Néstor Lioret | Montevideo
@|Si te engañan una vez la culpa es del timador, si te engañan dos veces, la culpa es tuya.
A caballo de consignas sesentistas y palabras ya lavadas en su significado y un montón de promesas incumplibles (ya lo confesaron), el partido Frente Amplio llegó legítimamente al poder. Aspirando a refundar la nación desde sus cimientos, empezando por demolerlos.
Es así que la horda sindical se ensaña atacando la libertad de circulación en el puerto, destruyendo la industria pesquera entre otras travesuras, ante la complaciente mirada del ministro. Por suerte para marzo de 2026, estará el diagnóstico sobre seguridad ciudadana, unas luces. De la educación, botín predilecto del gramscismo, ni hablar.
El colmo se da cuando en un guiño a quienes antes fusilaban en la prisión de Santamaría, se le brinda, a despecho de lo que reza la Sección 2 de la Constitución de la República, a los que sin ningún otro talento ni virtud que pertenecer a una desviación estadística, una tribuna como es nuestro Palacio de las Leyes, a un hombre de barba y en faldas femeninas.
La única voz que se alzó ante hechos similares, fue la del Sr. Ex Presidente Luis Alberto Lacalle Herrera, un estadista en toda regla, al que no lo callan así nomás. En esta ocasión hablando de la equiparación entre la bandera de esta minoría y el Pabellón Nacional.
El resto de nuestros políticos, ¿callan por complicidad o por Ignorancia o por algo que no sabemos?
Me gustaría saber qué piensan los engañados con la musiquita electoral y las promesas incumplibles; quizás el síndrome de Estocolmo no los deja ver.