el poder”, donde mi análisis alertaba sobre una fuerza joven que avanzaba con una ideología libertaria, antiestatista y promesas de eliminar la casta política y la corrupción, con un programa disruptivo y de corte renovador que cautivaba a un público diverso, de distintas capas sociales, hastiados de años de robos de ilusiones y esperanzas por sucesivos gobiernos populistas.

Sucesivamente y por medio de 16 notas sobre el desarrollo de las diversas etapas del proceso electoral, fui emitiendo consecutivamente opiniones, a través de las cuales se podía vislumbrar el crecimiento paulatino de las posibilidades de triunfo del candidato libertario, Javier Milei, de sus virtudes y defectos, de sus aciertos y sus errores, ganándome en muchos casos críticas a mi creencia creciente de que La Libertad Avanza ganaría las elecciones.

Mi última nota, publicada el 16 de noviembre se planteaba la pregunta de cuál sería ’’la verdad de la milanesa’’ en cuanto al resultado, sugiriendo a los votantes un acto de constricción antes de emitir su voto pues se jugaban años de un nuevo gobierno y si su voto fuese el erróneo, lo pagarían con cuatro años de más de lo mismo. El consejo fue escuchado, resultando electo mi candidato libertario por un inequívoco margen de más del 11% de los votos y debo aclarar que, en mis artículos nunca lo promoví: solamente escribí emitiendo mi opinión, basada en observaciones y análisis de prensa y medios del país hermano que atiborraron espacios, priorizando sus elecciones sobre todo otro tema nacional o internacional.

Finalmente, sorprendiendo a muchos, triunfó el outsider, el economista libertario, Javier Milei, abriendo el acostumbrado cielo borrascoso para permitir la entrada de esperanzadores rayos de sol, casi olvidados, creando la ilusión de un optimista futuro, con la promesa de una tierra de promisión, revalidando valores que nunca debió perder la rica Nación Argentina. Y hoy, vencido el miedo paralizante y renovada la fe y la esperanza, La Libertad avanza’ al ritmo de la canción de los Pimpinela… se van, se van, y nada puede detenerlos… se van, se van …, consolidando el cambio que una democrática mayoría de ciudadanos argentinos, eligió.

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